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Llegan a la capital mil vecinos de San Vicente que huyeron del peligro de que los cerros sepultaran su comunidad

*En el pueblo de la sierra de Chilpancingo se perdieron los cultivos, el ganado y ya no había alimentos. El domingo brotó un manantial de casi ocho pulgadas, justo arriba de las casas, informan

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Después de una semana de lluvia, unos mil vecinos de San Vicente salieron por sus propios medios de su comunidad ante el latente riesgo del deslave de los cerros sobre sus casas, después de que pidieron auxilio al gobierno estatal y municipal y a los militares en Chilpancingo, sin resultados.
El lunes una comisión de vecinos llegó a Chilpancingo y el martes tomó una retroexcavadora que estaba en trabajos de limpieza en la colonia de El PRD –con todo y chofer–, para ir abriendo camino de regreso a la sierra de Omiltemi.
En el trayecto tuvieron que levantar un puente de madera que les llevó un día entero, y el miércoles por la tarde llegaron a San Vicente –uno de los llamados Pueblos Santos de la sierra de Chilpancingo–, para disponer el regreso de hombres, mujeres, niños y adultos mayores, el viernes, que prácticamente llegaron sólo con lo que traían puesto.
Alfonso Sánchez Celis reconoció que se arriesgaron demasiado al bajar con unas 25 camionetas repletas de gente, pero consideró que era más peligroso mantenerse en sus casas o en el monte, donde el frío por las noches es atroz, y de mayor riesgo para los niños.
Señaló que muchas familias –el equivalente a unas 2 mil personas–, decidieron  quedares en los cerros, donde instalaron campamentos con lonas de plástico. Ayer volvieron cinco camionetas por las personas que se habían refugiado en el poblado de Coapango.
Entrevistado en la primaria Anáhuac que opera como albergue, a cargo de una asociación civil, Pentatlón, indicó que llegaron el viernes entre 9:30 y 10 de la noche, completamente empapados y ahí les dieron asilo.
Las señoras que fueron consultadas momentos antes estimaron que llegaron entre entre las 7 y 8 de la noche, porque en realidad habían perdido la noción del tiempo porque la lluvia que comenzó el viernes, mantuvo cerrado el cielo durante muchos días, “todo estaba muy oscuro porque también se fue la luz (eléctrica)”, confirmaron.
Enfermeras de la Universidad Autónoma de Guerrero y de la Cruz Roja, ayer revisaron el estado de salud de los habitantes de San Vicente, y en general, señalaron que padecían dolores de cabeza y malestares estomacales porque tenían varios días sin comer, también estaban desnutridos y tenían infecciones en la garganta, adultos y menores.
Con la caravana de San Vicente bajó la familia de Alejandro Morales Tolentino, de la localidad de Ahuejitos, donde, a pesar de que la situación es difícil, dijo que la población decidió quedarse para proteger a sus hijos.
Añadió que con tantos derrumbes, su vivienda había quedado a unos 20 metros de una barranca, el suelo se notaba muy quebrado y prefirió bajar a pedir ayuda en la capital.
Sánchez Celis reconoció que en San Vicente “muchísima gente se quedó” a pesar de que todo está perdido; los cultivos, el ganado, las bestias de carga, los animales de corral, desde el sábado ya casi no había alimentos.
Pero el domingo brotó un manantial de casi ocho pulgadas de grosor, justo arriba del pueblo, y lo único que les quedaba esperar es un desbordamiento mayor sobre sus casas. Aclaró que alrededor se produjeron varios los derrumbes, ya sólo quedaba “un cuadrito” del poblado a salvo.
“No teníamos alternativa; no había para dónde salirse”, y el lunes la comisión, de la que Sánchez era integrante, caminó más de ocho horas a Chilpancingo, tocó puertas en el Palacio de Gobierno, en el Ayuntamiento y en la 35 Zona Militar, donde les dijeron que sí iban a ir, pero en realidad nunca acudieron.
El martes, con el respaldo de la Asamblea Popular de Guerrero (APPG) tomaron la retroexcavadora de Comisión de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria del Estado de Guerrero (CICAEG) para rescatar a sus familias, “prestada, porque la íbamos a devolver”.
Trascendió que el joven chofer de la maquinaria pesada no mostraba mucha disposición cuando se lo llevaron, pero en San Vicente fue recibido como un héroe por la población.
Sánchez Celis lamentó que ninguna autoridad haya intervenido, pero aún así pudieron atravesar el camino accidentado y un puente destrozado, con una maquinaria pesada y las camionetas llenas de personas. “Valió la pena el riesgo”, opinó.
Aclaró que el pueblo se tendrá que mover de lugar antes de la siguiente temporada de lluvias, y como ejido disponen de algunos espacios, pero van a necesitar de apoyos para construir nuevas viviendas lo antes posible.  Indicó que tienen un área de reforestación que no querían tocar, pero si es necesario, ahí podrían a el poblado; “pero no vamos a seguir ahí”.
En la escuela Anáhuac comenzaron a llegar despensas y papel higiénico para los habitantes de San Vicente, pero acordaron con el responsable del lugar respetar el orden que se había establecido para la distribución de los insumos, pues también había damnificados de las colonias de Chilpancingo.
También se les aclaró que no permitía la entrada de ningún político para tomarse la foto con ellos, “no vamos a permitir que salgan en el periódico”, dijo el responsable del albergue, quien añadió que, en todo caso, debían ir a ver cómo quedaron sus viviendas.
Adelantó que la secretaría de Desarrollo Social iría pronto a levantar el censo para que fueran considerados en la declaratoria de desastre, y el veterano luchador social, Pablo Sandoval, integrante de la APPG, los conminó a denunciar cualquier abuso  ante la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos; “no se dejen atrapar por los políticos, ustedes se merecen lo mismo que cualquier diputado, y ustedes tienen más honor y más ética que cualquiera de ellos”, dijo.

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