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Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Ni bloqueos ni desalojos

“Ni bloqueos ni desalojos”, comentó el arquitecto urbanista y líder universitario Jesús Hernández Torres, hermano de siempre de este escribidor, en el noticiero nocturno de Siga Tv en Chilpancingo, a propósito del desalojo policiaco al bloqueo de maestros disidentes.
Y cuando lo dijo, me quedé pensando y repensando lo que dijo, en que su lógica clara y sencilla es muy difícil de escuchar entre el griterío estridente, cáustico, áspero y polarizado del debate por el conflicto entre el gobierno estatal y el magisterio cetegista, por la reforma educativa federal.
Porque la lógica que rifa es la del bloqueo o desalojo, la de a favor o en contra, la de amigo o enemigo, la de con melón o con sandia, la de sí o no, la de blanco o negro, no la de Jesús Hernández.
“Pero qué necesidad, para qué tanto problema”, canta Juanga en honor a la excepción de la regla discursiva, que yo celebro un rato, pero luego me agüita la incómoda y cruda realidad.
No puedo estar más de acuerdo con el arquitecto. Los bloqueos no deben ser recurso ni estrategia de lucha política, ni los desalojos deben ser método ni solución de conflictos sociales.
Diálogo, siempre mejor que esos. Diálogo.
Pero no, y por eso destaco el comentario del urbanista, porque sin decirlo, también es una crítica, un reproche, un reclamo, a bloqueadores y desalojadores.
Un comentario claro y sencillo, contundente y directo, pero también por ello, comprometedor para los destinatarios. Porque no bloquear ni desalojar exige voluntad, disposición, tolerancia, imaginación, inteligencia, ánimo, desprendimiento, sinceridad, madurez y altura de miras, de ambas partes.
Justo eso quise decir, cuando dije lo que dije en la dos anteriores entregas de esta columna.
Un comentario tan sencillo y claro, como sencilla, clara y abundante es la sabiduría popular sobre estos temas: hablando se entiende la gente, en el pedir está el dar, es mejor un mal arreglo que un buen pleito, juego de manos es de villanos, el que se enoja pierde, la violencia genera violencia, el que con fuego juega, tarde que temprano termina quemándose.
Ojalá que la marcha de hoy culmine con la mano extendida desde ambos lados del conflicto. Ojalá y la lógica de Jesús Hernández se alcance a escuchar entre el griterío que nada dice, que nada arregla, que de nada sirve, que nada gana para nadie.

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