Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

*La libertad no es como la pintan

Si el próximo gobierno estatal no responde a los reclamos y demandas de la gente y no reivindica el valor político de la democracia, el riesgo de un estallido social en Guerrero será enorme, advirtió, palabras más, palabras menos, el político chilpancingueño Florencio Salazar Adame.
El miércoles pasado, durante un desayuno con el grupo Cuicalli que preside el empresario Adolfo Chávez, el ex embajador de México en Colombia (y ex de varios y relevantes cargos en la administración pública estatal y federal), habló sobre el próximo proceso electoral de 2015, criticando con articulada dureza la descomposición de la cultura partidista y la falta de compromiso social y capacidad política de nuestros gobiernos.
Obviamente, la advertencia de Florencio Salazar incomodó a muchos políticos guerrerenses, especialmente a quienes se sintieron aludidos o el saco les quedó mejor que mandado a hacer.
Sin embargo, a pesar de que algunos se atrevieron a discrepar, pública “pero respetuosamente”, con los dichos del panista, la mayoría eludió cualquier insinuación de debate y prefirió refugiarse en el desaire timorato del silencio. Quizá porque, aunque la advertencia pueda verse como exagerada, dependiendo del cristal con que se mire, lo cierto es que Salazar Adame no la planteó huérfana de argumentos y sustento, tan claros y evidentes como la realidad social que padecemos todos, más los muchos y menos los pocos, pero todos.
En ese sentido, argumentó que para la mayoría de los guerrerenses, sobre todo los más pobres y vulnerables, la libertad tiene un carácter negativo, pues sólo “se les permite” ejercer su voluntad; en cambio, agregó, la libertad positiva se refiere a que los ciudadanos “pueden” ejercerla, al contar con el necesario conocimiento de sí mismos y la capacidad para hacerlo.
Es decir, que la libertad que supone un sistema democrático de poco o nada sirve a los ciudadanos si éstos no pueden, aunque se les permita, por ejemplo, elegir la escuela de sus hijos, comprar una casa, viajar, o decidir el empleo que más les conviene.
La diferencia entre la libertad positiva y la negativa referida por Florencio Salazar, fue expuesta magistralmente en un célebre ensayo de 1958 titulado Dos conceptos de la libertad, del filósofo e historiador de las ideas Isaiah Berlin, quien sostuvo que los dos conceptos no son necesariamente compatibles, sino que pueden y suelen entrar en conflicto.
Para Berlin, la libertad positiva (ser libre para algo) “es el deseo del individuo de ser su propio dueño y de realizarse plenamente. Querer que su vida y sus decisiones dependan de sí mismo y no de fuerzas exteriores. Dirigirse a sí mismo y no ser movido por otra cosa que su propia naturaleza”.
Otro filósofo, el belga Philippe Van Parijs, definió, a partir de la libertad negativa, la noción de la libertad real. Para tenerla, según él, un individuo debe “no ser impedido en la ejecución de su voluntad, y poseer los recursos y capacidades para poder llevarla a cabo”.
En el mismo sentido, Isaiah Berlin sostiene que el ejercicio de la libertad positiva requiere de un “alto grado de madurez y de conocimiento de uno mismo”.
Ahí es cuando la libertad utópica de los sistemas democráticos encuentra sus asegunes, porque la libertad positiva supone la existencia de una facultad autónoma de la voluntad del individuo. Triste e insalvable supuesto libertario para la mayoría de los guerrerenses que carecen de casi todo, cuantimás de facultades autónomas sobre sus voluntades, reos de la pobreza y el abandono, y sometidos inevitablemente a la voluntad de fuerza externas.
Bajo condiciones tan adversas, la libertad individual “permitida” por el Estado parece disfraz engañoso de una brutal tiranía. Visto desde esa perspectiva, el probable estallido social advertido por Florencio Salazar parecería, más que una revuelta con fines subversivos, una lucha libertaria.
Ojalá y don Florencio se equivoque, pero la discrepancia “respetuosa” y el silencio desdeñoso que merecieron de buena parte de la clase política guerrerense, las opiniones y la advertencia del panista chilpancingueño, son signos evidentes de que para los partidos, en la próxima elección sólo se definirá al nuevo dueño del poder y no el futuro del estado.
Otra razón para el pesimismo es el claro afán de no pocas tribus de la izquierda partidista para evitar que Armando Ríos Piter sea el candidato a gobernador por ese partido, a pesar de la clara ventaja del senador perredista en casi todas las encuestas, como la más reciente (14 al 17 de julio) de Consulta Mitofsky.
De acuerdo con los resultados de la empresa de Roy Campos, Armando Ríos Piter aventaja sustancialmente a sus competidores en el PRD y Movimiento Ciudadano con 46 puntos, seguido de lejos por el alcalde acapulqueño Luis Walton, con 10 puntos, el senador Sofío Ramírez con 6, el secretario de Salud estatal, Lázaro Mazón, con 5 y el diputado Sebastián de la Rosa, con 3.
En otro tipo de medición, a la pregunta de ¿quién le gustaría que fuera el próximo gobernador?, independientemente del partido al que pertenecen, el 8.6 por ciento de los encuestados dijo que Ríos Piter, el 1.2 que Luis Walton, 0.5 por ciento que Sofío Ramírez, al igual que el diputado federal priísta Manuel Añorve Baños, 0.3 por ciento dijo que el diputado local tricolor Héctor Astudillo, al igual que el alcalde chilpancingueño Mario Moreno y el delegado federal de la Profeco, Fermín Alvarado Arroyo.
Por eso parece que para los adversarios amarillos y naranjas de Ríos Piter, lo más importante no es que su candidato sea el favorito de sus militantes, sino el más conveniente para sus intereses; parecen pensar que no se trata de que su candidato sea la mejor promesa para los guerrerenses, sino el que les prometa un pedazo del presupuesto.
Por eso, la libertad de la mayoría ciudadana en Guerrero es negativa, porque no cuentan con la capacidad de decidir quién quiere que los gobierne; por eso, la libertad de la clase política es positiva, porque su voluntad pesa y vale más que la opinión de la mayoría.

[email protected]

468 ad