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El libro electrónico es todavía un balbuceo, dice Roger Bartra

*El investigador exaltó las bondades de internet como un difusor de la lectura, contrario a las voces que aseguran que ha contribuido a que los jóvenes cada vez lean menos, y que incluso daña las capacidades de reflexión y concentración

Óscar Cid de León / Agencia Reforma

Ciudad de México

Para el antropólogo Roger Bartra, el libro electrónico, el ebook, es todavía un balbuceo, pero alcanzará un día no muy lejano toda sofisticación.
Lo advertía ante un auditorio lleno de dispositivos celulares y de lectura, de “prótesis”, diría él.
“Si el libro es precisamente eso, una prótesis que forma parte de nuestras redes exocelulares, no debe extrañarnos que pueda evolucionar hasta convertirse en un artefacto electrónicamente muy sofisticado que mantenga la sencillez original del invento pero que la combine con los extraordinarios recursos de la digitalización”, comentó ayer en el Museo Nacional de Antropología al participar en el Tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico.
El también sociólogo, autor de libros como La sombra del futuro y Cerebro y libertad, estaba allí para ofrecer una conferencia magistral sobre el tema que daría el banderazo al encuentro, que este año tiene como tema La cadena del libro en el mundo digital.
Pero la sofisticación, dijo, habrá de esperar, pues las actuales sociedades apenas se enfrentan a la primera generación de dispositivos de lectura, “prótesis”, y el papel todavía supera con creces a las pantallas. Aunque el panorama deberá cambiar más temprano que tarde, observó.
“Sabemos que la relación de los lectores con los textos está modificándose rápidamente”, recordó. “Cada vez leemos más en las pantallas de las computadoras y cada vez escribimos más sobre teclados electrónicos. El papel y la tinta, en muchos casos, son sustituidos por artefactos digitales”, resaltó.
Su voz, dijo, es la de un ferviente partidario del ebook.
Pero aunque espera ver el desarrollo de su futuro, sostiene que los dispositivos de lectura continuarán siendo artefactos no accesibles para todas las clases: “Las nuevas prótesis que nos permiten leer son, por así decirlo, un lujo”.
El investigador emérito de la UNAM y autor de una treintena de libros, entre ellos también El salvaje en el espejo y El Salvaje artificial, destracó que durante un largo periodo, la lectura y sus nuevos soportes serán accesibles solamente para porciones minoritarias de la población. “No quiero exaltar este carácter elitista del libro”, apuntó. “Qué más quisiera yo que fuera un fenómeno masivo y mayoritario, pero tampoco quiero negar la realidad”.
Por otra parte, el investigador exaltó las bondades de internet como un difusor de la lectura, contrario a las voces que aseguran que ha contribuido a que los jóvenes cada vez lean menos, y que incluso daña las capacidades de reflexión y concentración.
No es culpa de internet, zanjó Bartra, sino de los hábitos que cada quien ya traía consigo.
La red, por el contrario, es una ventana que permite a cualquier persona la descarga de textos electrónicos completos y de manera gratuita, como El Quijote de Cervantes. “Hoy en día el canal privilegiado para la obtención de información ya no son los medios impresos”, recordó.
Sin embargo, la popularización de la informática produce, como efecto inquietante, lo que llamó “la aristocratizacion” del libro físico, el cual, como las revistas e incluso los periódicos, tiende a ser desplazado.
Bartra observó otra dimensión inquietante a partir de la aparición de las nuevas “prótesis” de lectura. No hablaba de las tendencias que le dan al libro una nueva exhibición, un nuevo rostro, sino a las tendencias que los convierten en “otra cosa”.
El libro podría de pronto dejar de ser un producto para convertirse en un servicio.
Una gran parte de las lecturas en este sentido, sobre todo en los ámbitos académicos, ya se ha transformado en un mero flujo de información que da servicio a investigadores o estudiantes para que puedan seguir trabajando en casa desde sus dispositivos personales.
Lo anterior, a decir del antropólogo, podría devenir en una desvalorización de la letra impresa.
Pero, aún con escenarios que matizan el entusiasmo, no hay que rehuirle al ebook, enfatizó Bartra como uno de sus partidarios.
“Era previsible que las nuevas tecnologías acabarían provocando importantes cambios, y hay quien se preguntó incluso si estábamos ante la próxima extinción del libro, ese maravilloso conjunto de hojas impresas en tinta (…) Todo cambia”.
“Apenas estamos contemplando los primeros balbuceos de un artilugio que sin duda se desarrollará extraordinariamente y que adquirirá formas cada vez más sofisticadas, prácticas y amables. Se trata de una vuelta de tuerca al lujo que es la lectura”, reflexionó Roger Bartra.

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