“Tenemos todavía por delante un año muy duro”, dice Rajoy y pide comprensión a los españoles
DPA
Madrid
Mariano Rajoy asumió ayer “la impaciencia y hasta la decepción” de los españoles por la situación económica de España y por los recortes que su Ejecutivo aplica frente a la crisis, pero les pidió “comprensión y solidaridad” con unas políticas que no gustan pero que, según dijo, han evitado la quiebra del país.
Rajoy, que dosifica sus ruedas de prensa, compareció ante los periodistas en La Moncloa para hacer balance del año, una costumbre que estableció su predecesor, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Este 2012 coincide con el primer año de su Ejecutivo.
En esa comparecencia a la que dio solemnidad haciéndola en el Salón de Tapices del palacio de gobierno y no en la sala de ruedas de prensa, defendió las reformas, los ajustes y los recortes que ha aplicado en este 2012, un año que termina con España sumida en su recesión, con una tasa de desempleo superior al 25 por ciento y una cifra de desempleados que se encamina hacia los seis millones.
“Austeridad y reformas son los dos ingredientes de una política cuyo único objetivo es que se pueda crecer para crear empleo cuanto antes”, defendió el líder del conservador Partido Popular (PP).
“Sabemos que no producen efectos instantáneos y sabemos que mucha gente está impaciente y se está dejando llevar por el escepticismo cuando no por la desesperanza”, admitió. Pero defendió firme el rumbo tras haber aplicado en un año ajustes y recortes de miles de millones de euros, los más duros en la historia de la democracia española.
“Sin ajustes, el déficit estaría por encima del 11 por ciento y la situación sería insostenible”, manifestó el jefe del Ejecutivo. “¿Y quién nos iba a prestar dinero en esa situación?”, preguntó. Rajoy, que ha hecho de ese déficit público su caballo de batalla, evitó no obstante confirmar si España cumplirá este año con el objetivo pactado con la Unión Europea (UE), del 6,3 por ciento del PIB.
El año que está a punto de comenzar proseguirá, según dijo, por la senda abierta. “Comprendemos la impaciencia, el escepticismo y hasta la decepción pero estamos haciendo lo que es inevitable hacer”, sostuvo.
A lo largo de 2012 puso en marcha una polémica reforma laboral que abarató y facilitó el despido, subió el impuesto sobre la renta y el IVA, dejó sin paga extra de Navidad a los funcionarios y sin paga de compensación de la inflación a los pensionistas, entre otras medidas que aplicó incumpliendo incluso el programa electoral con el que el PP logró una holgada mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados en las elecciones generales de noviembre de 2011.
Sus medidas -muchas “dolorosas” que no le gustó tomar, dijo hoy- le han valido dos huelgas generales, protestas y manifestaciones en las calles y una importante pérdida de imagen en las encuestas. Rajoy se queja -hoy volvió a hacerlo- de la herencia recibida del gobierno socialista de Zapatero. Y argumenta que sus recortes son la única vía para que España salga de la crisis.
2013 no será bueno, avanzó. “Tenemos todavía por delante un año muy duro, especialmente en su primera mitad, y tenemos que perseverar en las reformas que hemos emprendido”, dijo. Pero para el segundo semestre confía en que la economía comenzará a mejorar.
Sus políticas están empezando a dar “algunos frutos”, defendió, como la corrección del déficit, la mejora de la balanza por cuenta corriente y la menor destrucción de empleo privado. Y también “la recuperación de la confianza y reconocimiento de los socios europeos y los mercados financieros internacionales”.
Por eso pidió comprensión y solidaridad a los españoles. Comprensión, dijo, “con la necesidad de aplicar unas medidas que a nadie gustan”, y solidaridad “para entender que todos tenemos que aportar algo del sacrificio común”. Porque más paciencia no se puede pedir. “Ya los españoles han tenido mucha”, admitió.
En su balance del año, habló también de Cataluña y del desafío independentista que ha lanzado su jefe de gobierno, Artur Mas, que en 2014 pretende celebrar un referéndum de autodeterminación.
A Mas le exigió “lealtad recíproca” y le tendió la mano para “recomponer consensos”. Rajoy está “dispuesto a hablar”, según dijo después de que el gobierno de Mas pidiera hoy una reunión con él para plantearle la consulta soberanista. Pero dejó claro que su posición estará siempre en el marco de la Constitución, que esa consulta violaría, según defiende el Ejecutivo español.