Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge G. Castañeda

¿Quién sacará nuestros trapitos al sol?

Tendremos que esperar unos días o semanas para saber si los alegatos sobre las propiedades de la familia Murat en Estados Unidos, incluidos en la serie de The New York Times sobre Torres Secretas, dedicada a las compras inmobiliarias de magnates o personajes políticos del mundo en Manhattan, son ciertos o no. Hasta ahora las versiones de José y Alejandro Murat, si bien refutan el espíritu del reportaje de The New York Times, no difieren mucho de los hechos reseñados por el mismo. La diferencia estriba en que los oaxaqueños argumentan que las propiedades vinculadas a su nombre pertenecen a distintos familiares. Los Murat dicen que eso fue por razones financieras; The New York Times dice que fue para encubrir la compra.
Los reportajes se centran en un punto: no existe en Estados Unidos la regulación, el compliance, y la vigilancia en materia de inversiones, bienes raíces, que sí existen para inversiones en bolsa, cuentas de banco, etcétera. No hubo un intento del diario, que lleva más de un año trabajando en esta serie, de golpear al PRI, a Peña Nieto, o a México. Sólo ilustrar su tesis con ejemplos.
Pero lo que es más interesante en México, que si los Murat tienen o no tantas casas o que si el ex gobernador Fidel Herrera también posee un condominio de gran lujo, es otra cosa. Rascándole, es decir, dedicándole tiempo, recursos y perseverancia a la búsqueda se encuentran cosas. Lo que se encuentre puede ser legal o ilegal, de acuerdo con leyes mexicanas o del tercer país; moral o inmoral, de acuerdo con los criterios de hoy, o los usos y costumbres de antes; aceptable o no según la coyuntura mexicana: normalidad o crisis.
Pero buscando se encuentra. Se lo propuse a Fox en abril y junio de 2001, no quiso ni que México investigara ni que contratara una empresa internacional. Quizá se deba al mal sabor de boca que dejó en la sociedad mexicana el último intento, cuando José López Portillo le encargó a mi querido y finado amigo Fausto Zapata la caza de los sacadólares después de la devaluación del 82. No supe que encontró Fausto; sí recuerdo el precio que pagó López Portillo. Sin embargo, que no lo haga el gobierno no justifica que los medios, los partidos de oposición y el Congreso tampoco lo hagan. Si no, ya vimos que medios internacionales, o reguladores financieros bancarios de gobiernos de Estados Unidos, de Francia, de Suiza y de Inglaterra, en el caso de HSBC México y HSBC Suiza, lo harán. ¿De veras queremos que sean ellos los que saquen nuestros trapitos al sol?

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