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Ya quieren salirse de los albergues pero no tienen a dónde ir, dicen afectados

*En los refugios temporales del Centro de Convenciones y en el Polideportivo de Renacimiento, controlados por soldados y marinos, respectivamente, los damnificados se rigen bajo disciplina militar

Mariana Labastida

A 11 días de la tormenta tropical Manuel siguen llegando damnificados al albergue del Centro de Convenciones, principalmente de refugios temporales que están cerrando en diferentes colonias del puerto.
Mientras que a algunos refugiados del Polideportivo CICI Renacimiento les gustaría irse a sus viviendas pero no tienen un lugar a dónde llegar, por lo que han retomado sus actividades laborales regresando por la noche al albergue.
Los últimos en llegar al albergue del Centro de Convenciones son familias de la colonia Altos de Tamarindos, que estaban en la Secundaria número 4 en Ejido, y que fueron trasladadas debido al anuncio de reinicio de clases, alejándolos de más del lugar donde estaban sus viviendas.
Debido a la entrada y salida de personas, ayer no se tenía un número exacto de refugiados que la noche del martes sumaban 310, por lo que estimaban que fueran unos 400 debido a las familias que llegaron de Altos de Tamarindo y las del Forum Mundo Imperial.
Los que están refugiados en el alberge del Centro de Convenciones tienen que seguir las reglas que los militares les han puesto para mantener el control del lugar. El salón Teotihuacan, que fue el que se habilitó, tiene las luces a medias, no todo el día tiene el aire prendido y los niños corren en la terraza con pasto sintético.
Ahí están familias no sólo de Acapulco sino de Coyuca de Benítez y de Atoyac, de las comunidades de El Edén y El Paraíso, que fueron evacuados en los mismos días que los pobladores de La Pintada después del deslave que cubriera parte del pueblo.
De Acapulco hay habitantes de las colonias Ampliación Llano Largo, Balcones de Costa Azul, Hermenegildo Galeana, Icacos, El Coloso, Colosio, Palma Sola, Joyas del Marqués, Las Casitas del Quemado, La Ceiba, Llano Largo, Nueva Revolución, Piedra Roja, Plácido Domingo, Robles Catalán, Rubén Jaramillo, Venustiano Carranza, entre otras.
A las 7 de la mañana es hora de levantarse para los refugiados y así limpiar el área donde se encuentran, a fin de evitar con ello la proliferación de enfermedades. De 8 a 9 de la mañana es la hora del desayuno y se les dan clases de zumba a las 11 a quienes quieran asistir.
De 12 a 2 de la tarde es la hora del baño, luego la comida y después se les pide que nuevamente vuelvan a asear el lugar donde duermen. A las 7 de la noche es la cena.
Por la mañana en el albergue hay inflables para que jueguen los niños y han empezado a entrar al refugio personas a venderles chicharrones y botanas, a los cuales los militares sólo les dan acceso hasta el estacionamiento. Y hay discusiones y peleas por el reparto de la ropa que llevan.
Hay dos mujeres embarazadas, una de ellas llegó tras salir del hospital por una amenaza de aborto. En ellas se enfoca la atención del área médica por cualquier cambio que tengan.
Siguen sin agua en la red, por lo que se usan los baños temporales ubicados en el estacionamiento, donde se encuentra el tinaco instalado que es rellenado durante el día y en varias ocasiones por pipas.
“Llevamos ocho días pero yo ya me quiero ir”, dice Jenny, de 11 años, quien lleva de la mano a su hermana Lucero, de 3. Ellas son de El Quemado y en total son ocho hermanas que viven con su mamá.
La niña sabe que sus tres hermanas mayores fueron llevadas a otro albergue con una de las pequeñas, y sólo ella con dos de sus hermanas se quedaron en el refugio temporal del Polideportivo CICI Renacimiento.
Se le alegra la mirada cuando cuenta que hoy empezará a ir a clases, que será en el mismo albergue y ya se anotó para seguir con sus estudios de quinto año de primaria. Su hermana de 8 años estaba en segundo año, pero empezará a ir al grupo de primero, lo cual la desconcierta y no entiende muy bien porqué, lo que demuestra con los gestos de su cara.
Jenny quiere regresar a casa pero le han dicho que ya no tienen casa dónde regresar, así que tendrán que esperar; “tenga, se la regalo”, le dice a esta reportera ofreciendo la naranja que lleva en la mano, que fue el postre que le dieron después de comer.
Los horarios de comida están bien definitivos también en el Polideportivo, por ello todos se empiezan a formar cuando les dicen que está lista la comida. Ayer les dieron caldo de res con verduras y arroz.
Mientras unos se forman para comer, otros, como la señora María de los Ángeles, aprovecha para lavar un poco de ropa; “es que ya apestaba de estar ahí amontonada y somos nueve por eso es que ya es mucha”.
Ella está sobre un aplanado que es parte de una de las cisternas del Polideportivo y ahí habilitaron los damnificados para lavar. Hay tendederos y ropa sobre la malla que divide el área con la cancha de futbol.
María de los Ángeles vive en Paseo de La Sabana. Sólo ella, una de sus hijas y siete nietos se fueron al albergue. Su esposo, su otra hija y su hijo se quedaron en la que fuera su casa, por lo que espera regresar pronto, una vez que terminen de limpiar, porque en el refugio no puede vender bolillos, que era a lo que se dedicaba.
La Marina tiene el control del refugio del CICI Renacimiento y ha puesto normas para la convivencia, por ello la puerta de acceso permanece cerrada y se permite sólo el acceso provisional a los que visitan a familiares o van a dejar víveres; también insisten mucho con los ciudadanos en que mantengan limpio el lugar.

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