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Desean los evacuados regresar pronto a La Pintada para rescatar algo de su cosecha de café

Mariana Labastida

Empleo temporal, grupos para retomar clases y la promesa de que regresarán a su comunidad, es lo que tienen los habitantes de La Pintada a una semana de haber llegado a Acapulco evacuados de su pueblo.
Uno de los dirigentes del grupo de La Pintada, Cesáreo Moreno Ávila, dijo que tienen la urgencia de regresar para intentar rescatar los cafetales y poder obtener algo de cosecha en diciembre, cuando esté listo.
El lunes 16 septiembre, a las 3:30 de la tarde, decenas de viviendas fueron sepultadas por un alud de tierra en la comunidad de La Pintada, en la sierra de Atoyac; dos días después, el miércoles 18, llegaron los primeros pobladores desalojados de ese pueblo a Acapulco, donde fueron trasladados para atención médica y darles refugio temporal, debido a los daños causados por el paso de la tormenta tropical Manuel.
A ocho días de haber llegado a Acapulco, el grupo, que en un principio era de 360 personas y que ha ido disminuyendo porque algunos han abandonado el polideportivo CICI Renacimiento, para irse a refugiar con familiares en otros municipios, se han organizado para no estar sin hacer nada.
Las autoridades les ofrecieron empleo temporal a los mayores de edad, tanto hombres como mujeres, que empezaron el lunes, cuando solo 25 fueron trasladados a las bodegas del Ejército, donde están ayudando con los víveres y ropa.
Este miércoles el grupo de personas que se animó a ir a trabajar fue de 80; desayunan en el albergue, salen a las 9 de la mañana del albergue y regresan a las 6 de la tarde; la comida se las dan donde andan trabajando y alcanzan a llegar a la cena.
“Se está logrando que salgamos a trabajar y eso está animando a la gente”, dijo Césareo Moreno, quien es uno de los líderes de la comunidad y expone que los pobladores entienden que por el momento no pueden hacer otra cosa que permanecer en Acapulco, porque con la situación en la que quedó La Pintada “no podemos llegar y plantarnos”.
Comentó que estar en Acapulco “ha sido una situación difícil, que la vamos a ir superando poco a poco, pero tampoco estamos muy a gusto porque no es lo mismo estar aquí que estar donde tenemos nuestros lugares de trabajo”.
Poco a poco, el grupo de desalojados se ha ido organizando, y esperan que más tardar el lunes les hayan instalado las carpas que solicitaron, para que los 103 niños que tienen enlistados en nivel básico regresen a clases; y eso también permitirá saber cuantos niños están desaparecidos, debido a que han identificado que cuatro quedaron sepultados por el derrumbe.
Algunos ya están recibiendo clases y les han llevado cuadernos y libros de texto gratuitos, para que continúen con sus estudios. También a los jóvenes que cursan algún grado de la secundaría se les empezará a dar atención.
Otros, como Margarito Hernández, quien se acercó al presidente Enrique Peña Nieto a manifestarle la situación de las familias y que perdió en el deslave a su padre y hermano, cursa el tercer año de bachillerato pero decidió que se enlistará en la Marina, después del trabajo que ha realizado con ellos.
El domingo, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, visitó el albergue del polideportivo CICI Renacimiento. Ahí los pobladores le plantearon la construcción del refugio temporal, en un área antes de llegar a La Pintada; además de su urgencia por regresar a la sierra, para poder limpiar los cafetales y rescatar parte de la cosecha que tendrían que estar recolectando en diciembre y enero.
“El planteamiento del albergue temporal es para después que pasen las lluvias, a mediados de octubre, porque debemos de cosechar lo poquito que haya quedado de café”, explicó Cesáreo Moreno, “no nos queda de otra, de eso vivimos”, dice en tono de preocupación, porque sabe que reconstruir la comunidad va a ser lento pero que deben de moverse para que la gestión sea rápida, “por nosotros no vamos a parar”, enfatiza.
Al polideportivo CICI Renacimiento siguen llegando voluntarios a realizar actividades con los niños y psicólogos de diferentes instituciones a darle terapias, debido a que muchos de los pobladores de La Pintada no pueden conciliar el sueño tras la tragedia.
Los pobladores de La Pintada saben que no pueden regresar al pueblo que tenían, que el cerro quedó sentido; eso les han dicho, y el riesgo de nuevos deslaves está latente. Por ello han propuesto tres terrenos para que los reubiquen, estos están a un kilómetro de la ubicación actual de la comunidad, lugares que quieren que geólogos determinen el más adecuado para vivir.
Entre los terrenos propuestos, que son áreas de cafetales, el más grande es de 3 hectáreas. Creen que cuando regresen hayan pasado las enfermedades, así como el olor de la descomposición que les han dicho inunda la comunidad.

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