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Estamos viviendo el mejor momento del teatro en Acapulco, celebra el actor Enrique Caballero

Óscar Ricardo Muñoz Cano

De poco a poco se está realizando la profesionalización de la actividad teatral en el puerto; “ahorita es el momento, hay un auge”, reconoció gustoso el actor Enrique Caballero Vela, quien recordó que en sus inicios, hace casi 40 años, había un trabajo muy incipiente pero constante.
Ahora, agregó que “hay un trabajo muy entusiasta, independiente, pero también muy de la mano de las instituciones culturales”.
Caballero Vela, quien entró de emergente a la obra Pesadilla de una noche de verano que dirige José Dimayuga y que se presenta los fines de semana en el Centro Cultural Domingo Soler, refirió que los recientes talleres como los de la dramaturga Conchi León “nos vienen a ayudar muchísimo y resultan un detonante; hay otros esfuerzos, claro, pero sí puedo decir que definitivamente este es el mejor momento del teatro en Acapulco”.
Asimismo, destacó que el puerto ya necesitaba de este tipo de actividades, refiriéndose a las teatrales y al trabajo realizado en el Centro Cultural Domingo Soler, “porque cómo es posible que una ciudad turística que presume tener espectáculos no nos tiene a los teatreros como parte de ese engranaje creando fuentes de empleo para iluminadores, escenógrafos, vestuaristas, actores, directores…”.
Respecto a su trabajo en el escenario, donde representa a un director que pretende montar una pieza de Willian Shakespeare, y donde comparte créditos con Malena Steiner y Leonardo Cuesta, el actor refirió que “si bien uno va adquiriendo ciertas técnicas hay que ser atrevidos”.
Luego de su reciente reconocimiento en el Día Mundial del Teatro, Enrique Caballero Vela aseguró que  “lo agradezco mucho y como dijera mi amigo José Dimayuga: mira, hay que divertirse y sí, es muy divertido…”.
El actor hizo cuentas y recordó que en los 70, y antes incluso, había una carpa teatro llamada Tallita, “y entonces en alguna ocasión fui a ver una función y me gustó mucho esa experiencia y me pregunté si había alguien que hiciera teatro en Acapulco y así fue: el maestro Roberto Ceballos”.
Entre sus primeros trabajos, destacó que “me dieron un personaje (Roberto Ceballos), sin ninguna preparación, para hacer Sumergidos, de H. Stuart Cottman y Le Vergne Saw… Y así empecé”.
Asimismo, que de la mano de Mario Alcántara, egresado de Bellas Artes, montaron Los albañiles; “yo tuve esa oportunidad y me fui a México donde pude contactarme de nuevo con Mario quien me invitó a hacer Abolición de la propiedad, de José Agustín”, agregó mientras revelaba que cuenta con un archivo de material que sería interesante rescatar referente a la historia del teatro en Acapulco y de la historia del Teatro Domingo Soler “y es importante porque mucha gente ha estado en este lugar”.

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