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Justicia en el caso Chavarría y fin a la persecución del movimiento social, demanda Obeso a Aguirre

Nestora Salgado está injustamente recluida, dice al recibir la presea Sentimientos de la Nación otorgada post mortem a su esposo. En la sesión solemne del Congreso, exige respeto a los pueblos indígenas y cese al hostigamiento contra las policías comunitarias. “El Estado y el gobierno de Guerrero deben garantizar la vida y el patrimonio de todos los ciudadanos y hacer que se respeten los derechos humanos que consagra la Constitución”

Hugo Pacheco León

Chilpancingo

Ante el silencio de la izquierda institucional sobre los asuntos que aquejan a los guerrerenses, tuvo que ser Martha Obeso Cázares, quien luego de recibir la presea Sentimientos de la Nación otorgada post mortem a su esposo Armando Chavarría Barrera, exigió al gobernador Angel Aguirre Rivero, al representante del presidente Enrique Peña Nieto, al subsecretario de Desarrollo Social, Javier Guerrero García, y a toda la clases política guerrerense, justicia.
Justicia por los asesinatos políticos de luchadores sociales que se mantienen en la impunidad; que dejen de hostigar y criminalizar al movimiento social, y que se aplique un juicio apegado a derecho para la coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, Nestora Salgado García.
Martha Obeso exigió también –porque así lo hubiera hecho Armando Chavarría— respeto a la libre autodeterminación de los pueblos originarios, a sus usos y costumbres y a su plena representación política consagrados en la Constitución y en la Ley 701 sobre derechos y cultura indígena, y por el cese a la persecución a la Policía Comunitaria de la CRAC y a la Policía Ciudadana de la UPOEG, ahora hostigados y reprimidos por el gobierno federal y estatal a través del Ejército, la Marina, la Policía Federal y Policía Ministerial.
Estos reclamos en voz de Martha Obeso se realizaron en la sesión solemne para la conmemoración del bicentenario de la instalación del Primer Congreso de Anáhuac y la promulgación de Los Sentimientos de la Nación, realizada en la Catedral de la Santa María de la Asunción, en esta que fue la primera capital del país, Chilpancingo.
Fue una ceremonia con los mismos rostros priistas con sus máximos representantes en el estado, los ex gobernadores Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, que además fueron exaltados por los oradores oficiales; pero también estuvieron los mismos rostros priistas ahora en el PRD, enquistados en el gobierno del estado y el Congreso local, es decir, senadores, diputados federales, secretarios de despacho, delegados federales; los integrantes del arzobispado y los mandos militares.
Silencio provocó el discurso de Martha Obeso y el gobernador no paró de anotar; los políticos, todos, con caras duras. Sin inmutarse.
Pero Martha Obeso, en parte sonriente, en parte con el rostro desencajado por el dolor que le causa el recuerdo de su esposo asesinado, recibió de manos del gobernador Angel Aguirre la presea que el Congreso local aprobó por unanimidad entregar post mortem a Armando Chavarría.
En esta parte de la sesión solemne, la gente aplaudió fuerte y lo volvió a hacer cuando Martha Obeso culminó su discurso.
“Valoro altamente este acto de reconocimiento y de justicia, por todo lo que Armando Chavarría aportó al desarrollo de la educación pública, la construcción de la democracia, al respeto de los derechos humanos, a la lucha por la libertad, la justicia, la igualdad y al progreso de la nación”, recalcó Martha Obeso al inicio de sus discurso.
Y no escatimó nada a nadie: “Es también un reconocimiento a la izquierda y a los demócratas guerrerenses; a la lucha de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas por su derecho a la libre determinación y a aplicar sus propias normas de seguridad y justicia; a las miles de personas que en el campo, el comercio, las escuelas, los sindicatos y el servicio público, anhelan que México y Guerrero tengan otro destino”.
