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Presentan en Chilpancingo la reedición de documentos clave del Congreso de 1813

*La comentarista principal del Manuscrito Cárdenas fue la investigadora del INAH, María Teresa Pavía Miller

Fernando Hernández

Chilpancingo

Una reedición del Manuscrito Cárdenas que contiene los documentos más importantes del Congreso Constituyente de 1813 fue presentado ayer en el vestíbulo del Salón de Plenos del Congreso.
El Manuscrito Cárdenas es el nombre genérico que se le ha dado a una compilación de documentos y textos del Congreso de Chilpancingo hallados entre los papeles del caudillo José María Morelos y Pavón, sorprendido por los realistas en la acción de Tlacotepec el 24 de febrero de 1814, que mandó recopilar el virrey Félix María Calleja del Rey Bruder Losada Campaño y Montero de Espinosa, jefe político de la Nueva España entre 1813 y 1816, para informar sobre la rebelión independentista que se gestaba en la América Septentrional.
La comentarista principal de la obra fue la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, María Teresa Pavía Miller.
Pavía Miller, originaria de Chilpancingo, recordó que la obra en la que se aprecian reproducciones facsimilares de los documentos clave del Congreso Constituyente de 1813 fue en un inicio publicada por el historiador Ernesto Lemoine.
“Conocido como Manuscrito Cárdenas, el historiador Ernesto Lemoine los califica como ‘la crema y nata’ del archivo del Congreso. Las imágenes de los facsímiles ocupan 74 de las 215 páginas que forman la obra, otras 74 ocupan su paleografía o transcripción para que cualquier lector pueda acceder a su contenido fácilmente”, destacó la investigadora que fue convocada por la Comisión para los Festejos del Bicentenario de la Promulgación de los Sentimientos de la Nación, que encabeza el diputado priista, Héctor Antonio Astudillo Flores.
“Entre estos documentos –que se reproducen en el libro– están Los Sentimientos de la Nación, y el Acta de Elección del Representante de Tecpan al Congreso Insurgente”, puntualizó Pavía Miller, además de Reflexiones de Morelos a los Elementos de la Constitución, y la Exposición de motivos sobre el Reglamento del Congreso; texto de Morelos fechado en Chilpancingo el 11 de septiembre de 1813, entre otros.

