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Rubén Aguilar Valenzuela

Primer informe

Faltan cuatro días para que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, rinda su primer informe de gobierno. Las encuestas dicen que llega a él con el 55 por ciento de aprobación y el 34 por ciento de reprobación, que son los mismos números con los que arrancó en diciembre del 2012, muy por debajo de como iniciaron los presidentes Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012).
El presidente en estos nueve primeros meses de su gobierno no ha podido mejorar sus niveles de aceptación frente a la ciudadanía. La razón principal son los malos datos que presenta la economía. A la gran mayoría de la población lo que le interesa es tener empleo y una mejor condición económica y el gobierno en estos meses no se lo ha podido ofrecer.
En enero de 2013 las proyecciones del crecimiento del PIB eran del 4.00 por ciento, para este agosto son del 1.8 por ciento y probablemente al terminar el año sean de sólo 1.0 por ciento. La generación del empleo también va a la baja y en los primero seis meses de 2013 sólo se pudieron crear 300 mil nuevos empleos, la cifra más baja desde 2009. De acuerdo al Banco de México (BM) se espera que al cierre del año se generen entre 450 y 550 mil nuevos empleos que es la mitad de la meta comprometida en el inicio por el actual gobierno.
El presidente en el informe debería hacer frente a la situación y reconocer, de manera responsable, que en economía las cosas no van bien. El presidente podría ofrecer algunas razones que expliquen la situación entre otras que la economía mundial, en particular la de Estados Unidos, no termina de recuperarse y eso afecta a la economía mexicana.
En razón de la actual situación económica podría argumentar, con más fuerza, la necesidad de seguir adelante con las reformas de manera particular la energética y la fiscal, que son parte de la estrategia de su gobierno para reactivar la economía. Un año de problemas económicos y de baja generación de empleos no es el mejor horizonte, para aprobar una reforma fiscal. Es algo que el gobierno tendrá que valorar. En todo caso el informe es un buen espacio, para hacer anuncios en la materia.
El presidente llega al informe con una serie de problemas políticos abiertos, de diverso grado de importancia, como la  crisis en el Pacto por México, el rechazo de la izquierda a la reforma energética y su amenaza con ir a las calles y “echarla” abajo en caso de ser aprobada, la toma de las calles por la CNTE y la percepción generalizada que la autoridad federal no actúa con rapidez y fuerza.
En el informe del próximo domingo, el presidente tendría que  insistir, con determinación, en la línea reformista de su gobierno. Debería reiterar su compromiso con el cambio y hacer anuncios en el sentido de que en ninguna de las reformas hay marcha atrás. De que la viabilidad del país y la posibilidad de superar sus problemas se hagan realidad. El 1 de septiembre sabremos qué dijo el presidente.

Twitter: @RubenAguilar

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