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Deja Peña Nieto la fiesta de El Grito para atender contingencias de las lluvias

Ernesto Núñez /?Yaotzin Botello / Agencia Reforma

Ciudad de México

En cuanto el Presidente Enrique Peña Nieto anunció que debía retirarse del Palacio Nacional para atender la emergencia provocada por las tormentas Ingrid y Manuel, el diputado verde Jorge Emilio González se levantó y buscó la salida.
Con la mirada perdida que le caracteriza, el llamado Niño Verde examinó su entorno: una estela de funcionarios caminando a toda prisa detrás del presidente y su esposa, Angélica Rivera, que salían del lugar rodeados por escoltas del Estado Mayor Presidencial.
Mujeres de vestido largo mirándose unas a otras con cara de ¿what?; meseros paralizados con las charolas de antojitos gourmet, mezcales y tequilas; cuatro mesas abandonadas por los miembros del gabinete, que acababan de recibir la instrucción de salir con Peña Nieto a atender la contingencia.
El desconcierto duró unos cuantos minutos. Pronto, los músicos volvieron a tocar, los meseros volvieron a servir, los invitados se acomodaron en sus sillas para reanudar sus conversaciones, y el Niño Verde encontró a alguien a quien decirle: “Vámonos a otro lado”.
Ese alguien era el senador de su partido, Arturo Escobar, quien en ese instante se levantaba de su asiento acompañado de su esposa. Con un ademán, el líder del PVEM señaló la salida y los tres caminaron hacia allá.
La fiesta había terminado para ellos.

Amigos, más que clase política

El primer Grito de Independencia de la nueva era priista congregó a embajadores, militares extranjeros invitados para participar en el Desfile del 16 de septiembre, funcionarios del Gobierno federal, familiares y amigos.
Familiares como Eduardo Videgaray Caso, hermano del secretario de Hacienda, quien se paseaba por los pasillos de Palacio Nacional con una enorme sonrisa.
Amigos como Antonio Mauri, un incondicional del peñismo desde la precampaña.
Además de una veintena de jóvenes que ocupaban sillas en las mesas asignadas a los hijos del Presidente y su esposa.
Todo un festín para los cronistas de sociales.
Entre los invitados, estaban los obligados por el protocolo: los presidentes del Senado, Raúl Cervantes; la Cámara de Diputados, Ricardo Anaya, y la Suprema Corte de Justicia, Juan Silva Meza. El Rector de la UNAM, José Narro; el arzobispo Norberto Rivera, y el dirigente del PRI, César Camacho Quiroz.
Más notorias que la presencia de Camacho, eran las ausencias de otros priistas: los líderes parlamentarios Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón.
Y tampoco estaban los líderes de los partidos que han dado al peñismo Pacto y reformas: el panista Gustavo Madero y el perredista Jesús Zambrano.

Breve y protocolaria

Como lo marca la tradición, el presidente salió al balcón de Palacio Nacional en punto de las 11 de la noche, acompañado de su mujer, que lucía radiante en un vestido verde esmeralda.
Vitoreado por cientos de priistas que fueron acomodados por el Estado Mayor en las primeras filas frente a la fachada del Palacio Nacional, Peña Nieto hizo la arenga típica sin improvisar una sola palabra.
Después regresó al salón de Recepciones, entregó la bandera a un cadete del Colegio Militar y cruzó uno a uno los salones donde estaban sus casi 800 invitados hasta llegar al despacho presidencial.
Ahí se reunió con miembros de su equipo, presumiblemente para recibir la información sobre los estragos causados por Ingrid y Manuel.
Doce minutos después de la medianoche bajó por la escalinata portando aún la Banda Presidencial, rodeado de militares, del brazo de su esposa y seguido por el titular de Hacienda.
Peña Nieto caminó hasta una tarima en la que algunos esperaban que tocara un mariachi. Tomó un micrófono y en menos de tres minutos dio las gracias a los invitados por acudir a los festejos, explicó que él y los miembros de su gabinete se retirarían de la cena y ofreció disculpas.
“Tengo la necesidad y obligación de retirarme para atender la contingencia”, dijo, flanqueado por los secretarios de Defensa y Marina, Salvador Cienfuegos y Vidal Soberón.
Bajó de la tarima y caminó hacia su izquierda, donde estaban las dos mesas de las familias Peña y Rivera, y las de la “zona dorada”, reservadas para el gabinete y sus acompañantes.
Eran menos de las 00:30 horas cuando el presidente y su esposa salieron del Palacio Nacional.
Ya sin anfitrión, la fiesta duró menos de una hora.
Algunos invitados, como el Niño Verde, huyeron de inmediato, sin cuidar las formas. Otros miembros del “jet set” de la política, como el ex gobernador veracruzano Miguel Alemán y su esposa, se retiraron con mayor discreción.
Los embajadores y visitantes extranjeros aguantaron hasta que se acabaron las charolas de quesadillitas, taquitos, trozos de chiles en nogada, tostaditas de res y ceviche.
Después de que se repartieron los postres -nieve de sabores y dulces típicos- quedaron vacías las 780 sillas acomodadas alrededor de la fuente del Pegaso.
Pasaba de la una de la mañana. Afuera, la plancha del Zócalo —desalojada dos días antes por la Policía Federal— ya también estaba vacía.

Pospone Peña viaje a Alemania

El presidente Enrique Peña Nieto pospuso el viaje a Alemania que tenía programado para el próximo 4 y 5 de noviembre debido a la agenda legislativa en México.
Así lo anunció ayer la nueva embajadora mexicana en Berlín, Patricia Espinosa, en su primer acto oficial, por el Día de Independencia en Berlín, Alemania.
“El viaje (de Peña Nieto) podría reprogramarse para el primer trimestre, y si no, para el primer semestre del 2014”, indicó la también ex secretaria de Relaciones Exteriores.
Argumentó que la postergación se debió a la discusión que se lleva a cabo en el Congreso sobre la agenda legislativa.
Peña Nieto tenía previsto reunirse en Hamburgo el 4 de noviembre con la Canciller alemana, Angela Merkel, y el 5 con un grupo de empresarios locales, con quienes celebraría el Día de América Latina y hablaría de mayor cooperación entre ambos países.
Peña Nieto habría sido el huésped de más alto rango en esta celebración, en la que se contemplaba una reunión entre empresarios alemanes y representantes políticos y empresarios latinoamericanos.

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