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Sospecha el escritor Marco Tulio Aguilera que Autobiografía póstuma sí habla de Luis Zapata

*El texto del guerrerense –quien estuvo ausente–, fue presentado por el colombiano y Sergio Téllez-Pon, con el director editorial de la Universidad Veracruzana Edgar Valencia como moderador, en la Feria Internacional del Libro de Minería

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Con la presencia de los escritores Marco Tulio Aguilera Garramuño, Sergio Téllez-Pon y el director editorial de la Universidad Veracruzana Edgar Valencia que fungió como moderador, el viernes se presentó Autobiografía póstuma, de Luis Zapata, como parte de las actividades de la Feria Internacional de Minería, en la ciudad de México.
Y si bien, el laureado escritor guerrerense no acudió al acto, el ambiente cordial y de camaradería de los presentadores que aseguraron conocer al escritor y su obra, dieron “al traste” en el salón al que acudieron decenas de personas, principalmente admiradores del escritor, de quien coincidieron respecto a la obra, es de lectura agradable en la que se sigue la evolución de un escritor y la trayectoria íntima de un hombre al que le gustan los hombres.
Mientras que para Téllez-Pon, la amistad con Zapata lo ha convertido en uno de sus más cercanos admiradores, para Edgar Valencia fue un acierto darle la oportunidad al escritor de mostrar su trabajo a través del fondo editorial que él dirige.
Por su parte, Marco Tulio Aguilera dio lectura a un pequeño texto que da cuenta de su primera lectura de Autobiografía póstuma.
En él, aseguró que Zapata creó a un personaje, Zenobio Zamudio, un escritor que una vez muerto relata su historia, “perfectamente inocente y natural” pero que las referencias acerca del cine y la literatura dejan abierta la opción a especular que quizás sí se trata de una autobiografía del autor.
“Al principio de la novela —llamémosla provisionalmente novela—el narrador sienta las bases de su filosofía de la vida: Zenobio Zamudio abomina del pueblo bicicletero en el que le tocó nacer: San Mateo del Río, un pueblo miserable en el que no hay nada, pero absolutamente nada que eleve a los seres humanos sobre el nivel terrestre y polvoroso de tantos miles de pueblos miserables de México, donde la vida, literalmente no vale nada.
No hallo forma de clasificar esta obra. ¿Qué es? ¿Autobiografía soterrada?, ¿drama íntimo en tono de parodia?, ¿novela descarada?, ¿inventario de vergas, de películas, de hombres desnudos, de libros leídos y escritos?, ¿de éxitos y fracasos?, ¿balance de vida? La verdad es que intentar clasificar esta obra es difícil y además ocioso”.
Aguilera, quien también presentó el libro La insaciabilidad, de la mano del mismo fondo editorial, agregó en la lectura de su texto que “se ha hablado de la “literatura homosexual”, se han hecho antologías de cuento homosexual y hay quienes se han especializado en el tema, caso del firmante del texto de la contraportada, Mario Muñoz. De alguna manera se han creado guetos, corrillos, concilíabulos, complicidades entre los que cultivan este territorio. Y en México es Luis Zapata uno de los epígonos al que se le rinde culto como precursor, particularmente a partir de la publicación de El vampiro de la Colonia Roma¸que al decir de José Joaquín Blanco “no ha dejado de funcionar un solo día de los 30 años de su existencia: leído, releído, chismorreado, recordado, discutido, exaltado, vilipendiado, es un logo cultural duro, evidente, irrefutable”. (Con información de Marco Tulio Aguilera).

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