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Prefieren familias del DF el calor de las playas de Guerrero; “el trato es cálido también”, dicen

Karla Galarce Sosa

Decenas de familias disfrutan de las playas de la zona Diamante. Dicen que prefieren el calor de las playas guerrerenses porque el trato es cálido también.
En un recorrido por la franja de arena donde se disfruta del agua en la playa Revolcadero, las familias Carreón, Iturriaga y Conde coincidieron en que la reducción de la cuota en la Autopista del Sol no determinó su visita al puerto.
Las tres familias difieren en número de integrantes y llegaron en vehículos propios, prestados y rentados.
Los Carreón viajaron en una Urvan rentada porque invitaron a sus vecinos; todos se hospedan en una casa de segunda residencia que contrataron por internet en la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio.
Los Iturriaga viajaron en auto propio y se alojan en el hotel Pierre Marqués, mientras que los Conde, una pareja recién casada, llegaron en un vehículo prestado por los padres del novio y trajeron a dos sobrinos.
La familia Conde, mientras se desarrollaba la entrevista se mantuvo atenta a sus sobrinos Karen y Noé, de 6 y 10 años respectivamente, quienes corrían huyendo después de escuchar el estruendo de las olas al romper sobre la arena.
“Nosotros no venimos muy seguido a Acapulco, pero mi suegro nos prestó su carrito”, dijo Javier Conde Dorantes, quien tomado de la mano de su esposa Yareli sonreía.
El carrito al que hacía referencia se trataba de un BMW “de reciente modelo” que se encontraba estacionado en el garaje del hotel, según explicaron.
Ambos afirmaron que la reducción a la mitad en el pago de las casetas para llegar de la ciudad de México al puerto no fueron un factor que les ayudó a decidir si vendrían aquí o visitaran otro destino turístico.
“Nosotros casi no viajamos en coche, sólo que a él (Javier) le gusta conducir”, comentó la esposa, quien lucía un biquini color hueso.
Los Carreón, una numerosa familia que viajó en una Urvan desde Querétaro, dijeron que el peaje de las casetas no es “en sí muy caro”, sino que “nos sale barato porque viajamos en grupos siempre que lo hacemos”.
Don Abel, un hombre que rebasa los 60 años de edad, dijo que ellos sí vienen seguido a Acapulco. Y sólo dejaron de venir cuando las cosas “se pusieron feas con los muertos” hace dos años.
“Ya de por sí Acapulco había decaído un poco, pero a nosotros nos gusta porque aquí nos atienden bien, ya somos clientes de ésta palapa y nos dejan traer nuestras cervezas”, explicó mientras tomaba una lata de Modelo de la hielera –que lucía repleta– y la abría.
Finalmente, la familia Iturriaga, quienes se hospedaron en el hotel Pierre Marqués, dijo que aunque “es una ayuda” el hecho de que se cobre la mitad del monto en las casetas, deben pagar más en la caseta para llegar a la zona Diamante, en la caseta de Metlapil o, pagar el Maxitúnel para evitar un poco el tráfico.
“Se compensa una cosa con la otra, además de que hay servicios que subieron de precio como algunos restaurantes, los precios son un poco más elevados”, indicó Teresa Iturriaga y justificó el aumento en las tarifas de dicotecas o las entradas al cine del centro comercial La Isla.

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