Luego consideró que los Sentimientos de la Nación, a 200 años de su promulgación, “son un ideal incumplido” y que los mexicanos siguen luchando para que se hagan realidad, porque la marginación y la pobreza se ha acrecentado en los últimos 30 años y han profundizado al extremo la desigualdad social.
De su esposo Armando Chavarría, recordó que luchó por la educación crítica, científica, democrática y popular, por los colonos, por los campesinos, los obreros; apoyó la lucha de Cuauhtémoc Cárdenas para ganar la Presidencia de la República.
Añadió que Chavarría fue un legislador comprometido con el país y el estado, fue reformador y un estratega del cambio social, con una visión de izquierda democrática, incluyente, plural, madura e inteligente.
Además dijo –lo que incomodó a los diputados de esta 60 Legislatura que están supeditados al gobernador— que su esposo fue promotor del diálogo y el entendimiento entre los actores políticos y entre los poderes públicos; fue promotor de que el Poder Legislativo tuviera una verdadera autonomía en su administración y en sus acuerdos y con independencia en sus decisiones.
Recordó Martha Obeso que Chavarría, antes de su muerte, ya tenía listo su discurso para conmemorar los 196 años de la proclamación de los Sentimientos de la Nación, y leyó unos párrafos alusivos.
Lo anterior para decir que si Chavarría estuviera, seguiría luchando por la construcción de una democracia firme y duradera; estaría a favor de las reformas sólo si éstas no afectan las conquistas del pueblo de México, si garantizan progreso, la paz, la felicidad y la concordia nacional.
Indicó que su esposo, si viviera, defendería el petróleo, que la reforma hacendaria obligara a pagar impuestos a grupos monopólicos, y a que paguen impuestos las mineras transnacionales.
Añadió que Chavarría reclamaría la urgente y cabal aplicación de la Ley General de Víctimas, para reparar el daño a las miles de familias agraviadas por la violencia desatada en el país, y exigiría al Estado mexicano el compromiso de la no repetición de estos hechos y exigiría la depuración y la honestidad de las policías.
Demandaría el cese al hostigamiento y la criminalización del movimiento social, dijo también.
Además de que abogaría por el respeto a la autonomía y libre determinación de los pueblos originarios, a sus usos y costumbres y a su plena representación política, consagrados en la Constitución y la Ley 701, y por el cese a la persecución de las policías comunitarias y ciudadanas.
Martha Obeso también dijo que Chavarría reivindicaría el reconocimiento de los derechos del pueblo afromexicano, su identidad cultural y su representación política.
Enseguida indicó que también reclamaría un juicio apegado a derecho para Nestora Salgado García, que significa el respeto a sus derechos humanos, a sus garantías individuales, ya que la coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá ha sido injustamente desterrada y recluida en el penal de máxima seguridad de Nayarit.
Recordó que igual se pronunciaría por el pleno esclarecimiento y el castigo ejemplar a quienes resulten responsables de los asesinatos de Moisés Villanueva de la Luz; de Alvaro Rosas Martínez, de Manuel Ponce Rosas y Raúl Lucas Lucía, de Homero Lorenzo Ríos, de Reye Hernández García, de Arturo Hernández Cardona y de Raymundo Velázquez Flores.
Y dirigiéndose al gobernador y al representante del presidente Enrique Peña Nieto, les dijo: “El Estado mexicano  y el gobierno de Guerrero deben garantizar la vida, la integridad física y el patrimonio de todos los ciudadanos y hacer que se respeten los derechos humanos que consagra la Constitución”.
Para despedirse señaló: “Sólo así podremos aspirar a construir el país que soñó José María Morelos y Pavón, el Siervo de la Nación, cuyos ideales hizo suyos Armando Chavarría Barrera, y por los cuales fue asesinado siendo la cabeza de este Poder Legislativo, hace exactamente mil 485 días; su crimen infausto aún sigue en la impunidad; nosotros seguimos exigiendo justicia”.

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