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Humberto Musacchio

Oceanografía: ¿alguien sabía algo?

 

Hace más de cinco años, el 28 de febrero de 2008, el perredista Alfonso Sánchez Anaya, entonces senador, pidió que se investigara en torno a los contratos entre Pemex y la empresa Oceanografía firmados durante el sexenio de Vicente Fox, pues había irregularidades, como el que se hubieran otorgado por asignación directa pese a que no competían en precio ni en servicio, lo que atribuyó a presiones de los hermanos Bribiesca Sahagún.
De acuerdo con Sánchez Anaya, ya en 2004 el señor Raúl Muñoz Leos, entonces director de Pemex, habría forzado a Luis Ramírez Corzo, quien estaba al frente de Pemex Exploración, para que se otorgara a Oceanografía un contrato para alquilar un barco-grúa a cambio de 164 millones de dólares, diez millones más que otra empresa que competía en la misma licitación.
También en el sexenio de Vicente Fox hubo un día en que se concedieron varias adjudicaciones a Oceanografía por un total de 651 millones de pesos. Como la citada empresa no fuera muy cumplida, alguien dijo que deberían vetarla, pero siguió recibiendo –incluso en el presente sexenio priista mediante su filial Petrodata– contratos de construcción, mantenimiento, rehabilitación e inspección.
Más de la cuarta parte de la flota de Pemex la integran 60 embarcaciones de Oceanografía, que ocupa a 4 mil 459 trabajadores y genera más de 26 mil empleos indirectos. Pese a la omnipresencia de la firma en las operaciones de Petróleos Mexicanos y subsidiarias, a nadie le preocupaba que, por ejemplo, fueran alterados los documentos de la empresa para hacerla aparecer con más ganancias y obtener así préstamos de Bancomext por 30 millones de dólares; de Banamex por 585 millones de dólares, pese a que sus recursos eran de apenas 185 millones, o del banco holandés Rabobank Group por 4 mil millones de dólares. ¿De veras? ¿Los banqueros son tan tontos como para prestar dinero a quien no tiene solvencia? Por favor…
¿Y el Infonavit, permite que una empresa no pague cuotas durante cuatro años? ¿Así nomás? ¿No hay inspección de empresas morosas? Igualmente, habría que preguntar por qué no intervino enérgicamente el Instituto Mexicano del Seguro Social, que detectó más de un centenar de irregularidades en Oceanografía. Quien incurre en tales irregularidades se enfrenta a una maquinaria implacable que puede incluso incautar empresas completas.
¿Y la Administración Portuaria de Campeche, por qué permitió que Oceanografía acumulara una deuda de 50 millones de pesos que equivalen a la sexta parte de su presupuesto anual? ¿Y Pemex    –otra vez Pemex–, por qué no canceló los contratos respectivos cuando Oceanografía no cubrió las fianzas por el alquiler de 14 plataformas marinas?
¿Alguien puede explicar por qué la Federación Mexicana de Futbol permitió que un individuo que le debía a todo mundo adquiriera los clubes Querétaro, de primera división, y Delfines, de la liga de ascenso? ¿Qué no se exige solvencia a los dueños de equipos?
En fin, que ya se prepara todo para echarle tierra al asunto y el pasado 10 de marzo así lo ratificó el hecho de que Emilio Lozoya Austin, director de Pemex, se haya negado a proporcionar información sobre el caso a las comisiones de Energía, Medio Ambiente y especiales de la Cámara de Diputados y que Jesús Murillo Karam, procurador general de la República, dijera que es “un hecho aislado” y apenas un “conflicto entre particulares”.
El caso estará abierto mientras convenga. Lo que importa es que los panistas voten con el PRI las leyes para consumar la privatización petrolera. Nada más.

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