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Chile deja atrás el sistema electoral heredado de la dictadura militar de Augusto Pinochet

DPA / EFE

Santiago de Chile

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, promulgó ayer una ley que pone fin a un cuarto de siglo del cuestionado sistema electoral heredado de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y lo reemplaza por uno que amplía la cantidad de representantes y mejora la proporcionalidad.
“Hoy hemos dejado atrás la condena del sistema binominal que por tanto tiempo limitó y lastró nuestra representación política”, dijo la mandataria en una ceremonia en la sede gubernamental.
“Hemos esperado un cuarto de siglo este momento y tras 25 años nuestra patria acaba formalmente con el sistema binominal (…). Quitamos el cerrojo que distorsionaba la voluntad y la participación de las personas”, subrayó la mandataria ante unos 300 invitados.
El nuevo sistema electoral, que fue aprobado en el Congreso con los votos de la centro-izquierda, en el poder, y sectores de la derecha liberal opositora, eleva de 120 a 155 los curules de diputados y de 38 a 50 los de senadores.
La ley modifica también los distritos, eleva el número de curules y mejora la proporcionalidad.
Los nuevos distritos electorales elegirán hasta cinco representantes, dependiendo de su población. Asimismo, establece que al menos un 40 por ciento de los candidatos deberán ser mujeres.
El ahora fenecido sistema binominal, ampliamente rechazado por la ciudadanía, según las encuestas, establecía que en cada distrito sólo podían ser elegidos dos representantes.
Así, la minoría siempre lograba empatar con la mayoría, pues para tener ambos escaños era necesario doblar a la lista que antecediera al vencedor, situación que escasamente ocurrió.
El nuevo sistema electoral, que comenzará a regir a partir de los comicios legislativos de 2017, era una de las promesas de Bachelet, que asumió el poder el 11 de marzo de 2014 enarbolando un programa de reformas políticas, tributarias y sociales.
Así también, cerca de 70 ex-presos políticos de la dictadura (1973-1990) en Chile suman ayer quince días en huelga de hambre con el objetivo de exigir mejoras en sus pensiones y homologar los beneficios para quienes fueron víctimas de tortura.
Por otro lado, Bachelet aseguró ayer que su gobierno no va a escatimar esfuerzos para ayudar a los afectados por la erupción del volcán Calbuco, cuyas cenizas están causando importantes pérdidas materiales a los pobladores y las industrias de la zona.

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