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Colapsa el agua de la presa el encauzamiento del río Huacapa que atraviesa la capital

*Hunde las calles aledañas, se lleva casas, automóviles y establecimientos comerciales. En las márgenes había roperos, refrigeradores, sillones, sillas y artículos diversos que fueron arrastrados por la corriente

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

El desbordamiento de la presa Cerrito Rico, ubicada al norte de la ciudad, colapsó todo el encauzamiento del Río Huacapa y provocó serios e incalculables daños a la estructura del cauce, a establecimientos comerciales y a casas habitación ubicadas al margen.
Las afectaciones a consecuencia de las lluvias que trajo la tormenta tropical Manuel, son desde las primeras colonias ubicadas al norte de la ciudad, como Las Torres, hasta el sur, en la colonia La Cinca, pues el río Huacapa atraviesa toda la capital.
El gigantezco caudal de agua que bajó desde la presa del Cerrito Rico provocó dos enormes hundimientos frente al Palacio de Gobierno, uno de aproximadamente 10 metros de largo a un costado del paso para personas que se encuentra frente al edificio gubernamental y otro de aproximadamente seis metros frente a la parada del transporte público.
Estos daños provocaron la suspensión del servicio de Internet y del servicio telefónico a la mayoría de las oficinas del Palacio de Gobierno, reconocieron los pocos empleados que se encontraron de guardia este lunes.
Los grande hoyos que fueron abiertos por la corriente ocurrieron en el carril de norte a sur. Ahí, un ciudadano tronó con rabia, “mire nomás, cómo no se va a hundir si no le pusieron ninguna trabe, no tiene parrilla, es el puro cemento así esta todo (el encauzamiento), son unos corruptos, por chingarse una lana pasan estas cosas”.
Frente al Instituto Tecnológico, a una cuadra del Palacio de Gobierno sobre el carril de sur a norte el agua abrió otro boquete de aproximadamente ocho metros.
Los daños fueron mucho mas graves rumbo al centro de la ciudad; a la altura de la colonia Universal, casi frente a la Comercial Mexicana, un edificio de dos plantas que albergaba un modelorama, una lavandería, un restaurante de comida China y un bar en la parte baja, y en la parte alta las oficinas del senador perredista Sofío Ramírez, se vino abajo por el golpe del agua en un recodo justo frente al inmueble.
A esa altura también se cayó la parte en donde se asienta el puente vehicular en los dos carriles que atraviesa el bulevar Vicente Guerrero para entrar al encauzamiento.
La Secretaría de Seguridad Pública municipal recibió el reporte del daño a las 9 de la mañana de este lunes, sin embargo, vecinos del lugar, reportaron que la casa comenzó a vencerse desde las 3 de la madrugada, cuando comenzó a ser desalojado.
Más al norte, frente a las instalaciones de la 35 Zona Militar, el agua provocó el hundimiento de otro tramo de aproximadamente 30 metros del carril del encauzamiento de norte a sur.
A la una de la tarde de este lunes en las inmediaciones de la Casa del Anciano, junto a las instalaciones de la 35 Zona Militar se observó un desastre; tres vehículos, dos compactos y una camioneta Pick Up estaban volcados sobre el mismo carril de Norte a Sur. Los vehículos fueron arrastrados por el agua de la barranca Alpoyeca que baja de las colonias Zapata y 10 de abril, al poniente de la ciudad. En las márgenes había  roperos, refrigeradores, sillones, sillas y artículos diversos que fueron arrastrados por la corriente.
Una cuadra arriba, en la prolongación Valerio Trujano que también se encuentra a un costado de la 35 Zona Militar, fue invadida por el caudal que se desbordó de la misma barranca y los habitantes de toda una cuadra quedaron atrapados en sus casas, por lo que personal de Protección Civil y de la Policía Preventiva tuvieron que rescatarlos con cuerdas que atirantaron de una acera a otra.
Allí el agua desembocó por prolongación Valerio Trujano hasta la avenida Calzada Nacional, que es el acceso a las instalaciones militares, mismas que también quedaron incomunicadas por este lado.
El panorama fue mas deprimente desde la calle Quintana Roo hasta el barrio de la Santa Cruz, una cuadra arriba del zoológico de Chilpancingo. La corriente del agua se llevó los dos carriles de norte a sur y de sur a norte e invadió por lo menos una cuadra hacia el poniente inundando cientos de viviendas. Igual ocurrió por el lado del barrio de la Santa Cruz, al oriente del encauzamiento, en donde el parque del mismo barrio quedó convertido en un enorme charco, con una altura de medio metro.
Las familias que habitan en ambos lados alcanzaron a salir durante la madrugada de este lunes con pocas pertenencías de valor y la mayoría al medio día ya se encontraba alojada en casas de sus familiares, con vecinos o en los albergues que abrió el Ayuntamiento.
“Anoche me resistía a dejar mi casa y cómo la voy a dejar si no había quién me garantizara que habría seguridad, pues algunas que las desalojaron desde la tarde de ayer (el domingo) ya estaban siendo robadas por la noche”, dijo doña Carmela González, vecina del barrio de la Santa Cruz, quien a las 2 de la tarde de ayer fue auxiliada por dos de sus sobrinos, quienes sacaban algunas de sus pertenencias de su casa en bolsas de plástico negras que los jóvenes alzaban para evitar que se mojaran, pues el agua les llegaba arriba de la cintura.
Río arriba, a una cuadra de la central de autobuses, una mujer lloraba impotente; desde las 4 de la madrugada había abandonado su casa por indicaciones de personal del Ayuntamiento que la llevó al albergue de la escuela José Martí, y al regresar después del medio día, ya no encontró la mitad de su hogar, pues la había arrastrado el agua.
“No sé qué voy a hacer, mi marido trabaja fuera y no me he podido comunicar con él desde el sábado. No se qué lo voy a decir cuando regrese, construimos nuestra casa con mucho esfuerzo, en cinco años nos hicimos de nuestras cositas y ahora en un santiamén ya no tenemos nada”, dijo.
A lo largo del cauce que atraviesa de norte a sur la capital, la gente; entre damnificados, curiosos y quien por necesidad tenía que pasar por allí, caminaba a orillas sin que nadie les advirtiera del peligro, no había ninguna autoridad que conminara a la prevención de los transeúntes, era una zona de nadie.

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