Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

  Anticipo de una derrota

En su edición de este jueves 25 de febrero, el periódico Reforma publicó los resultados de una encuesta levantada en nuestra entidad sobre las preferencias electorales de los ciudadanos guerrerenses acerca de la elección del 6 de febrero de 2005 por medio de la cual se definirá quién será el próximo gobernador del estado. Ya en su número de este viernes, El Sur dio detalles de este trabajo por lo cual no nos vamos a detener en éstos.

Sin embargo, me gustaría comentar algunas cosas relacionadas con los resultados de esta encuesta que da a Zeferino Torreblanca una ventaja de cinco puntos porcentuales. En primer lugar, los resultados de este trabajo son altamente confiables, pues a lo largo de este año, y en procesos electorales anteriores, Reforma nos ha informado de encuestas levantadas en diez entidades del país en donde hubo comicios para elegir gobernador y en ninguno de ellos se equivocaron, pues la metodología utilizada y descrita por Ricardo Castillo en El Sur, es muy acertada.

En segundo lugar, quiero destacar que las preferencias por la candidatura de Zeferino Torreblanca vienen de las zonas urbanas de la entidad, es decir, de las principales ciudades del estado como Acapulco, Iguala, Zihuatanejo y Acapulco, principalmente. Pero también de lugares como Coyuca de Benítez, Petatlán, Chilapa, en donde se concentra la mayor parte de los poco más de 2 millones de electores que están inscritos en el padrón electoral de acuerdo con el último corte efectuado a fines de octubre. Aún más, en zonas rezagadas de la entidad como La Montaña, existe una gran simpatía por la candidatura de la coalición Guerrero Será Mejor.

En tercer lugar, es relevante señalar que la candidatura de Torreblanca esta avalada por la mayoría del electorado no partidista, el cual representa el mayor segmento de la población, ante el desprestigio en el cual están inmersos los partidos políticos. En este punto, habría que tomar en cuenta el comentario vertido por el propio Zeferino, de que en la comparación de candidato a candidato y no de partido a partido, él resulta mejor evaluado por la imagen de honestidad y capacidad que tiene para gobernar.

Una cuarta apreciación sobre el resultado de la encuesta, es que Zeferino tiene el respaldo de los ciudadanos con mayor escolaridad, que tienen más elementos para comparar las capacidades y virtudes de cada uno de los aspirantes a gobernarnos. El candidato priísta, por su parte, recibe el apoyo de los guerrerenses a quienes se puede engañar y manipular con mayor facilidad, y en esto consiste la mayor parte de la estrategia de este partido, pues saben muy bien que los electores con más estudios y mejor informados son más difíciles de convencer de que el aspirante Héctor Astudillo sea la mejor opción para gobernar Guerrero, por todo lo que representan los gobiernos emanados del PRI que mal han hecho las cosas en la entidad y que mantienen a ésta en la ignorancia.

En quinto lugar, es importante puntualizar, como está expresado en la encuesta, que el ánimo de un cambio en la entidad es la razón principal por la que sufraga el 32 por ciento de los electores. Y en este aspecto también Zeferino cuenta con la simpatía de quienes sufragaran en los comicios de referencia, pues nadie en su sano juicio esperaría que el candidato priísta impulse cambio alguno que sirva para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los guerrerenses.

Aunque en los resultados que nos aportó la encuesta de este diario de circulación nacional no viene señalada la característica de la pobreza como factor a considerar, pero que también cuenta, es seguro que algunos de los más pobres de la entidad apoyan al candidato Astudillo Flores porque han recibido de éste despensas y otros bienes adquiridos con los recursos del erario público.

Por las razones antes expresadas, los resultados de la encuesta de Reforma son el anticipo de una derrota para quienes han hecho del estado de Guerrero un territorio en donde la mayoría de sus pobladores viven entre la pobreza y la miseria.

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