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El arte plumario mexicano destaca como el mejor del mundo: restauradora de la UNAM

*María Olvido Moreno fue miembro del equipo que intervino, entre 2010 y 2012, el Penacho de Moctezuma, en el Museo Etnográfico de Viena

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

Cuando los artesanos mexicas terminaban prendas u ornamentos decorados con pluma de ave, los agitaban frente al tlatoani.
“Y pobre del amanteca –como se les llamaba a los especialistas en plumaria– al que se le cayera una pluma, lo dice Fray Bernardino de Sahagún”, refirió María Olvido Moreno, miembro del equipo que intervino, entre 2010 y 2012, el Penacho de Moctezuma, en el Museo Etnográfico de Viena.
“Obviamente no se jugaban el pellejo. La tecnología que usaron garantiza la sujeción de las plumas a la prenda cinco siglos más tarde”, aseguró en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, durante una conferencia pública el pasado sábado que agotó el cupo.
La reciente restauración, a cargo de especialistas de México y Viena, primera colaboración binacional que reunió a botánicos, físicos, ingenieros, ornitólogos y químicos, entre otros profesionistas, pretende mantener en condiciones óptimas la pieza al menos durante un siglo, señaló la especialista de la UNAM, quien participó por México como restauradora independiente por invitación del INAH.
La restauración recurrió a sofisticadas herramientas tecnológicas, por ejemplo la microscopía óptica digital, la microscopía de barrido o la espectroscopía infrarroja para identificar componentes naturales o añadidos, detalles técnicos, rastros de intervenciones previas y deterioros, pues el tocado debe manipularse con extremo cuidado: se movió sólo cuatro ocasiones en tres años.
“El concepto de conservación se centró en la aplicación de procedimientos mínimamente invasivos y en medidas de conservación preventiva; por ello la estabilización y preservación de la autenticidad e integridad del objeto marcaron nuestra línea a seguir”,explicó.
Se consideró además la construcción, con apoyo de ingenieros, de una renovada vitrina con permanente monitoreo, provista además de un sofisticado sistema de antivibración.
“El tren pasa, se mueve todo el museo, todas las colecciones y todas las vitrinas, pero el penacho no”.
El Penacho de Moctezuma, fabricado con plumas de cinco especies de ave –cuatro de ellas identificadas– es uno de los pocos “sobrevivientes” de la plumaria prehispánica, debido a la fragilidad de la materia prima, apuntó la coordinadora del Seminario Permanente de Pintura Mural Prehispánica en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Subsisten siete piezas, aparentemente de origen mexica todas. Dos de ellas (el Tapacáliz y un escudo de piel de ocelote decorado con plumas) se encuentran en México; dos escudos más, con diseño de grecas, los tiene Stuttgart, Alemania, mientras el Museo Etnológico de Viena suma tres: el Penacho de Moctezuma, el escudo de Ahuízotl y el abanico de la mariposa.
La investigadora consideró importante el penacho –dotado en su momento de un elemento frontal de oro en forma de pico, el cual desapareció–, pero no más que las otras piezas.

Tradición plumaria

El arte plumario mexicano destaca como el mejor del mundo, dijo Moreno.
“Hay arte plumario en Hawai, en Brasil, en China, son espléndidos, pero el de México es excepcional, por su gran tradición, por su belleza, por su complejidad, por su tecnología, y por el colorido derivado de las especies endémicas”, argumentó.
En culturas primarias, como la olmeca, ya se encuentran representaciones de plumas en indumentarias, en tocados o en parafernalia ritual. Los artefactos de plumas eran muy apreciados por los toltecas, los aztecas, los mayas, los tarascos y los pueblos vecinos. Y fueron usados como insignias de rango para gobernantes, altos funcionarios, sacerdotes y por supuesto para exitosos guerreros”, expuso.
Las representaciones de objetos fabricados  con plumas o con fragmentos de ellas pueden observarse en obras de orfebrería, en códices, en pintura mural, en cerámica, en relieves y en esculturas de sitios como Teotihuacán, Monte Albán, Bonampak, Cacaxtla y Palenque, entre muchos otros sitios, señaló.
Los interesados pueden consultar la conferencia completa por video (https://www.youtube.com/watch?v=1nlu3gMhrM).

De Moctezuma al México antiguo

El equipo binacional que estudió y restauró la pieza decidió denominarla Penacho del México Antiguo, porque no está comprobado científicamente que perteneciera al soberano azteca.
“No me gusta decir el Penacho de Moctezuma, prefiero decir que Moctezuma tuvo muchos penachos; nadie puede decir tampoco que no perteneció a él”, previno.
Para Moreno, la denominación de Penacho del México Antiguo enaltece la plumaria mexicana.
“Y pone desde un punto de vista científico en su justa dimensión a un objeto que ha sido muy mediático”.
El Penacho pudo haber sido un obsequio de Moctezuma para el gobernador de otro pueblo, del cual pudieron haberlo tomado los soldados de Hernán Cortés.
“Parte importante ha sido divulgar información científica que contrarreste la desinformación, mentiras, verdades a medias y mitos que se han construido socialmente sobre el penacho”, dijo la restauradora María Amparo Moreno.

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