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Sorprende a turistas la fuerte lluvia y los retiene en Acapulco, tras el fallido puente del Grito

*Ante la magnitud del meteoro, hoteles como el Playa Suites tuvieron que suspender la cena-baile por los festejos. Otros, como el Crowne Plaza y Calinda sí los realizaron pero en salones cerrados

Salvador Serna

Tremenda impresión se llevaron miles de turistas nacionales el pasado domingo, al darse cuenta de que casi habían desaparecido las franjas de arena de las playas El Morro, Icacos y Papagayo, por las lluvias de la tormenta tropical Manuel.
Lo anterior, obligó a los turistas a desistirse de zambullirse en el mar, optando por regresar a sus hoteles, y por momentos, hacer uso de las albercas.
Mientras que algunas hospederías tuvieron que improvisar, usando sus salones de convenciones para dar el servicio de restaurante durante todo el día y la noche.
Ante la magnitud del meteoro, otros hoteles, como el Playa Suites, tuvieron que suspender la cena-baile por los festejos del Grito de Independencia. Otros hoteles, como el Crowne Plaza y Calinda, sí los realizaron pero en salones cerrados, cuando originalmente el plan era realizarlos en el área de la alberca y con fuegos pirotécnicos.
En hospederías más pequeñas, los turistas dieron el tradicional Grito en el lobby del hotel, festejando sólo con refrescos, botanas y cervezas.
La glorieta de La Diana era una gigantesca piscina, porque la calle aledaña a la delegación de la SEG se convirtió en un río desde la 9 de la mañana, que se fue diluyendo hasta las 3 de la tarde.
Afuera del centro comercial Galerías Diana decenas de autos compactos se quedaron varados, por lo que los turistas fueron auxiliados por prestadores de servicios turísticos, quienes en esos momentos salían de sus trabajos y empujaban las unidades motrices a las calles circundantes, poniendo a los turistas a salvo.
Ante el fuerte oleaje en playa Papagayo, decenas de surfers locales desafiaron a la madre naturaleza y se metieron a correr las olas, situación que llamo la atención de los turistas que les tomaban fotografías.

Buscaban regresar pero el clima lo impedía

Atemorizados por las lluvias, miles de turistas buscaban regresar a sus lugares de origen por tierra o aire, pero al llegar a las terminales de autobuses ubicadas en la avenida Cuauhtémoc, los empleados de Estrella Blanca y Estrella de Oro les informaban que por disposición de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT) se habían suspendido todas las corridas, porque la Autopista del Sol y la carretera federal México-Acapulco estaban cerradas por deslaves.
Por esta situación, cientos de turistas quedaron varados en las terminales de pasajeros, lo que les ocasionaba gran desesperación y tensión.
Otros buscaban comunicarse vía celular con sus familiares, pero todas las redes telefónicas colapsaron debido al mal tiempo.
También en el aeropuerto internacional de Acapulco no hubo servicio el pasado domingo, pero este lunes se reanudaron todos los vuelos con destino a la ciudad de México, Toluca, Tijuana y Monterrey.
Mientras tanto, en los hoteles de la zona Dorada el panorama era de caos. Todas las hospederías tuvieron que cerrar sus restaurantes de playa y sus respectivas albercas, porque la precipitación pluvial las desbordaba.
En punto de las 12 del día, las albercas del hotel Playa Suites, Copacabana y Elcano fueron reabiertas a sus clientes, motivando que cientos turistas se metieran a departir, ante la imposibilidad de disfrutar del sol y las playas debido a la marea alta y fuerte oleaje.
Sin embargo, cuando la lluvia cesaba por momentos, los turistas salían de los hoteles para salir a caminar rumbo a los centros comerciales cercanos como Gran Plaza, Galerías Diana y Plaza Bahía. Mientras que el parque Papagayo estaba cerrado.
Ya entrada la tarde-noche del domingo, cientos de turistas optaron por cenar más temprano que de costumbre, para salir a caminar rumbo a los centros nocturnos de playa Condesa, procurando no alejarse mucho de su hotel porque la lluvia era intermitente y amenazaba con arreciar.
Mientras que otros turistas se fueron en sus automóviles con dirección al centro de la ciudad con la finalidad de ver, aunque sea de lejos, el zócalo de Acapulco que a pesar del mal tiempo estaba iluminado pero con muy poca concurrencia.

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