Breve historia de los manuscritos

La historia de los manuscritos tiene sus claroscuros. Los textos permanecieron en el olvido y en algún momento estuvieron a punto de perderse, y con ellos parte su aportación a los contextos políticos que para bien o para mal tenemos en el México contemporáneo.
Pavía hizo un breve recuento de la historia de lo documentos: “Los insurgentes perdieron su archivo al ser vencidos por los realistas cerca de Tlacotepec el 24 de febrero de 1814. Pero el mismo virrey Félix María Calleja se encargó de su revisión y organización y dice que integró cinco cuadernos que contenían al parecer de Calleja los documentos más importantes de la rebelión”, acotó.
La investigadora chilpancingueña abunda en que “el autor –de los estudios preliminares que forman parte del libro, Ernesto Lemoine– también informa sobre los avatares para encontrar el cuaderno segundo; dice que el original fue archivado en un expediente denominado Incidencia Número 1763 donde estuvo hasta el 16 de febrero de 1818. Ahí se guardó hasta 1850 hasta que fue consultado por Lucas Alamán para su Historia de México. Seis años más tarde el hijo de (Ignacio) López Rayón, que paradójicamente, era el director del Archivo General lo sustrajo para hacer un artículo biográfico apologético de su padre, y no lo regresó”, puntualizó.
Y ya “en el siglo XX uno de sus descendientes –de López Rayón– lo vendió al historiador Luis Chávez Orozco”, argumentó la historiadora, “quien lo obsequió al presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas”.
“Hacia 1980 la señora Amalia Solórzano –viuda de Cárdenas– donó los documentos al Archivo General de la Nación (AGN). Pero le faltaban tres documentos, uno de ellos la Copia de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional, que conocemos gracias a las copias que había mandado hace el virrey”, recordó.
Durante la presentación del libro, la investigadora hizo el recuento de algunos episodios de la historia de Chilpancingo que lo ubican como un sitio clave en las luchas por la independencia.
Consideró que “Chilpancingo estaba dentro de uno de los circuitos comerciales más importantes de Nueva España, por lo que fue atrayendo personas de los más diversos extractos sociales. Y así la población creció y para la segunda mitad del siglo XVIII convivían en ella indígenas, españoles, mestizos y afrodescendientes”.
Entonces, “al iniciar la Guerra de Independencia, los chilpancingueños se unieron a la causa insurgente a tan sólo unos meses después de que Miguel Hidalgo y Costilla llamara a la rebelión en el pueblo de Dolores”, en 1810, reflexionó.
“Encabezados por Leonardo Bravo se declararon en contra del dominio español desde fines de octubre de 1810, y en Chilpancingo se repicaron las campañas y tambores para llamar a la gente y apoyar una ilusión rebelde que llegaba por el norte del actual territorio guerrerense”, planteó.
Narró que “por esos mismos días una avanzada de José María Morelos y Pavón que había mandado desde la Costa se enfrentó a los realistas en Tepanco –sitio que ubicó como un lugar entre Chilpancingo y la comunidad de Petaquillas. Las autoridades virreinales alarmadas por esos embates tomaron medidas para fortalecer la defensa de la población, así como para castigar a los vecinos que habían osado apoyar esas insubordinaciones de una de las principales familias del lugar”.
Los brotes de esa rebeldía provocaron que “los Bravo –familia a la que pertenecía Nicolás Bravo y su padre Leonardo Bravo, a su vez hermano de Máximo Bravo– fuera perseguida arduamente, pero los esfuerzos de los realistas fueron en vano, porque unos meses después, el 24 de mayo de 1811, los insurgentes encabezados por Morelos, los Bravo y los Galeana tomaron Chilpancingo, e hicieron que los funcionarios y simpatizantes del gobierno español emprendieran la huida”, relató
Mencionó que “Aquí –en Chilpancingo–, así como en Tixtla y en Chilapa los insurgentes tuvieron su cuartel general en el verano de 1811, lapso en el que se encargaron de organizar y disciplinar a sus tropas. Así como a elaborar la estrategia de campaña más exitosa de la insurgencia; además con la finalidad de hacerse de provisiones llevaron a cabo un inventario y decomiso de las pertenecías y producción. Así lo hicieron en Petaquillas, La Imagen, Acahuizotla, Dos Caminos….”.
“Sin duda el evento más importante que tuvo lugar en Chilpancingo durante la Guerra de Independencia fue el Primer Congreso de Anáhuac, que sesionó en esta población del 13 de septiembre de 1813 al 22 de enero de 1814. En esa asamblea constituyente se discutieron y aprobaron asuntos de gran trascendencia en la historia de México que han dado forma al sistema político actual”, indicó.

La pérdida de archivos históricos, algo habitual en Guerrero

Dijo que “la historia debe servir para apreciar mejor nuestro pasado y corregir nuestros errores, la historia de las vicisitudes y pérdidas del Manuscrito Cárdenas, que guarda gran parte de la memoria histórica de nuestro estado de Guerrero es habitual en nuestros archivos locales. Dañando el conocimiento histórico y muchas veces llevada a cabo por las mismas personas que debían de cuidarlos y preservarlos, como ocurrió con el hijo de Rayón que era el director del archivo”, denunció la académica.
Agregó a su denuncia pública que “tenemos desafortunadamente un sin fin de ejemplos; la pérdida de la Boleta de Bautismo que se atribuye a Vicente Guerrero en Archivo Parroquial de Tixtla, la desaparición de un fondo de 384 cajas, casi 600 libros de los archivos del Taxco durante el tiempo de la década de los noventas, la de los libros de las actas de cabildo de los archivos de Chilpancingo en pleno Siglo XXI entre 2002 y 2006”.
“De esa manera están despojando a la sociedad de un bien público que además no es solo de una generación sino un legado para las subsecuentes, efectivamente también las malas condiciones de los acervos en Guerrero es alarmante”, dijo junto a los diputados que la acompañaron en la mesa de la presentación.
Y soltó que “encontramos que hasta el archivo histórico del estado de Guerrero, está cada vez más acotado por las instancias con las que comparte el inmueble”.
“El archivo histórico del Congreso, se guardaba en un lugar que tenía techo de lámina con las implicaciones de las condiciones. Y respecto a los archivos municipales la situación empeora pues la mayoría son mandados a amontonar, o tirar a la basura, pero esta situación se puede detener”, abundó.
En la presentación estuvieron los diputados perredistas Bernardo Ortega, Elí Camacho, Roger Arellano, Alejandro Arcos Catalán, y el priista Héctor Astudillo Flores, lo mismo que el rector de la UAG?Javier Saldaña .

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