Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

Debates, ¿quién ganó?

Nadie, de inicio no ganó la ciudadanía. Fue organizado por los partidos, que no por los ciudadanos, un debate poco sustancial y nada trascendente, un debate tedioso por lo repetitivo y sin sustancia. Carente de propuestas reales para atender los problemas que hoy aquejan al ciudadano de Guerrero, a saber: violencia generada por la delincuencia, ingobernabilidad prohijada por autoridades omisas, incapaces e ineficientes, corrupción incubada en los altos niveles de gobierno y empresarial, incremento de la pobreza, como resumen o consecuencia de las causas anteriormente enumeradas. Pero para los candidatos, las propuestas reales profundas, verdaderas para atender estos temas no existieron, se prefirió la frase fácil, la descalificación, no la autocrítica, porque si fueran los candidatos al gobierno del estado un poco serios o sinceros, iniciarían por su casa y entonces tendrían que publicitar los errores propios que han postrado al estado, a la población que mal sobrevive en la entidad. Tendrían que reconocer la grave corrupción que presentan casi todos los partidos y los personajes que los integran. Tendrían que confesar, la mayoría de los candidatos, sus ligas innegables con la delincuencia que nos tiene bajo su yugo, como rehén a toda la sociedad y que, por culpa de sus compromisos y sus apetitos de poder y riqueza, padecemos todos, incluidas nuestras familias, nuestros hijos, nuestros amigos. Sólo habrá que echar un vistazo sobre el entorno cercano de los candidatos, sobre aquellos que les rodean, sobre esa corte de los milagros en que se han convertido, una vez que el foxismo a nivel nacional y el zeferinismo estatal traicionaron esa lucha sangrienta del pueblo mexicano por darse un mejor gobierno, democrático y libre. Hoy, la lucha por los intereses de unos cuantos es descarada y cínica, los candidatos del entorno –a presidentes municipales y diputados–, muchos hombres y mujeres de paja, al parecer son candidatos desechables, por insustanciales, personajes desconocidos sin conocimientos, parientes, amantes o compadres, quienes seguirán la pauta marcada y atenderán los intereses de sus secuaces. Por ello el supuesto debate sólo fue visto por una minina minoría, para todos pasó casi desapercibida. Todos los candidatos dicen haberla ganado, todos llevaron a sus seguidores a festejos del “triunfo”, todo se trivializa en una danza insustancial. ¿Y lo importante dónde está? Se requiere, si los partidos con sus candidatos quieren algo de credibilidad aparejada con algunos votos, que revisen a aquellos de quienes se rodean, depurando su entorno, que revisen con quiénes hacen compromisos. Y Sobre todo, que sean autocríticos y estrictos con su proceder, con su antecedente, incluyan que ya se les paso el tiempo, candidatos reales, con conocimiento y elementos para resolver los problemas del estado. Solo así el ciudadano volverá a tener algo de respeto por sus personas.

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