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En Omitlán 60 casas quedaron totalmente enterradas porque la CFE no abrió a tiempo la presa La Venta

*En esa comunidad del municipio Juan R. Escudero otras 40 viviendas tienen daños y se perdieron huertas, cultivos y animales. El 15 de septiembre la crecida rompió el puente que cruzaba el río y el agua invadió el pueblo

Zacarías Cervantes

Omitlán/Juan R. Escudero

Por lo menos 60 casas de esta localidad se encuentran sepultadas con tierra y arena, mientras que otras 40 tienen daños parciales por las lluvias de la tormenta tropical Manuel que cayeron sábado, domingo y lunes.
Autoridades locales y habitantes, responsabilizaron ayer de la devastación que sufrieron a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), puesto que el personal de la paraestatal no abrió a tiempo las compuertas de la presa La Venta que se encuentra a unos 10 kilómetros, lo que represó el agua e invadió más de 500 metros dentro del pueblo y sepultó no sólo viviendas, sino huertos frutales postes de energía eléctrica, cultivos y animales de corral.
Ante esta situación, a ocho días del fenómeno natural que azotó gran parte del país pero con más fuerza en Guerrero, decenas de familias todavía se encuentran refugiadas en la cancha del pueblo que sirve de explanada de la Comisaría Municipal, y en las casas de familiares, amigos y vecinos.
La comunidad que cuenta con más de 300 habitantes, sufrió daños en más de la mitad de la población, sin embargo, no hubo pérdidas de vidas humanas, a pesar de que la devastación es evidente.
La comunidad de Omitlán está ubicado al sur de Tierra Colorada, la cabecera del municipio de Juan R. Escudero. El acceso normal comienza después del puente que cruza el río Omitlán, en la carretera Tierra Colorada- Tecoanapa.  El tiempo en llegar en vehículo es no más de 15 minutos.
Sin embargo las fuertes lluvias que arrojó la tormenta tropical Manuel derribó este puente que mantiene incomunicadas por tierra a gran parte de la Costa Chica, entre ellos los municipios de Tecoanapa, Ayutla y Florencio Villarreal que tiene su cabecera en Cruz Grande.
Desde el domingo 15 de septiembre cuando la creciente del río derribó el puente, los habitantes de Omitlán también quedaron incomunicados. Para ir a Tierra Colorada ahora tienen que desviarse hacia la comunidad de Villa Guerrero de donde llegan hasta el río y de allí cruzan en canoas o chalupas para poder llegar a la localidad. El trayecto lo hacen en no menos de una hora, sin tomar en cuenta el tiempo que tardan en esperar para que sean cruzados por el río actualmente de casi 300 metros de ancho en las pequeñas embarcaciones.
La tragedia para los habitantes de esta comunidad no es la destrucción de su carretera, o el hecho que desde el domingo 15 de septiembre no tengan energía eléctrica y, por tanto, carezcan de todos los productos necesarios para sobrevivir. Lo peor es que por lo menos cien de los aproximadamente 300 habitantes se quedaron sin casa, sin sus pertenencias, incluidos los recuerdos de familia, “que es lo que más duele”, dijo doña Sinaí Manzanares Ángel, una de las que perdió totalmente su vivienda.
“Nunca habíamos visto algo así, yo tengo 40 años viviendo aquí y jamás había pasado esto, aseguró por su parte, doña Flavia Ojendis Carranza propietaria de una de las casas que fueron azotadas primero por la fuerza del agua de la crecida del río y que ayer, a ocho días de la contingencia mayor, la vivienda construida de adobe y teja está sepultada por lodo y arena y solamente se alcanzan a ver las tejas colocadas aún sobre los morillos.
Junto a su casa está, también sepultada la casa de su madre, doña Agustina Carranza de Jesús, quien ayer no se encontraba en la localidad debido a que, deprimida por la pérdida de todo lo que tenía se enfermó y tuvo que ser trasladada a esta capital para recibir atención médica, “dicen que le dolía mucho la cabeza y que hasta fiebre tenía, yo creo que se le subió la presión”, explicó Flavia.
A pesar de la tragedia, la mayoría de los habitantes parecen resignados, posiblemente la fe les da fortaleza, pues la mayoría profesan la religión evangélica, reveló Félix Ojendis Hernández, uno de los habitantes que también perdió totalmente su casa y que ayer hizo las funciones de guía y trasladó por todas partes del pueblo a los reporteros.
El joven agradeció, incluso, a los visitantes “porque se interesen en nuestro problema” y se dijo apenado de que “vengan en estos tiempos en que no podemos ofrecerles nada”, dijo, mientras nos encaminaba por una zona cubierta de tierra y lodo, hasta que hace la aclaración: “aquí abajo (de nuestros pies) está enterrada una casa, “era la de don Luis Ojendis Carranza, estaba construida de adobe y teja”, explicó.
El camino de ahora, pasa por más de 500 metros donde pasa el río Omitlán, pero que la tarde del sábado 14 y el domingo 15 de septiembre estaba totalmente cubierta de agua, las evidencias son el lodo que todavía permanece en las copas de los altos árboles de ahuehuetes, mangos y los racimos de plátanos a ras de la arena.
La casa de la hija de doña Sinaí Manzanares, se encuentra en un montículo de aproximadamente 800 metros de altura sobre el nivel en que ayer se encontraba la corriente del río. Sin embargo la humedad todavía se percibe  metro y medio de altura sobre el nivel del piso de la casa, “hasta allí le llegó el agua”, explicó la señora, parada junto a un montón de documentos, libros, marcos con fotografías de la familia, películas y discos, entre muchas cosas que alcanzaron a sacar de la casa de su hija para escoger lo que todavía sirve.
De la suya no rescató nada, pues se encontraba en una pendiente más abajo y el agua la cubrió totalmente, “no nos dio tiempo de sacar nada, más bien no me quise arriesgar, porque mi vecina, (Yajaira Jiménez) por andar rescatando sus cosas se quebró la mano con una madera y ahora la tienen internada en Chilpancingo”, revelo.

