Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Octavio Klimek Alcaraz

Manfred Max-Neef

 

“La economía está para servir a las personas…y no las personas para servir a la economía”.

Este es el primero de los cinco principios para los economistas de Manfred Max-Neef, que se encuentra al inicio de su sitio electrónico.
Max-Neef es el economista chileno que obtuvo en 1983 el Right Livelihood Award, el Premio Nobel Alternativo de Economía, “por revitalizar las comunidades pequeñas y medianas, impulsando la autoconfianza y reforzando las raíces del pueblo” (http://www.max-neef.cl/).
En su biografía presentada en dicha página electrónica. Destaca que Max-Neef, hijo de alemanes, estudió economía e hizo carrera como empleado de la empresa Shell. En 1957 dio la espalda a la industria y se dedicó a estudiar los problemas de los países en desarrollo. Trabajó para organizaciones de la ONU y en diversas universidades de Estados Unidos y América Latina.
Entre los numerosos e importantes cargos que ha desempeñado, Max-Neef fue miembro del Consejo Asesor de los gobiernos de Canadá y Suecia para el desarrollo sustentable, y candidato independiente por el movimiento ambientalista a la presidencia de la república de Chile en 1993. Además, fue de 1994 al 2002 rector de la Universidad Austral de Chile en Valdivia, posteriormente se ha dedicado a la enseñanza e investigación.
Inspirado por el imperativo de E.F. Schumacher, small is beautiful, desarrolló la tesis que denominó economía descalza y desarrollo a escala humana, cuyo modelo definió en los años 80. Parte de que el desarrollo no debe ser impuesto desde arriba, sino que debe nacer desde la base.
Para ello construye una matriz básica con nueve necesidades fundamentales, conectadas axiológicamente con cuatro categorías de satisfacción de necesidades. Las nueve necesidades fundamentales son: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. Las cuatro categorías correspondientes al nivel de las satisfacciones son: ser, tener, hacer y estar. Así, se obtiene una matriz con 36 campos que se trabaja y rellena en un taller en el que los participantes primero buscan las respuestas negativas a esa matriz para luego buscar las positivas. Con ello se logra conocer las necesidades de las personas así como sus verdaderas expectativas de desarrollo para empezar a trabajar desde ahí.
Las conclusiones de este trabajo llevaron a Max-Neef a sostener que no existe correlación entre el grado de desarrollo económico y la felicidad de las personas, lo que le ha llevado a profundizar en otras teorías en los años 90 como la hipótesis del umbral, la idea de que a partir de determinado punto del desarrollo económico, la calidad de vida comienza a disminuir, así como a crear la unidad de medida del “ecosón: la cuota de consumo de energía de un ciudadano que satisface sensatamente sus necesidades básicas sin marginar a nadie”.
Como se destaca en su biografía, “Para los conocedores de las teorías del desarrollo, tales formulaciones no son nada nuevo. En ese sentido, Max-Neef no es tanto un teórico, sino más bien un pensador pragmático sobre lo sensato y factible, que desea inspirar a la gente sencilla de la periferia geográfica y social a desarrollar la iniciativa propia, la responsabilidad y la búsqueda de identidad.
Tampoco es el fundador de una escuela propia del pensamiento, sino que se mueve dentro de parámetros definidos ya por otros antes que él: Schumacher, Kohr, la Fundación Bariloche, la Fundación Dag Hammarskjöld. Max-Neef quiere ser una voz en el coro de los pensadores alternativos, una voz obstinada y alta”.
En el número 44 de la reconocida revista española Ecología Política dedicado a la economía verde se presenta una traducción de la entrevista realizada por Amy Goodman (AG) en 2010 a Max-Neef(http://ecologiapolitica.info/wordpress/?p=748).
Quisiera presentar con espíritu provocador parte de esa entrevista, en especial las palabras de un economista reconocido sobre los economistas.
AG: Si tú estuvieras al cargo de la economía ¿qué harías para evitar otra catástrofe?
MMN: Primero que nada, necesitamos economistas más cultos, que sepan historia, de dónde vienen, cómo se originan las ideas, quién hizo qué, y así sucesivamente. Lo segundo es que un economista se percibe como un subsistema dentro de un sistema más grande que es finito: la biosfera. También entiende que el crecimiento económico es imposible. En tercer lugar, un sistema que entiende lo anterior sabe que no puede funcionar sin tomar en serio los ecosistemas.
