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La violencia y la indiferencia del gobierno provocan la revictimización de los indígenas: funcionaria de la CNDH

*Las consecuencias extremas de este fenómeno se observan en el desplazamiento forzado de las comunidades y el surgimiento de autodefensas, dice Teresa Paniagua

Henia Prado Hernandez / Agencia Reforma

Ciudad de México

La violencia de los últimos años y la indiferencia gubernamental ha provocado la revictimización de los pueblos indígenas y el menoscabo de su calidad de vida e identidad cultural, advirtió Teresa Paniagua, Cuarta Visitadora General de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Dentro de la conmemoración de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la funcionaria sostuvo que las consecuencias extremas de este fenómeno se observan en el desplazamiento forzado de las comunidades y el surgimiento de autodefensas.
“Los grupos indígenas, dada la especial situación de vulnerabilidad en que se encuentran, han sufrido de manera acentuada la problemática de inseguridad que agobia al país. Ello se debe a que no gozan de los mismos beneficios que el resto de la población pues el acceso a la justicia en ocasiones es muy limitado.
“Esta situación ha afectado a las comunidades indígenas de diferentes maneras. La más grave, quizá, es el desplazamiento, un gran número de familias indígenas se ha visto forzado a abandonar sus asentamientos tradicionales en busca de seguridad, provocándoles mayor pobreza y poniendo en peligro la propia identidad cultural, que tiene como base primordial el arraigo a la tierra propia”, indicó Paniagua en entrevista vía correo electrónico.
La falta de agentes del Ministerio Público cercanos al domicilio de las víctimas y de traductores –porque la mayoría de indígenas hablan una lengua distinta al español– son los obstáculos que cotidianamente enfrenta este sector de población para ejercer sus derechos.
Asimismo no gozan de las mismas condiciones de seguridad en comparación con el resto de los ciudadanos ya que en sus localidades las corporaciones policiacas son inexistentes o tienen pocos agentes.
Este panorama de olvido y violencia genera que los pueblos busquen soluciones por medios propios, una de ellas es el desplazamiento forzado que trae consigo empobrecimiento de la calidad de vida como ocurrió con los triquis de la San Juan Copala, Oaxaca, esquema reproducido también en Guerrero, Chihuahua, Sinaloa, Michoacán y Jalisco.
Otras etnias han encontrado en la figura de la autodefensa el medio para sobrevivir, indicó la visitadora.
“Los pueblos indígenas tienen en su organización social –dentro del sistema de cargos– una figura encargada de vigilar la comunidad, por ejemplo, los topiles en varios pueblos indígenas de Oaxaca y los mayoles entre los tzeltales de Ocosingo en Chiapas.
“Ahora bien ante la incapacidad de las autoridades encargadas de la seguridad las comunidades indígenas, marginadas, empobrecidas y alejadas se han visto compelidas a reforzar estas figuras tradicionales”, resaltó la visitadora.
Paniagua afirmó que los esfuerzos institucionales no han sido suficientes para garantizar los derechos de estos pueblos pues los problemas persisten y la inseguridad que prevalece no abona en su desarrollo cultural.
“Todo lo que se haga por los pueblos indígenas será poco debido a las carencias históricas que se enmarcan en una enorme complejidad caracterizada por marginalidad, discriminación y pobreza”, sostuvo.

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