En total, en esta comunidad según el recuento preliminar de los vecinos y del comisario municipal, Manuel Rojas y el segundo comisario Gustavo Ávila Rojas, hubo un total de 60 casas dañadas totalmente, la mayoría que se encuentran sepultadas y unas 40 más de ellas resultaron con daños parciales.
–Fue un castigo muy cruel de la naturaleza, –sentencia el reportero.
–No, fue una irresponsabilidad de los hombres –acusa don Lucio Baylón, otro de los que sufrieron la pérdida total de su casa.
Don Lucio aseguró que el personal de la CFE no abrió a tiempo las compuertas de la presa de La Venta, que se encuentra a unos 10 kilómetros río abajo y que por eso el agua se estancó e invadió el pueblo.
La acusación la reiteró el segundo comisario municipal, Gustavo Ávila Morales.
Entrevistado en la cancha del pueblo, que sirve a la vez de explanada de la comisaría municipal y que ayer todavía estaba habilitada como una bodega gigante de muebles, aparatos eléctricos, documentos, libros y todo lo de valor que alcanzaron a rescatar los vecinos de sus casas, Ávila Morales aseguró que el agua se metió al pueblo “a causa de la Comisión Federal de Electricidad que no abrió las compuertas de la presa a tiempo”.
Dijo que el personal de la paraestatal no le dio salida al agua que se estuvo acumulando desde la noche del viernes cuando comenzó a llover y que para la tarde del sábado la mañana del domingo casi la mitad del pueblo ya estaba inundado.
“Así que eso fue lo que provocó esta inundación, pues imagínese, el agua llegó hasta aquí a la cancha, lo que nunca había ocurrido, en todas las lluvias fuertes solamente llegaba en la parte de allá abajo”, dijo.
El segundo comisario aseguró que incluso el personal de la CFE no abrió las compuertas y que el agua se desbordó de la presa y rompió las compuertas, “por eso buscó salida, si no se hubiera inundado todo el pueblo”, dijo.
Gustavo Ávila dijo que por ello el comisario Manuel Rosas y los habitantes están pensando demandar a la CFE para que pague los daños, “porque ellos son los responsables de lo que sucedió en este pueblo”, dijo.

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