Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Toledo Manzur

La exigencia social al proceso electoral de 2015

 

Se termina un año que fue fuertemente influido por los dramáticos acontecimientos de Iguala que constituyeron un parteaguas en la vida política y social de Guerrero y del país, ya que mostraron la seria crisis política y de seguridad que nuestra sociedad vive. Parece que el año cerrará con la tristeza de que no hayan aparecido aún 42 normalistas y sin que el gobierno haya podido dar una versión completamente creíble de los acontecimientos que ocurrieron a finales de septiembre. Las intensas movilizacines llevadas a cabo en nuestro estado, y a nivel nacional e internacional han despertado una nueva energía de la sociedad que está ya cansada de la realidad que vive.
Los impactos de esta situación de crisis han sido considerables, y auque entre ellos se puedan destacar algunos de carácter positivo como el despertar de la conciencia ciudadana y la movilización social, lo más lamentable sigue siendo la tristeza y el dolor de los padres y familiares de los desaparecidos, que expresan tambien el pesar de muchisimos otros ciudadanos que se han visto afectados por el clima de inseguridad e impunidad que, por desgracia prevalece en nuestra entidad. No se sabe a ciencia cierta cómo se desenvolverán los acontecimientos en el futuro, pero la presentación de los desaparecidos, el esclarecimiento de los hechos y el castigo a los responsables seguirán siendo las demandas fundamentales que no serán abandonadas hasta que no sean satisfechas a cabalidad.
El movimiento surgido a raíz de esos acontecimientos asimismo ha influido fuertemente en la vida política del estado, cuyas circunstacias han cambiado drásticamente. Aunque el proceso electoral para renovar gobernador, diputados federales y locales, y ayuntamientos ya ha iniciado formalmente, existen voces dentro del movimiento que han manifestado que las elecciones se deberían suspender y han realizado acciones de hostigamiento en contra de varias de las oficinas de las intituciones electorales, lo que hace que la realización de lo comicios estén realmente en entredicho. Es verdad que a pesar de los importantes avances logrados, como son el tener comicios creibles, desarrollar un sistema de partidos y la existencia de la alternancia en el poder, en realidad la democracia electoral que hemos vivido recientemente ha tenido fuertes limitaciones para realizar las transformaciones profundas que la sociedad necesita, y se ha convertido más bien en una forma de acceso a privilegios y prebendas por parte de la burocracia política, sin que se vean claros los beneficios a la ciudadanía. Sin embargo, la suspensión o cancelación de las elecciones no representa de ninguna manera una solución, sino por el contario sería un serio retroceso político.
Las limitaciones de la democracia electoral son evidentes en Guerrero si se evalúan los impactos logrados en los dos últimos gobiernos que han emanado de un partido de izquierda, como es el PRD. Sin duda, han existido avances importantes en el proceso de transición política que ha vivido Guerrero y que ha venido transformando sus estructuras polítcas a partir de regímenes francamente caciquiles hacia el desarrollo de procesos que caminan rumbo a la democracia; no obstante estos avances, los impactos sobre el mejoramieto de nivel de bienestar de la población en general, y especialmente de los más pobres, no se han visto. Los niveles de pobreza, marginación y depresión económica se han mantenido en los últinos años e incluso en algunos casos han empeorado; la corrupción en el sector público se mantiene como una terrible lacra y la situación de inseguridad e impunidad se ha hecho cada vez más grave hasta estallar con el asunto de Ayotzinapa.
Por ello, más que demandar la suspensión de las elecciones de 2015, lo que debería de reclamarse con intensidad es que el proceso electoral asumiera los retos que Ayotzinapa ha puesto en la agenda política estatal. Esto es aún más válido para los partidos que se reclaman de izquierda, ya que a ellos les debería corresponder desarrollar las directrices de un proyecto de transformación radical de la sociedad guerrerense. Las movilizaciones sociales están reclamando precisamente que exista un aceleramiento de los proceso de transción politica para que realmente se generen cambios profundos.
El PRD llevó a cabo hace una semana su consejo estatal y ya ha expedido la convocatoria para la selección de sus candidatos, entre ellos el de gobernador, lo que realizará en un consejo electivo a finales de enero, con base en resultados de encuestas. Es verdad que se requiere tener cuidado de que en la selección de los candidatos se asegure que estén limpios de vínculos con el crimen organizado y de cualquier tipo de antecedente ilegal. Pero esto no es suficiente; se requiere además que asuman un compromiso con la demanda del movimiento social de llevar a cabo una transformación de mayor envergadura política y social. Deberán asumir demandas más radicales, como dar más poder a la sociedad y menos a la burocracia, más espacios de participación ciudadana, confluencia verdadera de instituciones gubernamentales y movimiento social, autonomía popular. Con respecto a la coyuntura inmediata, a excepción de las acciones de violecia e ilegalidad, el candidato que emane de la izquierda debe reivindicar completamente las demandas del movimiento de Ayotzinapa, apoyar al 100 por ciento a los padres de los desaparecidos, hacer suyas las demandas de los maestros para acordar y llevar a cabo una reforma educativa específica para Guerrero y, con el consenso de los maestros, erradicar la corrupción, y en general deberá plantearse el establecimiento de un verdadero gobierno de izquierda que, basado en el poder popular, efectivamente logre impactos en la elevación generalizada del bienestar y la erradicación de la pobreza.

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