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Cuando los equipos opacan a las estrellas

DPA

 

Londres

 

La final de la Liga de Campeones de hoy entre el Bayern Munich y el Borussia Dortmund se caracteriza, casi de manera inédita, por el duelo entre dos potencias futbolísticas y no por el choque de sus estrellas.

Tanto Jupp Heynckes, en el conjunto bávaro, como el revolucionario Jürgen Klopp, en el conjunto aurinegro, lograron que los dos representantes del partido más importante de la temporada en el viejo continente sean reconocidos por la calidad de su futbol y no por el peso de las estrellas.

Lo que en la previa de semifinales de Champions podía parecer una aproximación al choque galáctico entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, se terminó por transformar en la intensidad y vértigo del Dortmund contra la heterogeneidad de juego del Bayern.

“Tenemos un equipo muy bueno y no siempre se gana con la suma de individualidades sino lo que se hace con el juego colectivo”, advirtió Klopp durante las semifinales ante el Real Madrid.

La dominancia del futbol colectivo por sobre las individualidades en los dos finalistas de la Champions se pudo percibir hasta en el impacto mediático de la final a disputarse en Wembley.

Las gigantografías de los jugadores de ambos equipos brillan por su ausencia en las calles de Londres. De hecho, los escudos de ambos equipos aparecen con mayor asiduidad en las tiendas de deportes londinenses que los rostros de las estrellas.

Un estudio realizado unos meses atrás por la Universidad Internacional de Cataluña reflejó que ninguno de los jugadores de ambos equipos aparece en la lista de los diez jugadores más mediáticos de la temporada actual en el futbol mundial.

En la lista encabezada por Lionel Messi, el mejor clasificado de los finalistas de la Champions es Robert Lewandowski, recién en el puesto 17.

En tanto, el Bayern Munich aparece como el octavo equipo más mediático, mientras que el Dortmund ni figura en el top ten.

Ambos equipos germanos escapan a lo mediático hasta en las ruedas de prensa. Ayer, día previo a la final, dejaron al margen a figuras como Arjen Robben, Franck Ribery, Robert Lewandowski o Marco Reus y apelaron a pilares colectivos como Phillipe Lahm, Thomas Müller, Sebastian Kehl y Mats Hummels.

En el caso del Dortmund, se puede apreciar que hasta el mayor ícono mediático es su entrenador, Klopp, y no cualquiera de los que ingresan al campo de juego.

El técnico de 45 años, quien condujo al Dortmund a dos ligas consecutivas en los años 2011 y 2012, dejó en claro su afán por el espíritu desde la primera hora.

Desde la llegada de Klopp, en 2008, lo primero en verse al entrar al vestuario del Dortmund es un cartel con el siguiente lema:

“Nuestra promesa: Compromiso total; obsesión feroz; determinación, al margen del correr del partido; apoyar a todos; permitir que los compañeros me ayuden; usar el 100 % de mis cualidades para el beneficio del equipo; asumir responsabilidades”.

“Tu futbol es una obra maestra”, le dijo nada menos que Arrigo Sacchi al propio técnico aurinegro después de la victoria global sobre el Real Madrid en semifinales.

La apuesta por el espíritu de equipo del Dortmund es tal que la ausencia de Mario Götze, quizás su mejor jugador, no parece haberle quitado demasiadas posibilidades de alzarse con el título.

En la otra vereda, Heynckes demostró este año la influencia de su veteranía al mando de un equipo.

El experimentado técnico tuvo la clase suficiente como para levantar la moral de un equipo que había perdido de manera insólita ante el Chelsea la final de la Champions 2012 en su propia casa y que en apenas nueve meses, se alzó como campeón de la Bundesliga con innumerables tipos de récords y devolvió al Bayern a la final europea con el rótulo del mejor equipo de la competición hasta el momento.

“Jugamos un gran futbol colectivamente durante todo el año y debemos mantenerlo así mañana para poder ganar. Hemos mejorado mucho colectivamente y por eso, este año somos todavía mejores”, dijo Heynckes ayer en rueda de prensa.

Heynckes, de 68 años, supo hacerle entender a hombres como Robben que podía ser mucho más desequilibrante mediante el trabajo colectivo que con sus arrestos individualidades desde el flanco derecho, mientras que supo sepultar cualquier tipo de polémica ante sus decisiones tácticas.

A lo largo de la actual temporada, el ex entrenador del Real Madrid tuvo el coraje de mantener a Mario Mandzukic como el delantero central titular, en detrimento nada menos que de Mario Gómez, goleador de la Bundesliga en el 2011 y máximo anotador del Bayern en el 2012, quien se había perdido los primeros tres meses del actual curso por una operación de tobillo.

La presencia de Gómez en el banquillo no dio el más mínimo lugar para la polémica y el escándalo dentro de la plantilla.

“Algunos equipos se dan por vencidos, pero el Bayern reaccionó a lo del año pasado (la derrota en final de Champions) de la mejor manera. Hicimos algunos cambios, fichamos a buenos jugadores y reforzamos el espíritu colectivo”, analizó el técnico del Bayern.

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