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Sin justicia, la niña Luz Angélica, quien fue embestida por una lancha en Majahua

*A casi dos meses del accidente, la menor aún entra el shock cuando está cerca del mar. Va la madre a la Secretaria de Gobierno y a la PGJE?en la capital y dice que no ha visto nada de apoyo de las autoridades

Fernando Hernández

Chilpancingo

Luz Angélica Martínez Santos, de 12 años de edad, comenzó a temblar, rompió en llanto y entró en un shock cuando su madre Minerva Santos Martínez de nuevo intentó llevarla al mar hace cinco días.
Apenas sus pies tocaron la arena y su cara fue alcanzada por brisa, a Luz Angélica le fue inevitable atraer a su mente las imágenes de las aspas cortando su cuerpo, así como el color rojo con el que se pintaron las aguas de la playa Majahua el 20 de julio, cuando una lancha, destinada a la recreación acuática y que era conducida por un menor de 16 años, embistió a ocho personas. En ese accidente una niña falleció.
El conductor de la lancha fue recluido algunos días en el Albergue Tutelar para Menores de Chilpancingo y liberado el pasado 25 de julio.
Ayer la madre de Luz Angélica, Minerva Santos, hizo el recorrido que hacen los más pobres del estado, a quienes el manto de la justicia con dificultades llega. A las 11 de la mañana llegó a la Secretaría General de Gobierno y después se fue a la Procuraduría General de Justicia del Estado, dónde con muchas dificultades se logró reunir por unos minutos con el subprocurador Oscar Villatoro.
Más tarde Minerva Santos, junto con el dirigente del Frente de Organizaciones Populares del Estado de Guerrero (FOPEG), Bertoldo Martínez Cruz, acudió a las oficinas de El Sur en esta capital, donde fue entrevistada.
La madre, quien iba con sus hijos, exigió “justicia para mi hija porque jamás volverá a ser la misma desde que sufrió este accidente”.
“No considero justo que quien le hizo esto a mi hija quede en libertad sólo porque es menor de edad, y si así fuera tiene padres que deberían hacerse responsables, yo sólo soy una de las miles de personas que piden justicia, a mi hija la vida ya le ha cambiado para siempre después de lo que le pasó”, reclamó.
Narró que dejó su trabajo como empleada doméstica para hacerse cargo de las curaciones de su hija.
En la entrevista la mujer mostró unas fotografías tomadas a su hija momentos después del accidente, cuando todavía sus heridas estaban abiertas, y en ellas se muestra el cuerpo de la menor y a momentos parecen los estragos que causa el ataque de un tiburón.
Son cuatro fotografías en las que se observan heridas profundas, una en una pierna de la niña, muy cerca de la zona genital, otra debajo de su pecho, en el abdomen y en otras partes de su cuerpo.
Debido a una de las heridas, Luz Angélica tendrá un crecimiento anormal de uno de sus senos, lamenta Minerva Santos.
A más de un mes del accidente de algunas de las heridas brota a momentos pus, además Luz Angélica tiene edemas en el cuerpo, pero sobre todo un trauma la impide salir a la calles, ir a la escuela y volver a la playa que, hasta finales de julio, era de una de las cosas que más le gustaba hacer y de las pocas gratis ante la pobreza extrema en la que vive su familia.
A la madre les imposible contener el llanto cuando explica que hace cinco días la trató de llevar a la playa para distraerla y hacerle entender que hay más mares que los que bañan la playa Majahua, que el mar es inmenso y que está en casi todo el mundo, pero sobre todo que es noble “y que él no tuvo la culpa de lo que le pasó, para que lo perdone”, y vuelva a disfrutar de lo que tanto le gustaba.
Pero Luz Angélica todavía no está lista y ese día caminó con dificultad y cuando se acercaba a la playa se comenzó a poner muy mal, recordó la madre: “mi niña comenzó a sudar mucho y a ponerse muy nerviosa. Cuando nos dimos cuenta estaba temblando y empezó a gritar, a llorar, ella entró en crisis”.
Entonces, indignada, recordó que las promesas de las autoridades de apoyo sólo han sido eso “sólo han sido promesas”, que no se han materializado.
Dijo que hace unos 15 días los abogados del adolescente que conducía la lancha que embistió a los menores se contactaron con ella “y me ofrecieron llegar a un acuerdo”, que consistía en que ella fijara una cantidad y a cambio tendría que retirar los cargos.
“Yo no puedo pensar en una cantidad, yo no sé cuánto más me vaya a gastar en atender a mi hija, pero tampoco puedo ponerle precio al daño que se le hizo, ella jamás va a volver a ser la misma”, concluyó.

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