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Carlos Toledo Manzur

La disputa en el PRD

El intenso conflicto que se vive en el PRD guerrerense derivado de diversas acusaciones de actos de corrupción y malos manejos de recursos financieros, que dirigentes de diferentes corrientes internas se hacen unos a otros, causó la suspensión del Consejo Estatal el domingo pasado. Y fue mejor para ese partido porque la medida evitó la exhibición de esas confrontaciones y la exacerbación de los ánimos, que ya de por sí habían estado exaltados en los últimos días. Además porque al PRD no le resulta de ninguna manera conveniente una imagen ante la ciudadanía de una agrupación sumida en conflictos y divisiones internas motivadas principalmente por el afán de disputarse cargos y posiciones.
La discusión interna y la confrontación de diversos puntos de vista es algo normal y deseable en los partidos políticos, y lo ideal es que esas diferencias fueran resueltas a partir de mecanismos democráticos internos que marcaran la línea de conducción política que debe adoptar tal o cual agrupación. En el caso del PRD, es una obligación del partido y sus integrantes hacerle honor a la letra “D” y predicar con el ejemplo, desarrollando procesos internos democráticos para la integración de sus instancias de dirección y para la resolución de sus diferencias. Y en efecto, este partido se encuentra en un intenso proceso de afiliación que pretende construir un padrón de afiliados suficientemente confiable, que facilite elecciones internas limpias. Y se encuentran en puerta las elecciones para renovar a las dirigencias partidistas, para marzo  del próximo año. En esas elecciones probablemente, se elegirán consejeros y direcciones estatales y nacionales. Así resulta natural que las diferentes corrientes operen diversas políticas de alianzas que agrupan  a unas y otras, como es frecuente dentro del PRD.
Sin embargo, resulta desafortunado que la discusión entre los diversos grupos internos se esté dando en torno a las denuncias de supuestos malos manejos financieros, en vez de que se confronten proyectos políticos acerca de la orientación que el partido debería adoptar para fortalecer su papel como representante de los intereses de la sociedad y especialmente de los más pobres. Es necesario rescatar los principios ideológicos de la izquierda para que el PRD tenga una mayor efectividad en la gestión de la profunda transformación social que el estado demanda. El papel que debe jugar como partido político debe ser en mayor medida el de dirigente de la sociedad y menos como solo un instrumento de acceso a los puestos y el poder.
Desde luego las denuncias hechas deben ser probadas y en caso de que sean verdaderas, sancionadas, pero también en caso de que no, desechadas y exonerados los implicados. Sin embargo, el debate interno debe realizarse de otra forma, privilegiando la discusión política e ideológica, más que los trapos sucios.
Es que actualmente existe un conjunto de temas y tareas muy importantes en la agenda de la izquierda, como es la posición que se está tomando respecto al gobierno federal priista  y el Pacto por México,  la defensa del petróleo y el sector energético, que afortunadamente reúne a toda la izquierda, la discusión de la reformas educativa y fiscal, o bien entre los asuntos más domésticos, los gravísimos problemas de seguridad, la política de desarrollo y atención a los  más pobres, así como la evaluación del desempeño de ya más de ocho años y medio de gobiernos perredistas en Guerrero.
Estos relevantes asuntos son los que deberían estar en la discusión del PRD. Por ello es que sería adecuado que, sin dejar de dar seguimiento a las denuncias presentadas, el partido lograra llevar el debate y la lucha por el poder, hacia la discusión y definición con respecto a estas y otras cuestiones fundamentales.
El proceso electoral interno de marzo próximo define una primera etapa política para el PRD y aunque se constituyan frentes, cada una de las corrientes deberá mostrar la fuerza que tiene entre los militantes y de ello se derivará su grado de participación en la dirección del partido. Lo más importante es que este proceso electoral interno sea realizado con limpieza, para que sea legítimo y permita dejar al partido con la mayor fuerza posible para entrar en una segunda etapa que será la de los preparativos para las elecciones de 2015, incluyendo por supuesto la selección de candidatos a las diferentes posiciones que se disputarán ese año.
En un partido que desde hace mucho ha tenido fuertes tendencias hacia el pragmatismo político y a veces el oportunismo, parece difícil que se pueda transformar este debate lleno de lodo, hacia una verdadera discusión política e ideológica, pero bien vale la pena que se intente.

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