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Llama a la calma el gobierno de Grecia tras protestas por asesinato de activista

El asesinato del activista de izquierdas Pavlos Fyssas a manos de un neonazi ha hecho saltar las alarmas del Ejecutivo griego ante el peligro de una desestabilización del frágil clima social y, tras los primeros disturbios, el mensaje principal del gobierno se ha centrado en llamar a la calma.
Fyssas, quien murió apuñalado en la madrugada del miércoles por un activista del partido neonazi Amanecer Dorado, recibió ayer sepultura, en un entierro al que acudieron varios miles de personas, familiares, amigos y muchos desconocidos que querían darle su último adiós.
Previamente, el padre de la víctima había lanzado a través de los medios de comunicación un llamamiento desesperado e iracundo a las fuerzas de seguridad: “Pido justicia, justicia, que este Estado haga justicia”.
También pidió que además de juzgar al autor confeso, identificado como Yórgos Rupakiás, los esfuerzos se centren en dar con la persona que le llamó por teléfono para que acudiera a matar a su hijo.
La esposa de Rupakiás, detenida también desde el miércoles, confesó que éste había recibido una llamada tras la cual abandonó el domicilio familiar, no sin antes pedirle que destruyera sus pertenencias.
Según la reconstrucción de los hechos, Rupakiás acudió al lugar del suceso tras recibir una llamada, presuntamente de un grupo de neonazis que se hallaban en la misma cafetería que la víctima y sus cuatro acompañantes.
Al abandonar la cafetería, Fyssas y sus amigos se encontraron con unos 25 “camisetas negras” -el grupo de choque de Amanecer Dorado- que los estaban esperando a la salida.
El ataque mortal con el cuchillo, sin embargo, provino de Rupakiás, quien se acercó a Fyssas en un coche y le preguntó por el nombre de la calle en la que se encontraban, haciéndose pasar por alguien que simplemente buscaba una dirección, lo que, según la policía, apunta a una emboscada premeditada. (EFE / Atenas).

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