Pero los economistas no saben nada de ecosistemas. No saben nada de termodinámica, ¿sabes? Nada de biodiversidad. Quiero decir, son totalmente ignorantes con respecto a estos temas.
Realmente no entiendo en qué puede dañar a un economista saber que si los animales desaparecen él también desaparecerá, porque entonces ya no habrá qué comer. Pero él no sabe que dependemos completamente de la naturaleza, ¿te das cuenta? Más bien ocurre al contrario, para los economistas que tenemos hoy en día, la naturaleza es un subsistema de la economía. ¡Es completamente absurdo! Además, debemos acercar al productor con el consumidor. Yo vivo en el sur de Chile y ésa es una zona fantástica, tenemos toda la tecnología para la creación de productos lácteos de calidad. Hace unos meses estaba en un hotel desayunando. Noté estos paquetitos de mantequilla sobre la mesa. Tomé uno y descubrí que la mantequilla venía de Nueva Zelanda.
Es absurdo ¿sabes? ¿y por qué sucede una cosa así? Porque los economistas no saben calcular costos. Traer mantequilla desde un lugar que queda a 20 mil kilómetros a un lugar en donde se produce la mejor mantequilla, bajo el pretexto de que es más barato, es una estupidez descomunal. ¿No toman en cuenta el impacto que causan esos 20 mil kilómetros de transporte sobre la naturaleza? Por si fuera poco, es más barato porque está subsidiado. Es un caso muy claro entre otros muchos en el que los precios no revelan la verdad. Todo tiene un doble fondo ¿sabes? Si se acerca al productor con el consumidor comeremos mejor, tendremos mejores alimentos y sabremos de dónde vienen. Incluso podrías llegar a conocer a la persona que lo produjo. Se humaniza el proceso ¿sabes? Pero hoy en día lo que los economistas hacen está totalmente deshumanizado.
AG: ¿Cuáles serían los principios que enseñarías a los jóvenes economistas?
MMN.: Los principios de los economistas deberían estar fundamentados en cinco postulados y un valor esencial.
Primero: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
Segundo: el desarrollo es para las personas, no para las cosas.
Tercero: crecimiento no es lo mismo que desarrollo y el desarrollo no necesariamente requiere del crecimiento.
Cuarto: no hay economía que sea posible sin un escrupuloso respeto al ecosistema.
Quinto: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito: la biosfera. Por ende, el crecimiento infinito es imposible y nos lleva al fracaso.
Y el valor esencial para sostener una nueva economía debería ser que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de la reverencia a la vida.
AG: Explica lo que acabas de mencionar.
MMN: Nada puede ser más importante que la vida. Y digo vida, no seres humanos porque, para mí, el centro es el milagro de la vida en todas sus manifestaciones. Pero el interés económico no sólo se olvida de la vida y otros seres vivientes, sino de los humanos. Si recorres esta lista que acabo de mencionar, punto por punto, verás que lo que tenemos ahora es exactamente lo contrario.
AG: Ve al tercer punto, crecimiento y desarrollo y explícalo por favor.
MMN: El crecimiento es una acumulación cuantitativa. Desarrollo es la liberación de posibilidades creativas. Cada sistema vivo de la naturaleza crece hasta cierto punto y después deja de crecer. Tú ya no estás creciendo, yo tampoco. Sin embargo continuamos desarrollándonos, de otro modo no estaríamos dialogando en este momento. El desarrollo no tiene límites pero el crecimiento sí. Y este es un concepto muy importante que políticos y economistas no entienden. Están obsesionados con el crecimiento económico. He estado trabajando a lo largo de varias décadas y hemos hecho muchos estudios. Soy el autor de una famosa hipótesis: la “hipótesis liminal”, que dice que en cada sociedad hay un periodo de crecimiento económico –entendido convencionalmente o no– que trae una mejora en la calidad de vida; pero sólo hasta cierto punto, el “punto liminal”, a partir del cual, si sigue habiendo crecimiento, la calidad de vida comienza a decaer. Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente….
En conclusión, Manfrede Max-Neef es un economista que nos da esperanza con relación a la forma de pensar de los economistas, si no cambian en su pensamiento, más temprano que tarde nos quedamos sin planeta.

468 ad