Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Octavio Klimek Alcaraz

En este fin de año

 

En este fin de año es un buen tiempo de reflexionar sobre nosotros y la relación con el entorno, en este planeta, que es nuestro único hogar.

Siempre queremos soñar con un futuro mejor para nosotros y las generaciones por llegar.

Pero si revisamos cualquier informe en general del estado de la tierra, nos puede entrar un cierto desánimo. La información es indicadora de un modelo social de convivencia basado en vivir acabando aquí y allá, con todo lo que tiene algún valor para la vida misma, consumiendo más allá de lo que deberíamos y emitiendo desechos como nunca en la historia humana.

Si hablamos de la salud de la tierra entonces entendemos, que la tierra está enferma. El pronóstico es que nos queda poco tiempo para cambiar esta forma de vivir en el planeta, después viene la imaginación de las novelas y filmes de la ciencia ficción.

No podemos, vivir en un mundo injusto, un mundo donde unos cuantos consumen más allá de lo que tiene sentido, en donde solo unos pocos consumen de manera superflua a costa de la destrucción de la naturaleza. Mientras que la gran mayoría de las personas padecen hambre literalmente y son cada día más vulnerables a un ambiente día a día más adverso. Se trata en términos ecológicos de la cadena de la vida o trófica, de algo así, como demasiados depredadores y carroñeros y cada día menos productores en nuestro actual modelo enfermo de sociedad y naturaleza. Por eso nuestro muy frágil equilibrio está roto y hay que restablecerlo.

Entonces, se pensaría que las personas deberíamos, por nuestra propia vida saludable en el presente y para el futuro día siguiente, comprometernos a atender los diagnósticos y hacer lo que los diversos expertos en salud del planeta nos aconsejan para no recaer más.

Para ello, es natural hacer terapias nuevas e innovadoras. Tendríamos la necesidad de una terapia basada en una sociedad más solidaria, más que en la actual inclinada a la competencia depredadora, una sociedad en donde la naturaleza y seres humanos se reconcilian.

Se trata de concebir entonces una nueva cultura política, en donde quienes gobiernan logren articular de manera práctica y concreta conceptos clave como la justicia social y ambiental, la igualdad y la sostenibilidad.

Se trata de vincular en nuestras dirigencias el ser pragmáticos, pero también idealistas, el ser realistas pero también tener sustancia.

Para ello, se requiere una nueva dirigencia más responsable con el país y el planeta. Esta nueva dirigencia política deberá de dejar de usar la causa ambiental de manera retorica en sus programas y hacerla en los hechos, la primera víctima en la política real.

Valores como el conocimiento y la sabiduría deben llegar a ser decisorios para elegir a nuestros dirigentes. Adiós, al despilfarro y a la manipulación mediática. Adiós, a aquellos cuyo único compromiso es consigo mismos. Estoy seguro, que ese día está por llegar, donde la mayoría de la gente no se deje engañar tan fácilmente.

Así es de simple esta terapia para la buena salud del planeta y por ende la salud de la humanidad como tal.

El mejor de los años para mis cuatro lectores y sus seres queridos.

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