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Ernesto Villanueva

Educación a la deriva en el DF

El jefe de gobierno del Distrito Federal Miguel Ángel Mancera después de las elecciones hizo ajustes a su gabinete. En este marco salió la Dra. Mara Robles Villaseñor y entró en su lugar la licenciada Alejandra Barrales, lo que resulta una aberración, por las razones que a continuación enuncio.
Primera. La ex secretaria de Educación, Mara Robles goza de apreciables credenciales académicas y trabajo en el diseño curricular de programas académicos, habida cuenta que tiene en su haber un doctorado en cooperación e intervención social por la Universidad de Oviedo y una maestría en políticas públicas por Flacso. Fue directora del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Guadalajara, diseñó y fue la directora fundadora de la Escuela de Administración Pública del Distrito Federal donde se preparan y capacitan los servidores públicos del GDF. Con ese perfil, Mara Robles creó varios programas educativos en la capital del país. Ahora ha sido relevada. Es natural que haya ciclos y cambios propios de la política. Lo que es inadmisible es que la reemplazante de Robles sea una diletante, cuya presencia en la Secretaría de Educación ofende la inteligencia de los gobernados. Hay que aclarar que las atribuciones de la Secretaría de Educación en el DF no son las mismas que tiene una secretaría de esa naturaleza en los estados del país. En la capital, la Secretaría de Educación tiene por objetivo darle el valor agregado a los programas curriculares manejados por el gobierno federal. Y sólo dependen propiamente de esta Secretaría las escuelas a cargo del GDF y no las escuelas federales. Por esta razón, la Secretaría en cuestión requiere ser dirigida no por quien pueda asegurar los mínimos, sino los máximos, lo que hace más compleja su labor. Más técnica que política pura y dura.
Segunda. ¿Por qué como resultado de lo que se entiende un exhaustivo análisis del jefe de Gobierno del DF entró Barrales como secretaria de Educación? A simple vista no parecía tener un perfil idóneo para el puesto, razón por la cual se revisaron distintos rubros que pudieran arrojar datos de los que se derivara su idoneidad para ser secretaria de Educación. Con ello traté de evitar prejuicios o juicios a priori sobre su experiencia y capacidad en el tema. Así se pudo comprobar que Barrales cuenta con una licenciatura en derecho por la Universidad Mexicana Plantel Central. Esto, por supuesto, no es un impedimento para que pueda ser una experta en educación. Asimismo, no hay registro alguno de algún posgrado en México o en el extranjero de la secretaria. Al revisar sus aportaciones académicas se hizo una búsqueda en los fondos del Depósito legal donde por ley deben encontrarse todas las obras editadas en México. El resultado fue que no hay una sola obra de Barrales registrada. Quizá no publique en México, pensé, y sus obras han trascendido la barrera lingüística y geográfica del país. Así, se verificó el catálogo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, la biblioteca más importante del mundo. Tampoco apareció libro o capítulo o artículo científico de Barrales en sus acervos. Para cerrar esta búsqueda se revisaron los principales índices científicos del mundo para conocer si estaba registrada alguna obra de la secretaria de Educación. El resultado fue el mismo que en los otros dos rubros: nada.
Tercero. La ausencia de conocimiento del tema por parte de Barrales no sólo la inhabilita para ser secretaria de Educación. Lo peor es que la secretaria no sabe que no sabe. En las líneas centrales de su propuesta de trabajo se encuentra “dialogar y coincidir con los maestros”. ¿Cuáles maestros? De entrada, hay que decir que los profesores afiliados al SNTE, que son casi todos, realizan sus negociaciones con la SEP federal no con la del DF. El que no puede lo menos no puede lo más, dice el adagio y lo dice bien. Si Barrales no sabe cuáles son las atribuciones de su nuevo encargo, menos va a poder aportar algo. Si sus prendas académicas constituyen el modelo formativo de l@s mexican@s a juicio del GDF sí que las cosas están de mal en peor. En efecto, si se revisa la propuesta de la nueva secretaria de Educación se puede ver que está compuesta de retórica, lugares comunes y ningún planteamiento puntual. ¿Usted pondría en manos de Barrales la educación de sus hijos? Yo tampoco. El jefe de Gobierno Mancera puede hacer lo que le plazca, pero con sus propios recursos, no con los de la sociedad y menos aún en un tema tan sensible como es el educativo, el talón de Aquiles del país. Hasta hoy el jefe de Gobierno no ha hecho públicos los criterios que llevaron a la designación de Barrales ni tampoco las razones que motivaron la salida de Mara Robles de la Secretaría de Educación del DF. Se trata de un indignante vacío de rendición de cuentas por parte del jefe de Gobierno del DF. Este hecho sólo muestra que Mancera subordina el interés público a otro ajeno a la sociedad. El funcionario debe estar sujeto a la función no la función al funcionario como pasa en el GDF. En un mundo al revés, los gobernados que le dieron la espalda al PRD en las elecciones intermedias ahora son castigados por Mancera. Designa a una diletante para que malforme a la niñez y a la juventud de la capital del país acaso porque cree que con ello puede recuperar la ignorancia perdida para que siga gobernando el PRD en el DF.

@evillanuevamx
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