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Carlos Pérez Aguirre

Los acuerdos de Bucareli o lo que no informa Ángel Aguirre

 

La dádivas –exhibidas sin vergüenza en los informes del gobernante–, cuando se paga a la gente miserable para que asista y el derroche de recursos –como el contratar entrevistas televisivas a modo–, además de la corrupción galopante y la actuación de la delincuencia extrema que observa el gobierno aguirrista, ha trascendido y atemorizado de tal forma al gobierno federal, que éste ha asumido la casi totalidad de la conducción del gobierno del estado.

La incapacidad, la ingobernabilidad y la corrupción vivida, amenazaba con hacer volar en pedazos el pacto por México que signaron mediante diversos acuerdo los principales partidos. Asimismo, a la necesidad del nuevo gobierno federal de iniciar con algunos elementos que le hicieran posible generar condiciones de gobernabilidad, por haber estado seriamente cuestionado su triunfo por el caso de la protección y promoción que le dieron las televisoras y el caso llamado Monex, se agregó la necesidad de los Chuchos de contar con el apoyo gubernamental para controlar un partido que por su entreguismo se está desmoronando.

Así, uno de esos acuerdos fundamentales para caminar juntos gobierno y partidos, fue que para el caso de los gobiernos estatales de acuerdo con el signo partidista que los gobernase, estos deberían tener la plena tutela para tomar las decisiones que considerasen adecuadas, para lo cual contarían con la no injerencia y en algunos casos hasta el apoyo del gobierno federal.

Pero la realidad es necia y en Huerrero esta estrategia se vio cuestionada completamente, pues ante el actuar ligero del gobernante guerrerense, se cuestionó el camino de tal acuerdo. Todo parecía ir bien en la estrategia de los partidos, pero los problemas empezaron cando surgió la inconformidad del magisterio respeto a la imposición de la llamada Reforma Educativa, en donde para los maestros de Guerrero quedaba claro que era una medida arbitraria, contraria al espíritu del artículo tercero y sobretodo contraria a los derechos laborales de los trabajadores del sector.

El doble discurso del gobernante y las evidentes inconsistencias en cuanto a su verdadero criterio, además de engaños, enredó de manera irracional el conflicto que genero una enorme irritación de los actores inconformes, orillándolos o casi se podría decir, motivándolos para llevarlos a una confrontación. Todo se salió de control según el criterio federal, y la entidad amenazaba por la incapacidad del gobernante, con un verdadero estallido social que se podía comunicar con diversas entidades en donde la inconformidad del magisterio estaba ya en la epidermis social.

Por ello se llamó a cuentas desde la federación al gobernante guerrerense, avisándole que se negociaría directamente con el magisterio y que se le irían comunicando las decisiones, para que actuara en los espacios que se le definieran. –como vocero en primer lugar. Una de las razones fundamentales de esa disposición se tomó por la posibilidad de un enfrentamiento éntre los cuerpos de seguridad y de choque –que presento Ángel Aguirre en su informe– contra los maestros y grupos sociales.

Ante la posibilidad de que eso ocurriera y de que la policía federal se viera obligada a actuar y ocasionar una violencia que podría terminar en pérdida de vidas –escenario en el que gobierno estatal se lavaría las manos, como ocurrió en el caso Ayotzinapa, y echaría la culpa a los cuerpos federales estigmatizando con ello a Peña Nieto como un represor– el gobierno federal consultó con la dirigencia nacional perredista para negociar directamente con ella por encima del in-gobernante Guerrerense.

Por esta razón las declaraciones de Ángel Aguirre se vieron perdidas y fuera de lugar cuando fungió como vocero de los acuerdos pactados entre el gobierno federal y la CETEG-CNTE; el gobernante siempre estaba rezagado en información. En este mismo contexto, para negociar el magisterio demandó la salida de los principales responsables de la cerrazón y desatinos, como el del secretario de Gobierno, Seguridad Pública, Educación y Procuraduría –de hecho demandó la desaparición de poderes, aunque esta está aún en suspenso.

Finalmente las desafortunadas declaraciones del gobernante, en un programa pagado en un canal televisivo, prendió de nuevo los focos de alerta del Pacto por México para tratar de controlar al desbocado gobernante y llamarlo a la cordura.

 

 

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