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Plasma Nicolás de Jesús un mural en el parque de La Laja contra la violencia

*Blanca Villalba informa que el trabajo es parte de las actividades de la Semana por la Paz instituida por la ONU

Óscar Ricardo Muñoz Cano

A mediados de junio pasado, la colonia La Laja fue testigo de un enfrentamiento a balazos, al parecer entre grupos antagónicos del crimen organizado. El saldo fue de al menos dos jóvenes heridos de bala que huyeron corriendo por los callejones de la populosa colonia, según un portal electrónico que recabó testimonios de vecinos.
Escenas como la anterior se repiten hasta el cansancio en diversas colonias del puerto; jóvenes que se atacan entre sí, que decidieron no estudiar o que no tuvieron la oportunidad. Todos, motivo de preocupación para quienes como el artista plástico Nicolás de Jesús, sólo tienen como arma un pincel en la mano y las ganas de ayudar en algo.
Situados en el parque de La Laja y bajo el sol de las 5 de la tarde, observamos al artista de complexión robusta y sobrero de palma subido en una escalera dibujando en negro sobre la pared los primeros trazos de lo que será un primer mural y del que nos explica: “A través de estos murales que realizamos con la comunidad queremos reflejar esta situación de violencia que se da en el país, no sólo en Acapulco, por lo que partimos de una preocupación por todo lo que escuchamos, por todo lo que afecta a los pueblos, a las familias…”.
No es para menos. Es a través del arte como él busca interpretar lo que lo rodea, nos dice; “uno como artista quisiera dar un golpe certero en las fibras más sensibles, aunque algunos ya no lo sean”. Y hace una mueca maliciosa en ese rostro suyo tan rústico mientras voltea de nuevo a la pared.
Al verlo, uno podría pensar que Nicolás de Jesús carece de técnica o un orden: unos trazos por acá, otros por allá, al tiempo que le indica a un par de jóvenes voluntarios y a la señora Blanca Villalba, del grupo cultural Calpulli Mogote, cómo mezclar colores y dónde comenzar a pintar.
Pero para el ganador Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Artes y tradiciones en 2007, el acto de hacer un mural es cosa de inspiración.
“A veces sólo cierro los ojos y pido una orientación, a partir de ahí parto hacia muchos lados…”, mientras extiende las manos y nos invita a ver a la pared aún en blanco y que en cuestión de minutos comienza a llenar con lo que parece ser la silueta de una calavera cubriéndose el rostro. “Como diciendo no querer saber más”, nos dice, “hay tanta deshumanización que hasta la misma muerte debe estar harta; ojalá regresemos a una armonía a una convivencia en paz”, mientras trasmite su angustia a la imagen que va cobrando forma a fuerza de pinceladas.
Hace un alto para revisar. Baja de la escalera y se aleja unos metros. En el rostro se ve la aprobación al trabajo realizado. Y comenta: “Este horror que tú ves (en la calavera) me va llevando a caminos, a salidas, a donde hay unas espinas ya trazadas por ahí, a donde una madre que está abrazando a su hijo para protegerlo y al fondo, una paloma entre espinas que quiso conseguir la libertad pero siempre hay un riesgo quedarse entre las trampas que por ahí el humano se inventa”, y señala el resto de los trazos en la pared ubicada atrás de la cancha de basquetbol del parque.
“Y por ahí”, agrega, “una persona que lanza un grito desesperado pidiendo libertad, tranquilidad…”. Se enjuga el sudor de la frente. Se aleja de nosotros.
Es en ese momento que tímidamente la señora Blanca Villalba Sánchez nos comenta que el trabajo es parte de las actividades de la Semana por la Paz instituida por las Naciones Unidas en el mundo, y que De Jesús fue invitado por el grupo cultural Calpulli Mogote, para colaborar con ayuda de los propios vecinos de La Laja, y que además tiene cuatro mantas ya terminadas y listas para ser instaladas en otras colonias.
“A mí me invitaron, a pesar de que yo siempre estoy ocupado con temas sociales; en este caso es un momento en que me siento atraído por esta temática…” dice el artista, pero indica con ánimo que “hay mucha gente que está consciente de que debe hacer algo por la comunidad, por nuestros hijos”, mostrándose orgulloso ya subido nuevamente en la escalera mientras platicamos con él.
“La misma gente es la que debe organizarse para buscar alternativas”, agrega y nos pone como ejemplo un acto a favor de los migrantes al que acudirá a Chicago próximamente.
“Es una tristeza ver la situación del mundo y peor, como mexicanos ver la situación de muchos de nuestros connacionales que salen históricamente hacía Estados Unidos; ver esa inhumanidad, esas leyes que se les aplican y tanta gente que sufre…”.
Echa una nueva mirada para revisar lo que ya es evidente: una calavera consternada y recrimina la cerrazón de la gente para colaborar con éste y otro tipo de iniciativas y se pregunta: “¿qué esperamos, hacer un éxodo?, mientras el ritmo de su pincelada se acelera, “¿qué va a pasar con nosotros si nosotros mismos no buscamos una solución?”, cuando la velocidad pasa a ser frenesí, “¿qué queremos como pueblo, a dónde queremos llegar si a veces la gente se encierra, te dice: ‘esto no me toca a mí’?” Decanta ese frenesí en el trazo final de una tarde que será la primera de dos que le tomará terminar el mural y a nosotros comprender que en verdad Nicolás de Jesús está comprometido con lo que dice y que no es pose ni cámaras ni show, pues seremos los únicos en entrevistarlo en los próximos días, semanas, quizá.

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