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Discriminan a los damnificados en el albergue de la Unidad Deportiva de la capital, denuncian

Lourdes Chávez

Chilpancingo

?En el albergue de la Unidad Deportiva en Chilpancingo, uno de los refugiados denunció trato discriminatorio en la entrega de la ropa y el calzado donado por la población para las personas que perdieron prácticamente todas sus pertenencias por las inundaciones de la tormenta Manuel en la capital.
Entre los militares responsables del albergue circuló el rumor de que la Secretaría de Salud y el DIF estatal los instruyeron para que tiraran toda la ropa y los zapatos que han llevado a regalar los vecinos, para evitar una contingencia sanitaria por contagio de enfermedades de la piel.
Sin embargo, los uniformados cuestionaron que no les dan alternativas para vestir a las familias, incluso consideraron el DIF debería llevar a un mejor lugar a los adultos mayores que padecen enfermedades crónicas.
Otra de las quejas fue que los soldados no les permiten llevar alimentos a los enfermos a las salas ni a los auditorios que sirven como dormitorios, y tienen que salir con muchas dificultades a pedir la comida al comedor de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Margarita, ama de casa y madre de cuatro niños pequeños indicó que llegó al albergue hace nueve días luego de que observó cómo la creciente de agua se llevó, primero los zapatos, los trastes de cocina, luego las puertas, paredes y techo de madera de su casa en la colonia Galeana. Aseguró que apenas pudieron salir.
Reconoció que no sabe qué va a hacer cuando las autoridades decidan cerrar el albergue, porque tampoco le han presentado una alternativa, si la van a apoyar con la renta por un tiempo y con material de construcción.
Del albergue destacó que los vecinos se encargaban de mantener limpios los dormitorios y los sanitarios, todos los días les brindan alimento, pero no hacían una distribución equitativa de la ropa y del calzado que llegaba de donaciones.
Aseguró que mientras a unas familias les permitían tomar muchas prendas, a otros los limitan, sin explicarles los motivos.
Dijo que su tía se mueve con dificultad porque sufrió una embolia, y un funcionario de Protección Civil que no pudo identificar le dijo “que se vaya aunque sea a cuidar los baños”, y los soldados no le permiten llevarle comida a los dormitorios.
Por otro lado, Martha Leticia Fernández, empleada y madre de cuatro niños dijo que ayer llegó al albergue de la Unidad Deportiva, antes estuvo con su familia en la escuela 30 de Abril de la colonia  Independencia que se abrió para recibir a los afectados por las lluvias.
Consideró que las instalaciones de la primaria fueron apropiadas porque había colchonetas, sanitarios y alimentos, pero en la escuela -en lugar de soldados-, la responsable de la organización y la administración de las donaciones y víveres era otra damnificada.
Confió en que cuando cierren este albergue las autoridades la ayuden a reubicar a las familias que viven en la parte alta de la colonia Independencia, porque determinaron que su casa ya no es habitable, “quedo básicamente en un voladero”.
Adriana, una adolescente que se preparaba para ir a clases a la escuela secundaria Técnica 81, informó que de su casa sólo rescató sus libros y su uniforme.
Reconoció que no sabe qué va a pasar cuando se retiren del albergue, pero no le gustaría volver a su casa “porque se está cayendo”. Ella también vive en la parte alta de la colonia Independencia.
Informó que sus hermanos no han regresado a clases a la primaria 30 de abril porque hasta ayer funcionó como albergue para los colonos de las zonas aledañas ya fueron trasladados a otros lugares.
Los militares indicaron que ha habido mucha movilidad entre los refugiados porque siguen llegando todos los días mientras otros se retiran, pero en promedio se atienden 600 a personas en este lugar constantemente.

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