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Catean una casa cercana a una escuela en Zihuatanejo por reporte de secuestro

Brenda Escobar

Zihuatanejo

Marinos y policías estatales catearon un domicilio ubicado a unos 100 metros de un colegio ubicado en la colonia El Hujal, en Zihuatanejo; durante el tiempo que permanecieron en el sitio, los alumnos y maestros permanecieron pecho a tierra debajo de las butacas.
El hecho ocurrió el viernes a la una de la tarde, cuando de acuerdo a testigos, en la esquina de la citada avenida con la calle Caoba, llegó una camioneta con marinos y otra con policías estatales, quienes acordonaron el área y catearon una residencia debido a que recibieron una denuncia anónima en el sentido de que en el interior de esa casa había una persona secuestrada, pero no encontraron a nadie.
Más tarde, llegaron al lugar militares que tomaron nota del hecho; también acudió un agente del MP del fuero común para hacer la diligencia correspondiente y poco después se retiró.
Los marinos no permitieron la circulación de ningún vehículo por la zona durante los momentos más tensos del cateo; lo hicieron una vez que corroboraron que en el interior de la casa de color amarillo no había ninguna persona secuestrada y que tampoco había objetos que indicaran algún ilícito.
La acción provocó asombro entre los vecinos, así como entre la comunidad estudiantil del plantel Conalep, quienes se refugiaron en los salones más alejados del lugar donde se llevaba a cabo la búsqueda.
De acuerdo al testimonio de una madre de familia, uno de los marinos ingresó al colegio, que está ubicado a unos 100 metros del lugar que fue cateado y pidió hablar con la directora del plantel a quien le explicó la acción que llevarían a cabo y le pidió que informara a los maestros y alumnos que se tendieran sobre el piso con las manos en la cabeza, pues había la posibilidad de que ocurriera un enfrentamiento en caso de que fuera cierta la denuncia, lo que afortunadamente no ocurrió.
La misma madre de familia aseguró que tanto los maestros como los estudiantes permanecieron en el interior de sus salones casi una hora, “como pudo, mi hija se comunicó conmigo desde su teléfono celular y estaba muy nerviosa, me dijo lo que estaba pasando y aunque quise ir a la escuela, no había paso porque estaba cerrada la zona, así que no me quedó más remedio que hablar de nuevo con mi hija y pedirle que se mantuviera tranquila y que obedeciera al pie de la letra lo que le habían indicado, ya en cuanto hubo paso, fui a sacarla de la escuela, lo mismo hicieron muchos padres de familia, además de que ya casi era la hora de salida”.

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