Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Los conflictos sociales que vive el estado hacen olvidar la hospitalidad a los turistas

Narran turistas su experiencia en un aeropuerto ocupado por normalistas

 

Karla Galarce Sosa

Long as I can see the light, pieza de la agrupación estadunidense Creedence Clearwater Revival sonaba desde las pequeñas bocinas portátiles conectadas al celular de Diana, una joven vacacionista que arrastró el camastro del área de la alberca para tener una vista al mar en el hotel Pierre Marqués.
De ella, sólo se veía mover los labios para entonar la melodía, y a veces, mover el pie izquierdo, pues acostada sobre un camastro, con la perspectiva del área concesionada del hotel en una exclusiva zona del puerto, la joven tenía para sí, una vista que abarcaba palpas, sombrillas, corredores –eran apenas las 9 de la mañana– y un incipiente movimiento de meseros que apenas comenzaban a servir los primeros refrescos a los bañistas que llegaban a playa Revolcadero, una de las más visitadas durante las vacaciones.
Integrante de una familia de vacacionistas que se instalaron en el área concesionada del hotel Princess, Diana comentó que sus padres, su hermano mayor y ella, llegaron en avión el jueves por la tarde, cuando los integrantes del Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG) obligaron al cierre de las puertas del aeropuerto.
“Pensamos que algo había pasado porque vimos muchos policías dentro”, comentó la universitaria, quien concluyó el cuarto semestre en la carrera de Arquitectura de la UNAM.
En el transcurso de la mañana, se observó la instalación de más sombrillas en la franja de arena, así como la sustitución de surfers por nadadores inexpertos que apenas se introdujeron al mar y, que prefirieron alojarse bajo la sombra de las palapas; además que el calor de la mañana era más intenso conforme ésta transcurría.
Diana Durán, comentó que al instalarse en sus habitaciones, su familia y ella olvidaron lo “aparatoso” que se volvió el aeropuerto, la salida de los policías que “corretearon a los encapuchados” por el estacionamiento del aeropuerto.
Contó que llegaron al hotel a las 6 de la tarde, cuando todavía había servicio en el área de la alberca, sombrillas en la playa y familias disfrutando del mar, construyendo castillos en la arena o muchachos ofreciendo paseos en las cuatrimotos.
Dijo que la bienvenida en la hospedería la ofrecieron los bell boys. “Son geniales, siempre atentos y muy sonrientes, las camaristas siempre felices, hasta parece que no la pasan mal nunca”, expuso.
A pesar de que no hubo “lleno total” en las sombrillas y palapas instaladas por los prestadores de servicios turísticos en playa Revolcadero ayer por la mañana, la playa lució limpia sólo en algunos tramos; principalmente en las áreas concesionadas de los hoteles y condominios de la zona y, frente a los restaurantes.
“Es una pena que siendo una playa tan bonita, se ensucie tanto”, lamentó la visitante originaria del Estado de México.

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