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Se niegan en Chilpancingo al regreso a clases por las condiciones de un plantel

*El director de la secundaria Galeana y la sociedad de padres citan para este lunes a los alumnos. Padres y maestros aseguran que no hay seguridad y los primeros afirman que les cobran 100 pesos de cooperación

Redacción

Chilpancingo

Padres de Familias y maestros de una secundaria técnica de Chilpancingo denunciaron que el director del plantel y la asociación de padres de familias citaron a clases el día de hoy, cuando la escuela no tiene condiciones para laborar, pues fue afectada por el desbordamiento de la presa Cerrito Rico y la creciente del río Huacapa.
En entrevistas por separado, pa-dres y maestros inconformes señalaron que no existen medidas de seguridad dentro y fuera de las instalaciones de la secundaria técnica 183, Hermenegildo Galeana, ubicada en la colonia Galeana, tras el colapso de la barda que resguardaba el plantel y que ayer terminaron de derribar algunos padres de familia por el peligro que representaba.
Así mismo, señalaron que la escuela sufrió afectaciones en la cancha, misma que ya presenta grietas y está socavada por la corriente del río; además, indicaron que cuatro aulas presentan la misma situación, mismas que fueron inundadas y quedaron dentro del cause del río.
La madre de familia Verónica Blanco Fierro, a nombre de los padres inconformes, subrayó que el centro educativo no tiene condiciones para recibir a los 700 alumnos que se atienden.
Además, sostuvo que el director se ha contradicho, al asegurar que técnicos del Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física y Educativa (IGIFE) y Protección Civil ya fueron a revisar las instalaciones de la escuela y autorizaron el regreso a clases, sin que hasta ayer se tuviera un documento que avale este argumento.
Denunció que la asociación de padres de familia exige el regreso a clases, con la condicionante de que la responsabilidad de lo que les pudieran pasar a los estudiantes recaería en los familiares.
Los maestros expresaron su sentir ante la falta de garantías de seguridad e integridad de los alumnos, enfatizando que fuera del aula, aun cuando los estudiantes se encuentren en las instalaciones del plantel, no se harán responsables de lo que le pudieran suceder.
Los padres inconformes exigen una valoración de todo el plantel por parte de las autoridades educativas, y saber con certeza si hay condiciones de que sus hijos asistan a la escuela.
Otra de las madres inconformes, Miriam Almazán, dijo que se está pidiendo la cantidad de 100 pesos de cooperación por parte de la asociación de padres de familia, y que si no son pagados, no les serán entregados las boletas de las calificaciones de sus hijos al término del ciclo escolar.
Comentó que el recurso será para la compra de una malla que resguarde las instalaciones del plantel, pero enfatizó que este dinero que debe de ser dado por las autoridades educativas, y no por ellos, al ser una afectación por un desastre natural.
Por su parte, el presidente de la asociación de padres de familias, Antonio Rojas Vicente, reconoció que el río se llevo la barda, “está triste el asunto”, pero que lo único que se hace es cumplir la exigencia de la mayoría de los padres de familias, los que piden el regreso a clases para hoy.
Señaló que la situación de la escuela es buena, porque no sufrió daños mayores; añadió que ellos valoraron y consensaron con otros padres que sí es viable el retorno a clases.
Dijo que a pesar de no contar con un estudio de las autoridades educativas, sobre la evaluación de los riesgos que presenta la escuela, ellos tiene la razón, “no tienen nada que checar, nosotros ya lo hicimos”.
El director de la secundaría, Servando Ríos Sánchez, suscribió la postura de la asociación de padres de familias, y añadió que el día viernes de la semana pasada fue un ingeniero del IGIFE a realizar una valoración, el cual aseguró que no había ningún riesgo para los estudiante y docentes por estar dentro del centro educativo.
Al pedirle que mostrara una copia de la documentación que certificara lo dicho, luego de las argumentaciones de los padres inconformes, dijo que no lo tenía a la mano, además no quiso proporcionar el nombre del ingeniero que fue a realizar el estudio.
Sobre el peligro que representaba tener a los alumnos y docentes, sin garantías de seguridad dentro y a las afuera del plantel, aceptó que no había las garantías suficientes, sin embargo, reiteró que no había peligro.
Sobre si se estaría desacatando la orden que dio la secretaria de Educación, Silvia Romero, en el sentido de que en las escuelas que resultaron con afectaciones no habría clases, el director  respondió que no  y que ya se trabaja en la colocación de una malla ciclónica, para evitar que los alumnos se acerquen a la zona afectada. Sobre la cooperación voluntaria de 100 pesos, que se les pide a los padres de familias, dijo que “no tengo vela en el entierro, los padres de familias son los que saben”.

Los maestros no desean regresar

Los maestros presentes en la escuela, a quienes se les citó a una reunión, donde se les dijo que a partir de hoy se tenían que presentar a laborar, señalaron que no estaban de acuerdo.
La maestra María Juárez Ramos señaló, a nombre de los maestros, que la preocupación surge porque los jóvenes son inquietos y no existe capacidad por parte del plantel para evitar que se acerquen a la zona afectada.
Dijo que la responsabilidad de lo que le pase a los alumnos “va ser de los que están exigiendo el retorno a clases”.
Expresó que hay familias que no tienen las condiciones para mandar a sus hijos a clases, porque que se encuentran en albergues, tras las afectaciones que sufrieran por las lluvias que dejó la tormenta tropical Manuel, asegurando que hay un docente que se encuentra en un albergue, porque su casa fue afectada.
Por su parte, la maestra Marlén Nava Cuevas señaló que la zona preferida de los jóvenes para irse de pinta es en los alrededores de la presa de Cerrito Rico, lo que pone en riego la integridad física de los estudiantes.
Finalmente, reprochó a los padres de familias que exigen el regreso a clases, que quieran utilizar la escuela como guardería.

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