Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Toledo Manzur

La unidad de la izquierda es una necesidad para su triunfo

Aunque aún existe el riesgo de que no se puedan llevar a cabo las elecciones en Guerrero, debido a las acciones de maestros y normalistas, diferentes partidos ya han avanzado en la definición de sus abanderados a la gubernatura del estado. El PRI se decidió finalmente por Hector Astudillo, el PAN por Jorge Camacho, y en el campo de la izquierda el PRD designó a Beatriz Mojica, mientras que Movimiento Ciudadano postuló a Luis Walton y Morena a Pablo Amílcar Sandoval. Después del retiro de Armando Ríos Piter, quien encabezaba con un amplio margen las preferencias ciudadanas medidas en las encuestas, en el marco de un estado convulsionado socialmente por las consecuencias de los crímenes de Iguala y agitado por las detenciones de familiares y colaboradores muy cercanos del gobernador con licencia, Ángel Aguirre, la izquierda tiene un panorama bastante complicado para obtener el triunfo en las votaciones de junio y mantener el gobierno del estado.
Sin embargo, los sondeos elaborados recientemente indican la existencia de un empate entre el PRD y el PRI medidos como partidos, sin candidatos, pero auguran un triunfo para la izquierda cuando la medición se hace con candidatos apoyados por la mayoría de los partidos de esa filiación ideológica, es decir, el PRD, Movimiento Ciudadano y el PT, ya que Morena debe ir independiente para consolidar su registro. Es por ello que la izquierda debe asegurar su unidad para lograr el triunfo. Por lo pronto, se sabe que el PRD y su candidata Beatriz Mojica ya han logrado el apoyo del PT y también el de Nueva Alianza, por lo que el tema fundamental en torno al asunto de la unidad es el de Movimiento Ciudadano y su abanderado Luis Walton.
Es de vital importancia que se logre postular un solo candidato por ambas partes para no repetir la triste historia que ocurrió en Acapulco en las elecciones de alcalde en 2008, y de diputados federales en 2009. En ambos casos, no se pudieron poner de acuerdo los partidos de izquierda y el resultado fue la derrota. En efecto, en la elección de 2008 no hubo acuerdo entre Walton y Gloria Sierra, por lo que cada uno se postuló por separado, lo que tuvo como consecuencia que la votación se partiera en tres tercios, y aunque la diferencia fue muy pequeña, el tercio mayor le dio el triunfo a Manuel Añorve; los votos sumados de Walton y Sierra casi duplicaban los del PRI. Algo semejante pasó con la elección de diputados federales, al año siguiente, cuando la izquierda tropezó otra vez con la misma piedra, ya que, aunque en este caso habían dos distritos en juego en Acapulco, de todas maneras se presentaron candidatos diferentes en cada uno de ellos, y pues también se perdió.
¿Se cometerá ahora el mismo error? Lo mejor sería que, como se hizo para la candidatura a la Presidencia de la República con Ebrard y López Obrador, y se ha propuesto ya, se acordara una encuesta (o dos con una espejo) en los términos que permitieran a los dos candidatos quedar conformes, con el compromiso de que quien resulte ganador fuera apoyado por ambas fuerzas. Esto requiere voluntad política y visión de altura por parte de ambos candidatos. Esperamos que la tengan.
Por otra parte también será un factor importante que se logre una selección equilibrada de candidaturas del PRD y la izquierda para el resto de las posiciones en juego, es decir, las diputaciones federales, las locales y los ayuntamientos. Actualmente están en toda su intensidad los procesos para acordar estas designaciones, pero siempre está latente el riesgo, muy común en el PRD, de hacer planchazos y cometer abusos en los que se excluya a elementos que pueden ser muy valiosos. Lo ideal es que se designen las personas que se encuentren mejor posicionadas y que se busque un equilibrio para que cada corriente obtenga un número de candidaturas proporcional a sus resultados en la contienda interna de septiembre del año pasado. Eso daría mayor fuerza a ese partido en la próxima elección. Pero desafortunadamente, la conveniencia general casi nunca es la lógica dominante en esas gestiones.
Desde luego que nunca sobra insistir en la necesidad de blindar el proceso de selección de candidaturas para asegurar absoluta limpieza de los contendientes por la izquierda, en términos de que no tengan vínculos con el crimen organizado, ni estén involucrados ni vinculados con actos de corrupción. Si el PRD y la izquierda buscan en efecto un reencuentro con la ciudadanía después de los recientes acontecimientos, debe ser especialmente cuidadoso en este aspecto para rescatar y consolidar la confianza del electorado.

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