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Queta Basilio vuelve a encender el pebetero del Olímpico

Édgar Vargas / Agencia Reforma

Ciudad de México

Cuarenta y cinco años después, como en los Juegos Olímpicos de México 68, Enriqueta Basilio volvió a encender el pebetero del Estadio Olímpico Universitario, ahora para la edición XXXI del Maratón de la Ciudad de México, el cual se correrá hoy.
La llama traída desde la ciudad griega de Maratón tuvo antes un recorrido de 21 kilómetros con un total de 104 relevos por las principales avenidas del Distrito Federal sin que se registraran incidentes.
Tras una breve ceremonia, en la que estuvo ausente el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, la antorcha con el fuego partió del Hemiciclo a Juárez, y los primeros personajes que tuvieron el honor de portarla fueron los ex maratonistas Rodolfo Gómez y Benjamín Paredes corriendo a la par, múltiples ganadores en esta distancia por todo el mundo.
En el trayecto también se dio oportunidad a los deportistas especiales, también participó uno en silla de ruedas, el multicampeón mundial y paralímpico Gustavo Sánchez, quien pudo rodar en la pista de tartán del estadio de la UNAM en los últimos relevos, así como innumerables campeones de la Olimpiada Nacional, voluntarios y miembros de la Policía Federal.
Después de 3 horas y 15 minutos, el pebetero del Olímpico Universitario fue encendido por quinta ocasión en su historia y la primera desde 1990, cuando se celebraron en este recinto los Juegos Centroamericanos.
Casi me suelto a llorar: Basilio

Enriqueta Basilio se paró a un costado del pebetero, respiró hondo y regresó a 1968, cuando hizo historia al ser la primera mujer en prender el fuego en unos Juegos Olímpicos.
La ex atleta tuvo una regresión justo antes de volver a tener el honor de encender la llama en el Estadio Olímpico Universitario, aunque sólo por unas horas para la conmemoración del XXXI Maratón de la Ciudad de México.
“Estaba pensando en eso, cuando subí los escalones me quedé viendo fijamente el estadio, como que se me pasó toda la película y casi me suelto a llorar, porque sí se apachurra algo, pero eso da mucha energía, mucha felicidad, creo que es bueno para todos, recordar 45 años”, reconoció Basilio.
Ella reconoce que este hecho la dejó marcada, ya que aunque el público no recuerde su nombre en ocasiones, siempre la tienen presente como la chica que encendió el pebetero en el 68.

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