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Rubén Aguilar Valenzuela

El banco del Vaticano

En 1942, el papa Pío XII creó el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), más conocido como el banco del Vaticano, que no goza de la mejor reputación en el mundo de las finanzas internacionales. Desde hace años se le acusa de poca transparencia en sus operaciones y también de lavado de dinero.

El banco se ha visto envuelto en escándalos sobre todo en los ochenta y noventa. Es cuando lo dirige el arzobispo estadunidense Paul Marcinkus, que en 1989 fue destituido por el papa Juan Pablo II. Un colaborador de éste, Donato de Bonis, siguió controlando las operaciones hasta 1993 y hay evidencias de que lo utilizó para lavar dinero.

Benedicto XVI nombró al industrial alemán Ernest Von Freyberg (54) como presidente del banco, días antes de renunciar al papado. El papa Francisco lo ha sostenido en el cargo. Él tiene la tarea de lograr que la institución cumpla con los estándares internacionales de transparencia financiera y recupere la buena fama.

En julio de 2012, el IOR no pasó la prueba de Moneyval, la agencia del Consejo Europeo que monitorea el cumplimiento de la legislación contra el lavado. En julio de este año el banco debe entregar otro informe que muestre que ha aplicado las recomendaciones y exigencias del ente calificador.

El banco tiene 18 mil 900 clientes; 5 mil 200 son instituciones católicas que representan el 85 por ciento de los fondos y  13 mil 700 son cuentas individuales. El IOR maneja 8 mil 190  millones de dólares y sus ganancias fueron de 113 millones de dólares en 2012. Éstas se usan para financiar obras de la Iglesia.

La nueva cabeza del banco concedió una entrevista a El País (01.06.13) en el que plantea cuales son tareas inmediatas: “La primera haber aplicado las mejoras sugeridas por Moneyval para el 31 de julio de este año. La segunda, he pedido a una consultora externa, Promontory, que revise todas las cuentas y cada una de nuestras relaciones clientelares”.

Así, como parte de sus objetivos está que en cinco años el banco “tenga una excelente reputación sirviendo a la Iglesia en todo el mundo, cumpliendo con las leyes y siendo transparente” y añade que éste “no puede dañar la imagen de la Iglesia” y que “todos los católicos del mundo tienen derecho a estar bien informados del IOR”.

Von Freyberg, en un nuevo estilo de gestión, ha empezado a transparentar la información y abierto el diálogo con los medios de comunicación y se ha comprometido a “publicar un informe anual igual que cualquier otra institución financiera”.

De acuerdo con el nuevo presidente del IOR su “política de inversiones es muy prudente y se dirige sobre todo a bonos del Estado y moneda. Sólo una pequeña fracción –menos del 5 por ciento– de los activos que gestionamos se invierten en fondos”.

El papa Benedicto XVI conocía de malos manejos en el banco, pero hasta la renuncia a su cargo tomó la decisión de iniciar su transformación. En ese momento se impuso a los burócratas de la Santa Sede. El camino ya ha iniciado y hay datos suficientes para pensar que el papa Francisco continuará con la tarea.

Twitter: @RubenAguilar

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