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Dulcificó Miguel Cabrera el contraste del claroscuro de la pintura barroca: curadora

Karla Galarce Sosa

Autoridades estatales y federales inauguraron la exposición La vida de la virgen, Miguel Cabrera y el ideal Novohispano en el Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego ante poco más de 180 personas.
Los asistentes, diferenciados de los invitados y autoridades, porque fueron enviados a sentarse en sillas colocadas en la plaza de Armas de la fortificación a un lado de las mesas adornadas con centros de mesa, escucharon de la subdirectora del Museo de Guadalupe Zacatecas, Violeta Tavizón Mondragón.
Destacó que el valor estético e histórico de las obras de Miguel Cabrera, que fue uno de los pintores más connotados del siglo XVIII.
Informó que Cabrera era hijo de padres españoles y que nació en 1695 y murió en 1768; además que una peculiaridad de su taller, uno de los más importantes del período barroco, fue que había pintores y escultores. “Cabrera pintó las escenas tal cual lo estableció Pacheco en su tratado, El arte de la pintura, del español Francisco Pacheco, con los rostros muy dulces, la piel sonrosada y el uso de colores cálidos, que representaban parte del ideal para las mujeres novohispanas, de tomar como ejemplo la vida de la Virgen María. Es un conjunto característico de la última etapa del barroco del siglo XVIII”. Agregó que Cabrera nació en Oaxaca y fundó en la Ciudad de México un taller de pintura, en el que se formaron pintores célebres como José de Ibarra. “Marcó un estilo estético en el arte plástico, en particular en la pintura barroca, la cual era muy contrastante entre luces y sombras, y la volvió una pintura más dulce, con colores cálidos; además, en muy poco tiempo logró una extensa producción artística, con lienzos de grandes dimensiones, como los que lucen en la Escalera Regia del Museo de Guadalupe, en Zacatecas”, explicó la curadora de la obra compuesta por 14 retablos.
Violeta Tavizón comentó que México resguarda un acervo importante de Miguel Cabrera, en museos como los nacionales de Historia Castillo de Chapultepec y del Virreinato, las catedrales de México y Puebla, y el Museo de Guadalupe, en Zacatecas, al cual pertenece esta serie de 14 óleos, junto con un lienzo titulado La adoración de los pastores y otros dos cuadros de gran formato. Abundó que si bien la mayor parte de la producción de Cabrera fue la pintura religiosa, también destacan los retratos que hizo de la sociedad novohispana del siglo XVIII, al igual que la serie de pinturas de castas.
“Plasmó cada una de las clases sociales, que eran 22, y retrató a personajes connotados de la época, como Sor Juana Inés de la Cruz; cuadros que están bajo resguardo del Museo Nacional de Historia”.
Tavizón indicó que Miguel Cabrera fue el primer pintor que revisó la tilma de Juan Diego en 1751, y cinco años después publicó un estudio titulado Maravilla americana y conjunto de raras maravillas, en el que describe el cuadro y concluye que se trata de una “obra divina”.
“Cabrera era un excelente pintor y uno de los más prolíficos, ya que se conocen alrededor de 600 obras suyas esparcidas en el país y en el extranjero. Para 1756, cuando ocurre el deceso de José de Ibarra (quien fuera uno de sus más destacados aprendices), ya era considerado el pintor más importante de la Nueva España”, concluyó la especialista.
Destacó que la museografía destaca la belleza de las obras del pintor.

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