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Tigres le quita el invicto al América en el estadio Azteca

Agencia Reforma

Ciudad de México

América perdió el invicto de la manera más predecible posible, con un equipo como Tigres que los nulificó a placer para vencerlos por la mínima diferencia en un Estadio Azteca que sigue sin pesarle a los rivales de las Águilas.
Los azulcremas están a punto de cumplir seis meses sin ganar en casa (en agosto, cuando derrotaron 5-2 al Atlas en el torneo Apertura 2011) y aunque ayer no abandonaron su idea futbolística ofensiva, demostraron que todavía están muy lejos de ser un cuadro efectivo.
La salida de Juan Carlos Valenzuela al minuto 20, por lesión, obligó al ingreso del venezolano Oswaldo Vizcarrondo, lo cual sacó a flote las debilidades del plantel, con errores en la marcación, regalando balones importantes.
De hecho, el gol de Héctor Mancilla al 34′, se originó de una pelota que perdió Vizcarrondo al dar mal un pase en el mediocampo, situación que fue aprovechada por Elías Hernández, quien mandó un disparo rumbo al arco de Moisés Muñoz, el cual fue desviado en el último momento por Mancilla.
El venezolano todavía no está en ritmo, pues en varios lapsos del partido no logró encontrarse con Aquivaldo Mosquera, quien tuvo que trabajar doble.
Y en la delantera, la situación no pintó mejor para las Águilas, ya que ahora sí se extrañó como nunca la pausa y el ritmo que suele imprimirle el “Rolfi”, y esta vez el partido le quedó muy grande a Christian Bermúdez, quien no pudo hacer mucho en la zona creativa para abrir espacios.
Mientras Tigres jugaba con pinceladas precisas y defendía con un orden que cualquier equipo envidiaría, Christian Benítez cometió el peor de los pecados para un futbolista al excederse en jugadas personales, olvidándose por completo del juego de conjunto.
El ecuatoriano no estuvo fino y sus escasos disparos a gol no inquietaron el arco de Enrique Palos. Incluso Tigres estuvo más cerca de anotar el segundo, y si no hubiera sido por Moisés Muñoz, quien frenó un disparo de Alan Pulido al 63′, la humillación habría sido mayor.
Por algo, Miguel Herrera salió abrumado y molesto del encuentro aunque su discurso sigue siendo optimista para evitar que cunda el pánico en Coapa ante la falta de un América efectivo que haga olvidar los sinsabores vividos hace apenas unos meses.

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