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Octavio Klimek Alcaraz

El cambio climático hace pausa

¿Aumenta o no aumenta? ¿Aumenta la temperatura actual en todo el mundo, o se ha estancado el calentamiento global? ¿Se toma el cambio climático, incluso “una pausa”? Esta cuestión es objeto de acalorados debates.
Esto se debe a que desde comienzos de este siglo, el aumento de la temperatura superficial a nivel global ha sido más lento que lo pronosticado. Se trata de que las predicciones de los modelos climáticos indican, conforme a la física del clima, que el incremento continuo de concentraciones de bióxido de carbono en la atmósfera correspondía una tendencia al calentamiento ininterrumpido. Aunque la NASA ha informado que la última década es la más cálida de la historia. Es decir, no es que haya bajado la temperatura media de la superficie terrestre, sino que ha dejado de subir al nivel pronosticado.
Esta es una prueba, se regocijan los llamados escépticos del cambio climático de que los modelos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), están equivocados. Parten de que no es la influencia humana, sino las fluctuaciones naturales del clima como responsables del aumento de la temperatura de las últimas décadas. Algunos ya predicen un enfriamiento inminente.
Aunque científicos reconocidos los refutan, como el director del Instituto Max Planck de Meteorología de Hamburgo, el profesor Jochem Marotzke, quien señala: “Estamos completamente seguros de que al final del siglo XXI será más cálido que hoy.” Él es uno de los autores del nuevo informe del IPCC, que se presentará en la penúltima semana de septiembre. Continua: “Pero el camino no es sólo una línea recta que sigue a la concentración de bióxido de carbono. De hecho, se presentan mesetas de temperatura también en los modelos climáticos. Sólo es difícil predecir su presencia exacta” (semanario alemán Die Zeit, 2 de febrero de 2013).
La aparición de estas fases de estancamiento posiblemente se debe a factores externos, no solo las erupciones volcánicas, sino también las fluctuaciones caóticas en la atmósfera y los océanos.
Al respecto, en la reconocida revista científica Nature, investigadores del Instituto Scripps de oceanografía presentaron el jueves de la semana pasada una simulación climática para explicar ésto y señalan: “Nuestros resultados demuestran que el actual intervalo (en la escalada de la temperatura) es parte de
la variabilidad natural del clima, asociado específicamente a un enfriamiento tipo La Niña de una década. Aunque pueden darse intervalos similares en el futuro, la tendencia de décadas de calentamiento muy probablemente continuará con el incremento de los gases de efecto invernadero” Diario El País, 29 de agosto de 2013).
Conforme se comprende, en el fenómeno de La Niña se transporta cerca del Ecuador el agua fría profunda a la superficie. Por lo tanto, el agua ahora puede absorber más calor del aire que el promedio a largo plazo. Eso sería una explicación plausible para el estancamiento de la temperatura media de la superficie terrestre.
Los investigadores del IPCC han sostenido un largo debate sobre los modelos climáticos que son de largo plazo, y que no están en capacidad de predecir todavía fenómenos de clima de un año, en especial predecir casos como el estancamiento del aumento de la temperatura superficial terrestre. Existen preguntas todavía por responder, como por ejemplo, cuánto va a durar este estancamiento del aumento de temperatura, y qué va a pasar después exactamente. Lo que es un hecho es que de manera frecuente la ciencia se simplifica demasiado, cuando en la naturaleza existen demasiadas incertidumbres y complejidad.
Aunque finalmente existe la certeza de que cuando el océano deje de absorber calor, continuará el aumento de la temperatura media superficial terrestre, como había sido tan evidente desde los años 70 del siglo XX hasta finales del mismo.
El asunto es que la humanidad está realizando un enorme experimento no planificado con el aumento acelerado de las concentraciones de carbono en la atmósfera debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Vale la pena tal riesgo?

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