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Marcial Rodríguez Saldaña

La bandera de Iguala-Ayotzinapa

Este 24 de febrero se celebró un aniversario más de la bandera de México, cuya cuna se ubica en la ciudad de Iguala, Guerrero. Muy poca importancia le han dado distintos gobiernos de la República a este símbolo de la patria. Es el caso del presidente Enrique Peña Nieto, quien en los últimos tres años en que se ha conmemorado este acontecimiento, no se ha dignado a presidir la ceremonia alusiva a dicha festividad nacional.
1. En el discurso oficial recurrente de Peña Nieto y de sus empleados del gobierno federal se alude a los símbolos patrios como emblemas de la unidad nacional, del progreso, del desarrollo y bienestar de los mexicanos; sin embargo, en la realidad no se predica con el ejemplo, puesto que en las ceremonias conmemorativas como la que acaba de ocurrir con la de la bandera nacional, no le da la importancia que requiere, sino que relega a segundo término la celebración en el lugar que corresponde, como es la ciudad de Iguala.
2. El 24 de febrero de 2013 –primer año de su mandato– Peña Nieto envío como su representante a la ceremonia de la bandera en Iguala a una funcionaria de segundo nivel de gobierno, a Mercedes del Carmen Guillén Vicente, subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, quien en ese acto aseguró que había la plena disposición de su jefe Peña para recuperar la tranquilidad en ese y otros municipios de la zona Norte del estado azotados por la inseguridad.
3. El 24 de febrero de 2014, asistió a la ceremonia del Día de la Bandera en representación de Peña Nieto, Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, quien en esa ocasión hizo honor a su vocación aduladora hacia su jefe Peña al exaltar las reformas estructurales en materia energética, educativa, fiscal, financiera, política, que darían bienestar a los mexicanos. En este aniversario de la bandera en 2015, de nueva cuenta la emisaria de Peña –que se ha convertido en una especie de comisionada federal en Guerrero– fue Rosario Robles, quien extrañamente no pronunció palabra alguna en la ceremonia.
4. Como se demuestra, Peña Nieto no se ha dignado a asistir en ninguna ocasión a la celebración de la bandera nacional. Esta vez, en lugar de venir a Iguala se fue a refugiar a un campo militar en Coalcomán, Michoacán, para hablar de la unidad nacional y de los intereses de la patria. Y sí, ciertamente para Peña Nieto resulta prohibitivo venir a Iguala, porque como su discurso es de olvido y superar los crímenes y las desapariciones de estudiantes normalistas ocurridas el 26 y 27 de septiembre de 2014, no quiere que esos hechos sean recordados constantemente por los padres de familia, muchos menos que le vayan a exigir justicia a la que tienen derecho y la presentación con vida de los estudiantes.
5. Ninguna palabra de Peña Nieto, ni de Rosario Robles su secretaria de Desarrollo Social, en la conmemoración de la bandera mexicana este 24 de febrero sobre los crímenes cometidos en Iguala, ni sobre los estudiantes normalistas desaparecidos, es por ello que sus padres izaron en el cerro del Tehuehue una bandera con el símbolo de los 43 alumnos desaparecidos, cuya memoria se mantiene presente para exigir su presentación con vida, porque para ellos el color verde de la justicia aún no llega, el blanco de la unidad ha sido destruido por los gobernantes que tienen al pueblo sumido en la pobreza e inseguridad y el rojo de la sangre es con el que se sigue tiñendo el suelo de la nación; pero a pesar de que releguen los símbolos patrios como el de la bandera, sus colores siguen vivos en la conciencia del pueblo México.

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