Abelardo Martín M.

El gobierno atrapado y la violencia desatada

El país vive atrapado en los temas de la seguridad. Como si antes no existiera, de un momento a otro, el gobierno federal convirtió el tema de la violencia en el eje o el centro de toda su actuación social. Acertado o equivocado, el tiempo y la historia lo juzgará con justicia, el mandato del presidente Felipe Calderón está marcado por la batalla contra el crimen organizado y el narcotráfico que ha producido, de acuerdo con las cifras más conservadoras, por lo menos 65 mil muertos en cinco años cuatro meses.
Varios estados de la república viven sumidos en el miedo, la violencia y el terror. Guerrero es ya uno de ellos junto a Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Morelos y Michoacán. Los resultados para el gobierno federal son exitosos. Se ha logrado la captura de decenas de integrantes de narcotraficantes o miembros de pandillas o grupos delincuenciales dedicados al crimen organizado. Han sido muertos o apresados varias decenas de jefes o capos.
El signo de los últimos tiempos ha sido la violencia, mientras que en la población, principalmente en los estados con mayor crisis es de miedo, inseguridad y empobrecimiento, como consecuencia de la disminución de la actividad económica, la fuga de capitales a ciudades o países con mejores garantías tanto para el capital, como para los ejecutivos y trabajadores de las empresas.
Guerrero ha visto, impotente, como cada vez está más inmerso en la violencia. Tan solo en las últimas 24 horas, al menos 26 personas fueron asesinadas de manera violenta en esa entidad, entre quienes figuran 11 policías locales que investigaban la muerte y decapitación de 10 personas, reportadas horas antes en el municipio de Teloloapan. La mañana del domingo fueron localizadas las cabezas de 10 personas, siete hombres y tres mujeres, en la colonia Mexicapan, en ese municipio de la región norte de la entidad.
La misma tarde del domingo seis policías estatales murieron y otros seis fueron heridos en una emboscada cuando buscaban a los autores de esas decapitaciones.
Sin embargo, el vocero de la Operación Guerrero Seguro (OGS) confirmó la muerte de 11 policías que fueron emboscados en las inmediaciones de la cabecera municipal de Acapetlahuaya, ubicada entre las regiones Norte y Tierra Caliente. Arturo Martínez Núñez indicó que se replanteará la estrategia de seguridad en estas zonas de la entidad, a las que comenzaron a llegar elementos del Ejército mexicano y policías federales, estatales y municipales, sin que hasta este lunes al mediodía se informara de resultados.
Resulta alentador, especialmente en términos mediáticos, que el propio ingeniero Carlos Slim Helú, presidente del grupo Carso, se haya comprometido a poner todo lo que esté a su alcance para devolver a Acapulco, especialmente, su prestigio y posición como centro turístico internacional.
Pero se percibe, en otro aspecto, que tanto el gobierno estatal que encabeza el gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, como el presidente municipal saliente Manuel Añorve, han caído en la trampa del círculo violencia-mala imagen-deterioro y no encuentran rutas de salida. Violencia genera más violencia y mala reputación, desprestigio y fracaso. Pero ellos están en la lógica que se estableció desde hace ya casi seis años desde la federación y que tanto desprestigio ha causado el país en el exterior, principalmente.
El establecimiento de prioridades de gobierno diferentes es la única salida al entrampamiento político-comunicacional que viven muchos estados y el país, en general. Si no, ahí está el ejemplo pues en otras acciones violentas registradas en Acapulco, cinco personas fueron asesinadas y una más resultó herida, entre los que destaca la muerte a balazos de dos mujeres y un hombre en Hornos Insurgentes.
Otro hombre murió y uno quedó herido en un ataque registrado en la colonia Ampliación Barranca de la Laja, y un anciano fue acribillado a balazos en un taller mecánico ubicado en la carretera federal México-Acapulco. Las autoridades reportaron cuatro detenidos.
Contra estas informaciones y estos hechos y sin que haya otros temas en la agenda política, difícilmente se encontrará el camino de la paz, la seguridad y la tranquilidad, tan necesarias para la inversión, el trabajo y el crecimiento.