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Héctor Manuel Popoca Boone

Sí a las elecciones

Parte fundamental de la historia de México fue la consigna política “Sufragio efectivo, no reelección”, enarbolada por el mártir de la democracia, Francisco I. Madero. Con ella convocó a los mexicanos a desconocer la dictadura de Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910. En 1911, se realizaron nuevas elecciones donde triunfó Madero, poco después fue mandado asesinar por el general Victoriano Huerta para entronizarse en el poder mediante un golpe de Estado en 1913.
La Revolución Mexicana le costó a México poco más de ¡un millón de vidas! La mayoría de ellas usadas como carne de cañón. Hubo un desplome de la economía con la consiguiente hambruna social, además de una ingobernabilidad permanente fincada en los fusiles de diferentes caudillos de diversos bandos, en diferentes regiones y en diversos tiempos. Fue un costo demasiado alto conquistar un régimen de democracia y no de dictadura.
Con la Constitución de 1917 surge nuestra democracia teñida de sangre desde sus inicios. Carranza, Obregón, Serrano… hasta Colosio, vieron cegadas sus vidas, al igual que muchos de sus seguidores y simpatizantes, al tratar de acceder o mantenerse en el poder mediante el voto de los ciudadanos. En el año 2000 terminó el régimen presidencial de partido único (PRI), mismo que duró 71 años con una fachada falsamente democrática, sostenida con el fraude contumaz, amañado y periódico de las elecciones.
Durante la llamada “dictadura blanda y perfecta”, surgen guerrillas con el propósito de derrumbar el régimen político prevaleciente. Sin lograrlo, queda como saldo un sin número de personas encarceladas, torturadas, desaparecidas y asesinadas, en varias partes del territorio nacional.
Aunque en forma accidentada, con irregularidades y poca pulcritud, podemos afirmar que en México se ha dado la real alternancia pacífica en el poder a través de las elecciones. Hoy en día se respeta, no sin dificultades, el derecho del ciudadano a votar y a ser votado. Por la exigencia-presión del pueblo se han erradicado vicios que antes estaban sumamente arraigados, tales como el “embarazo” o el robo de urnas, el acarreo masivo de electores, la alteración del padrón electoral o el falso conteo de votos, entre otras lindezas.
En este vía crucis de la democracia mexicana, aún tenemos mucho que enmendar y resolver, como es la inequidad de los recursos aplicados a las campañas, la partidocracia comandada por una runfla de políticos corruptos y mafiosos, la financiación exorbitada de los comicios en un país de pobres, la intromisión y cooptación de lo gubernamental por la delincuencia organizada, la inveterada compra de los votos y la impunidad con que se protegen todos los ilícitos anteriores.
Establecer los cimientos y el andamiaje de nuestra todavía imperfecta democracia ha requerido un enorme esfuerzo de los mexicanos. Los avances obtenidos son patrimonio colectivo. No debemos destruirlos sino seguir perfeccionándolos porque son la única garantía de paz en el acceso al poder, dirimir civilizadamente la litis política y el señorío de la democracia como estilo pacífico de convivencia social.
Hoy, impedir el voto electoral va contra el derecho conquistado por el pueblo de elegir democráticamente a sus gobernantes y representantes populares. En otras palabras, es  conculcar la posibilidad de vivir dentro de un régimen democrático a manos de unos pocos en perjuicio de todos.
Insisto, no es conveniente tratar de impedir las elecciones de 2015. Es lo mejor de lo peor que tenemos para el cambio y el progreso social. La alternancia pacífica en el poder sólo se logra con el voto. En lo personal, convoco a acudir a las urnas a votar y plasmar en nuestra boleta electoral el número 43, como señal política de nuestro repudio a la corrupción sistémica y la desaparición forzada de los jóvenes normalistas.

PD. “Ya me comprometí con mis amigos que están en prisión para sacarlos. Los vamos a sacar para que se reincorporen a su comunidad, para que se pongan a trabajar y nos ayuden aquí, en el trabajo de todos los días”. Rogelio Ortega Martínez, gobernador de Guerrero.

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