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Exigen la demolición de una roca vecinos del Kilómetro 33 y bloquean la carretera

Mariana Labastida

Vecinos del poblado del Kilómetro 33 de la carretera federal Acapulco-México bloquearon la carretera para solicitar ayuda y dinero a los automovilistas para pagar la detonación de una piedra que está en riesgo de caer.
Los automóviles pueden circular hasta el kilómetro 39 donde la carretera se deslavó incomunicado a poblados grandes como Xaltianguis, luego de que los propios pobladores se encargaran de la limpieza de la carretera ante la falta de maquinaria para la limpieza del camino los primeros días de la contingencia tras el paso de la tormenta tropical Manuel.
Al pasar por la carretera federal Acapulco-México desde la comunidad de El Quemado se percibe un olor a animal muerto, que se extiende por toda la vía hasta el poblado del Kilómetro Treinta. Ya hay paso por dicha vía; se desvió el camino frente al panteón municipal El Palmar donde el agua se llevó la carretera. En el kilómetro 22 fue rellenado el tramo carretero deslavado, sin embargo en dos tramos más se reduce a un solo carril la vía hasta el kilómetro 39 donde el paso vehicular está suspendido.
En un recorrido realizado por El Sur a las 2 de la tarde, pobladores del Kilómetro 33 decidieron bloquear la carretera, colocaron piedras, palos y una camioneta atravesada para exigir a las autoridades apoyo y dinero a los conductores que circulaban para poder pagar la demolición de una roca que quedó endeble, trabajo por el cual un cuetero les cobraría 3 mil pesos.
Martha Bolaños Castillo con una pancarta en la mano en la que se lee “ayuda una coperación para el derrumbe de una piedra”, explica que su casa y otras tres fueron destruidas por un deslave de tierra, quedando sin nada, “se cayeron las casas, estamos durmiendo con un montón de chamacos en una casa de un vecino, todo se perdió, los libros, los uniformes, los zapatos”, lamentó.
Las cuatro casas afectadas son la de doña Martha y tres de sus hijos. El cerro se desgajó, pero lograron salir, sin embargo perdieron todos sus bienes. Su hija, Yesenia Gallegos Bolaños, quedó semi enterrada con su bebé de dos meses, los vecinos y familiares la sacaron del alud de tierra en el que estaba.
“Tenemos hambre, ayúdenos nos quedamos sin casa, nos falta agua …por favor, Km 33”, se lee en otra de las pancartas que tienen los pobladores. Saben que no había paso y que por eso no les había llegado ayuda, sin embargo una vez que se puede circular por la carretera urgieron a las autoridades atención.
Las viviendas dañadas se ubicaban en el cerro a un costado de la carretera, eran de adobe, se pueden ver otras de madera y el miedo de los pobladores es la caída nuevamente de tierra o de la roca que esperan poder destruir antes de que afecte a las casas que aún están en pie.
Seis kilómetros más allá hay otro deslave, gente va y viene por un camino provisional hecho por el cerro, algunos vienen con tambos para poder llevar gasolina a la comunidad, como es el caso de los policías ciudadanos de Xaltianguis, quienes fueron junto con los pobladores los que se dieron a la tarea de limpiar la carretera, están incomunicados y ninguna autoridad oficial los ha ido a visitar para saber las condiciones en las que está el poblado, el río inundó casas y arrastró otras, tampoco pueden salir hacía Tierra Colorada, hay otro deslave que impide el paso.

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