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Federico Vite

Novelista con bluff

La mayoría de las figuras nacionales con obra traducida en países europeos son escritores ya difuntos. Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Juan Rulfo, apellidos que aún tienen lectores en Alemania, Francia e Italia. Nombres con un trabajo respetable y quienes actualmente compiten con la banal y espectacularmente promovida Isabel Allende, una mujer que está por todas partes, en diversos idiomas, con una presencia avasallante, abrumadora. Es aquí, de nueva cuenta, cuando la presencia del agente literario se hace indispensable, no porque se tenga, o deba, convencer a los lectores de que ciertos autores son buenos, sino por el requerimiento simple de una empresa enorme como la editorial. Sigo preguntándome, ¿qué ofrece Isabel Allende? De veras, ¿qué se propone escribiendo recalentados con cucharaditas de feminismo?
En Roma, la presencia de una novela titulada Il gioco de Ripper, publicado por la editorial Feltrinelli este año, promete una versión renovada de Allende, quien se ha encargado de gastar las tramas anodinas de la aristocracia latinoamericana y ahora ingresa en un género que no la necesita: el thriller. La novela, en general, es una mezcla de Gone girl, de Gillian Flynn, y Lo mejor de mí, de Nicholas Sparks. El andamiaje del relato es una presunta renovación de Jack, El Destripador, pero la potencia de un fantasma como el referido se desvanece con el regodeo verbal de una creación sin propuesta alguna, escrita con pudor e ingenio adolescente.
Los personajes fueron aventados a la trama que necesitaban los editores para vender a tontas y locas este pequeño ejercicio literario que parece haber sido escrito por un valiente mozalbete con pocas lecturas sobre literatura negra, género al que Allende ingresa débilmente, con una aparato de publicidad enorme, insisto, pero con poca literatura. El aplauso, de nueva cuenta, es para su agente literario: Carmen Balcells, quien luego de fusionarse con Andrew Wylie, funda la agencia Balcells y Wylie.
Chequemos los personajes, definidos con las palabras de la autora. “Indiana, atractiva bohemia y de espíritu libre, sanadora especialista en Reiki y aromaterapia, quien pese a llevar tiempo separada, sigue reacia a comprometerse con alguno de los hombres que la desean: ya sea Alan, el rico vástago de una de las familias más importantes de San Francisco, o Ryan, un enigmático y traumatizado Navy SEAL. Si Indiana suele buscar el lado bueno de las personas, Amanda, siempre fascinada por el lado oscuro, tiende a ser más como su padre, inspector de policía. Brillante e introvertida, esta estudiante del último año de instituto anda siempre con una novela negra bajo el brazo al tiempo que lidera Ripper, un juego de rol que comparte con su abuelo y con amigos de todo el mundo. Sin embargo, todo se convulsionará cuando, tal como predijo la astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes sacuda la ciudad. Amanda, con la ayuda inestimable de su abuelo y de todos los miembros del juego de Ripper, ejercerá de maestra de ceremonias para ayudar en la investigación de los asesinatos. Con la vida de su madre en vilo, Amanda deberá resolver, antes de que sea demasiado tarde, el misterio más complejo de su vida”. Notan las dosis de amor, rebeldía, diversión, unión familiar y todas esas patrañas de esta novelista que de verdad, no es mejor que Wendy Guerra, Mayra Santos-Febres ni Cristina Peri Rossi. ¿Les parecen familiares esos nombres? ¿Por qué la presencia de Allende es mucho más fuerte que la de las escritoras mencionadas?
La razón por la que El juego de Ripper se publicó en 24 países al mismo tiempo es la misma por la que hoy estamos hablando de ella, el agente literario le ha abierto un camino que Allende no ha podido lograr con sus propias manos. Y está bien, para eso contratan a los agentes. Aunque la clave oscura en esto es la cínica intención de vender libros así, a lo loco, a quien se pueda, no porque esté mal ese hecho, sino porque la calidad, al estandarizar un texto con un poquito de aquí y un poquito de allá, baja.
Les recuerdo que Balcells también fue agente de García Márquez. Él e Isabel Allende son los escritores hispanos que más venden. Allende ha cobrado como anticipo de Hija de la fortuna 1 millón 300 mil dólares por sus derechos en todo el mundo de habla hispana. Plaza & Janés debía vender 400 mil ejemplares de la novela para cubrir gastos y lo ha hecho: lleva 268 mil en España y 225 mil en Sudamérica. Desde hace 10 años, Isabel Allende es negocio seguro. No hay duda. Que tengan buen martes.

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