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No hay riesgo para el público que asista a la FIL del Palacio de Minería, afirman

*Como cada año antes de la inauguración, la Dirección de Servicios Generales de la UNAM dio una plática sobre protección civil, que culminó con un simulacro de evacuación. Cerca de 360 personas necesitaron 5 minutos para desalojar el edificio

Silvia Isabel Gamez / Agencia Reforma

Ciudad de México

Es su quinta Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería (FILPM), y Armando Barbosa, encargado de la seguridad, afirma que no existen riesgos para los miles de visitantes que acuden al encuentro. En este tiempo no han enfrentado percances mayores. Cuestión de suerte, reconoce.
Los salones del edificio neoclásico diseñado por Manuel Tolsá a finales del siglo XVIII eran aulas destinadas a los alumnos de ingeniería y metalurgia.
“Nunca pensaron que pudiera darse una emergencia”, señala Barbosa, jefe de la Unidad Administrativa.
El Palacio de Minería, donde hoy inicia la 36 edición de la feria, tiene tres salidas abiertas sobre la calle de Tacuba, y dos más sobre Filomeno Mata, cubiertas por una reja que puede ser retirada.
Por tratarse de un inmueble histórico, no es posible modificar su estructura, lo que limita las opciones. “La propia infraestructura del edificio se utiliza para el desalojo”, indica.
El mayor temor de Barbosa no es un temblor, sino el pánico que podría generar en los visitantes de la FILPM el sonido de la alarma sísmica. Por eso, en los simulacros prefiere utilizar megáfonos.
Minería, sostiene, es un inmueble sólido, con una techumbre reforzada con vigas de hierro, que cuenta con detectores de humo y tratamiento antifuego en el techo y las puertas. Anualmente, calcula, se invierte 1.5 millones de pesos en su mantenimiento.
Como cada año antes de la inauguración de la FILPM, la Dirección de Servicios Generales de la UNAM dio una plática sobre protección civil, que culminó con un simulacro de evacuación. Cerca de 360 personas necesitaron 5 minutos para desalojar el edificio.
“Hicimos mucho tiempo”, afirma Barbosa. “Debe ser más rápido”.
Sobre las paredes de la escalera monumental, que reconoce no alcanzaría para desalojar a miles de personas, la señalización indica las rutas de evacuación y los sanitarios. No están marcadas otras tres escaleras que bajan del mezzanine, y una más de la oficina del rector, a las que el acceso es libre.
“Mucha gente no conoce el Palacio de Minería y, con esta cantidad de stands, se pierde fácilmente. Necesitamos poder conducirlos a la salida”, precisa. “Lo que más nos preocupa son los visitantes que no saben dónde están ubicados”.
Barbosa apuesta por el factor humano. Confía en que las 80 personas que cuidan la seguridad durante la FILPM, y los 200 jóvenes que fungen como “anfitriones” bastan para afrontar cualquier contingencia.
Hasta ahora, las únicas denuncias han sido por robo de libros. Una cámara panorámica ubicada en el patio permitió consignar a cuatro personas en 2014.

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